Triunfo de Caball¨¦, Carrera y Pons

Con patrocinio y presencia de Su Majestad la reina do?a Sof¨ªa se ha celebrado la gala del Festival de la Opera madrile?a a beneficio de la Asociaci¨®n Mundial de Amigos de la Infancia.Poco se puede decir a estas alturas de Montserrat Caball¨¦. Una vez m¨¢s pudimos admirar su voz, su t¨¦cnica y su personalidad. Si exceptuamos la Donna del lago, de Rossini -la comparaci¨®n consigo misma nos obliga a ser exigentes-, sin su caracter¨ªstica perfecci¨®n de mecanismo y afinaci¨®n, toda su actuaci¨®n fue magistral.

Ya en Verdi, con el Pace, pace mio Dio de la Forza, el p¨²blico se ven¨ªa abajo, pero ser¨ªa en Puccini donde nuestra soprano diera la m¨¢s alta lecci¨®n. En la Caball¨¦, por encima de su voz, de su t¨¦cnica, hasta de su musicalidad, est¨¢ su personalidad. Es m¨¢s, dir¨ªamos que es su personalidad la que la hace extraordinariamente musical. Por eso tal vez su Puccini es inolvidable y se ve arrastrado por la fuerza de su temperamento.

La actuaci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Carreras fue sencillamente asombrosa. El alabar sus calidades vocales es infravalorarlo, porque se trata de un m¨²sico de los pies a la cabeza.

Desde L'Africana y Luisa Miller al aria de La flor, de Carmen, y al Adi¨®s a la vida, su actuaci¨®n fue una asombrosa superaci¨®n.

Los dos ?grandes? un¨ªan su nombre al de Juan Pons en un gesto no de humildad (eso est¨¢ para cosas m¨¢s importantes), sino de naturalidad. Y Juan Pons correspondi¨® con una excelente actuaci¨®n en la que puso de manifiesto una muy hermosa voz de bar¨ªtono con un cierto color de tenor dram¨¢tico y una notable musicalidad.

Dejamos para el final los d¨²os de Andrea Chenier y La Boh¨¨me cantados asombrosamente por Caball¨¦ y Carreras. Acaso el O soave fanciulla constituyera el mejor momento de la formidable velada.