En la Polonia oficialmente "atea", el 90% de la poblaci¨®n es cat¨®lica
Juan Pablo II inicia hoy su viaje a Polonia. Es la primera vez que un Papa cat¨®lico visita un pa¨ªs comunista. Toda la opini¨®n mundial est¨¢ dando gran importancia a este viaje, porque se trata, adem¨¢s, de un Papa que es polaco, que ha vivido en su carne la experiencia socialista de uno de los pa¨ªses del bloque sovi¨¦tico y porque Polonia ha sido siempre un caso at¨ªpico en las dif¨ªciles relaciones entre la Santa Sede y los pa¨ªses del Este comunista. Nuestro corresponsal en Roma, Juan Arias, en v¨ªsperas de emprender el viaje a Polonia acompa?ando a Karol Wojtyla, da una panor¨¢mica de la Iglesia cat¨®lica en el pa¨ªs natal de Juan Pablo II.
Los mayores te¨®ricos de relaciones Estado-Iglesia se han puesto en movimiento para estudiar, junto con los especialistas de problemas del Este, el significado de este viaje del papa Wojtyla a un pa¨ªs de frontera, puente entre las dos Europas.Las inc¨®gnitas de este viaje son muchas. Los observadores, hasta los m¨¢s serenos e intelectuales, est¨¢n escribiendo estos d¨ªas que los efectos de este viaje pueden ser imprevisibles: ?Puede suceder de todo?, afirman aqu¨ª en Roma. De hecho, nunca como ahora autoridades del Estado y representantes de la Iglesia polaca y del Vaticano han colaborado tan estrechamente para que este viaje del Papa a un pa¨ªs que oficialmente se declara ?ateo? y que al mismo tiempo es el m¨¢s cat¨®lico del mundo produzca s¨®lo frutos de paz, seg¨²n la bendici¨®n b¨ªblica.
Iglesia y Estado temen una reacci¨®n demasiado violenta de una masa de millones de personas que por vez primera se sienten con la libertad de manifestarse p¨²blica y masivamente. Un observador comunista que ha llegado en estos d¨ªas de Polonia y que ha vivido una de las fases de preparaci¨®n de fondo, dijo: ?Imag¨ªnese que, de repente, millones de personas empiecen a gritar en las plazas que desean cambiar el r¨¦gimen, que quieren la libertad de Occidente, que desean una total independencia.? Ante esta posibilidad tiemblan no s¨®lo las autoridades civiles en un pa¨ªs donde el partido no tiene gran fuerza popular, porque ha perdido muchos de sus ideales, porque vive una profunda crisis econ¨®mica y de valores. En realidad, Polonia es un pueblo que fundamentalmente posee dos caracter¨ªsticas: ser polaco y ser cat¨®lico. Sigue cada vez m¨¢s vivo el axioma ?un polaco, un cat¨®lico?. La Iglesia es la mayor fuerza social del pa¨ªs. Los obispos dan a entender, con un orgullo no disimulado, que tienen al 98% de la poblaci¨®n en sus manos, que bastar¨ªa una consigna de la Iglesia para movilizar millones de polacos. Pero al mismo tiempo son lo suficientemente responsables para comprender que Polonia est¨¢ dentro del bloque sovi¨¦tico, que los polacos aman la paz, que no desear¨ªan vivir una experiencia de invasi¨®n como Checoslovaquia o Hungr¨ªa.
El Papa, garant¨ªa de independencia
Evidentemente, la Iglesia espera obtener de este viaje el m¨¢ximo provecho para s¨ª misma como instituci¨®n: m¨¢s libertad. m¨¢s medios econ¨®micos, mayor peso pol¨ªtico. Y el Estado, al mismo tiempo, piensa que un Papa polaco que tiene en un pu?o al 90% de la poblaci¨®n es por s¨ª mismo una oran defensa para la independencia de Polonia: ?Ser¨¢ m¨¢s intocable? que otros pa¨ªses del bloque. De hecho. mientras no se permiti¨® nunca la entrada en Polonia de Pablo VI que a¨²n antes de morir se quej¨® de esta prohibici¨®n. al papa Wojtyla no s¨®lo se le permiti¨®, sino que el Estado est¨¢ haciendo esfuerzos que hasta el Vaticano y la iglesia polaca definen como ?extraordinarios? para que la visita sea un triunfo para Polonia.
Esto no significa que la preparaci¨®n de este viaje haya sido f¨¢cil. Al contrario, en realidad, el Gobierno hubiese preferido que el Papa, por ahora, no visitara su tierra. Hubo incluso una presi¨®n del arzobispo de Viena, cardenal Koenig, para que el Papa esperara.
Despu¨¦s explot¨® la pol¨¦mica entre el Vaticano y el Estado sobre la fecha y los motivos del viaje. El Papa quer¨ªa ir con motivo y en el aniversario del noveno centenario de San Estanislao, considerado por los polacos como el gran defensor de Polonia contra el rey que lo hizo asesinar, y por el Estado como un personaje camorrista, desobediente a las autoridades constituidas. Tambi¨¦n aqu¨ª, al parecer, el cardenal Koenig intervino, aunque Wojtyla no quiso ceder en el motivo del viaje: ya por cuatro veces, Juan Pablo II ha dicho p¨²blica y oficialmente que va a Polonia para celebrar con los cat¨®licos el aniversario de la muerte de San Estanislao, arzobispo de Cracovia, de quien ¨¦l era sucesor cuando fue elegido Papa.
En este campo son muy significativas las cartas que se intercambiaron el Papa y el presidente de Polonia, Henryk Jabloski, y que no han sido a¨²n dadas a conocer oficialmente. Son un modelo de alta diplomacia. Jablonski, despu¨¦s de haber sabido que el Papa hab¨ªa anunciado p¨²blicamente que iba a Polonia para celebrar la fiesta de San Estanislao, escribe una carta al Papa en la cual. despu¨¦s de expresar su satisfacci¨®n personal ?Y en nombre de las m¨¢ximas autoridades de la Rep¨²blica Popular de Polonia?, por la visita ?acordada en el per¨ªodo del 2 al 10 de junio? le recuerda los motivos por los cuales el Estado polaco desea esta visita: ?Estoy convencido que la visita de Vuestra Santidad en el a?o del cuarenta aniversario de la agresi¨®n hitleriana de nuestra patria, aniversario de la explosi¨®n de la segunda guerra mundial, ser¨¢ fructuoso para la actualizaci¨®n de los gloriosos ideales de la paz, de la coexistencia y de la colaboraci¨®n entre los pueblos, independientemente de sus reg¨ªmenes y de sus sistemas sociales en el esp¨ªritu del respeto del hombre.?
Patriotismo papal
Con gran tacto, el presidente de la Rep¨²blica le recuerda indirectamente cu¨¢les podr¨ªan ser los peligros de su viaje, record¨¢ndole que apenas elegido Papa hab¨ªa afirmado que desea tener su coraz¨®n en la amada Polonia, ?patria de todos los polacos?. En esta l¨ªnea le manifiesta su deseo de que el viaje ?pueda favorecer la unidad patri¨®tica de todos los polacos y reforzar la posici¨®n de Polonia en el mundo?. Le anunci¨® tambi¨¦n que se encontrar¨¢ con ¨¦l en Varsovia.
La respuesta del Papa, con fecha 8 de marzo, es otra obra de arte de la diplomacia vaticana. No nombra a San Estanislao, pero le recuerda que su misi¨®n principal es la de ser un ?pastor de la Iglesia?. Despu¨¦s a?ade que ?la causa de la paz, de la coexistencia y de la cooperaci¨®n entre las naciones y los sistemas pol¨ªticos? le son especialmente queridos, y a?ade: ?Los considero esenciales para la misi¨®n de la Iglesia de Cristo y del respeto del hombre que usted, se?or presidente, amablemente ha mencionado en su carta.? Y por lo que se refiere al peligro de romper la unidad nacional, el Papa le asegura: ?Deseo que la visita a mi tierra natal consolide la unidad interna entre mis amados compatriotas y refuerce la conciencia de la pol¨ªtica de la naci¨®n polaca en la gran familia de las naciones del mundo contempor¨¢neo.? Y al final, a?ade: ?Conf¨ªo que mi visita servir¨¢ para un desarrollo ulterior en las relaciones entre el Estado y la Iglesia, que sigue siendo una cuesti¨®n de gran importancia en Polonia.?
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