Amestoy y "La verdad de..."
El primer programa protagonizado por Montserrat Caball¨¦ -nueva versi¨®n de Esta es su vida, que estuvo en antena durante dos temporadas hace ahora trece a?os, con Federico Gallo y Del Arco, sobre la patente Biograf¨ªas con testimonios, del americano Ralph Edwards- devolvi¨® a la audiencia una f¨®rmula televisual genuina e imperecedera: la marcha atr¨¢s en la pel¨ªcula viva de una persona, el encuentro con su pasado en el estudio, con las c¨¢maras prontas arrancar sorpresas y emociones a la mism¨ªsima gu¨ªa de tel¨¦fonos.La verdad de... convive en la emisiones con toda una serie de proramas muy distintos, pero tambi¨¦n biogr¨¢ficos, testimoniales y que le echan mucha nostalgia al esquema, como Perfiles y A fondo, Caf¨¦ de redacci¨®n, Nombres de ayer y Nombres de hoy, Cancione de una vida o Sombras del ayer, sin tener en cuenta otras nostalgias de ficci¨®n que se aproximan, desde Tarz¨¢n en dibujos animados hast el ciclo retrospectivo de cine es pa?ol. Y esto preocupa a Alfredo Amestoy, quien de paso se nos po ne en cuesti¨®n -?dudo que yo sea el hombre m¨¢ id¨®neo para presentar y dirigir La verdad de... ?-, quien tambi¨¦n viene de lejos, desde el programa Plaza de Espa?a, que hac¨ªa en el paseo de La Habana (1962), hasta que un d¨ªa se le prohibi¨® la entrada en Prado del Rey (mayo de 1976) y adonde regres¨® con La Espa?a de los Botejara, que, para m¨¢s desconcierto, es el programa o ?el hijo? a quien m¨¢s cari?o tiene, porque ?es el que m¨¢s trabajo me llev¨® y donde tuve que echar m¨¢s polvos?.
TVE necesitaba ahora un programa como La verdad de.... aunque su ¨¦xito est¨¢ condicionado al poder de atracci¨®n que suscite el invitado y a la capacidad de involucrar al telespectador. Alfredo Amestoy. que no puede renunciar a su personalidad de actor, pone el resto: un gui¨®n para un programa en vivo, pero con los recursos del g¨¦nero dram¨¢tico, un programa que s¨®lo puede ser hecho en televisi¨®n. Pero tiene un problema: ?No hay demasiado inter¨¦s en salir por la pantalla. Si es gente de dinero, pues por el dinero. Si es gente con pasado pol¨ªtico, por el pasado. Y si son artistas, pues debe de ser porque no se les paga y est¨¢n acostumbrados a cobrar. Por lo dem¨¢s, el programa no va a ser tan suave como lo fue con Montserrat Caball¨¦. Queremos que La verdad de... no parezca un homenaje, sino que sea una revisi¨®n de la persona.?
Alfredo Amestoy quiere ser ahora menos protagonista que nunca. ?No soy cazador de ¨¦xitos, en contra de lo que pueda parecer. Este es un programa que no hace felices a nadie. Ni a los productores, ni a los redactores, ni al presentador, que es menos divo. Yo ya no soy ni siquiera maestro de ceremonias. Soy un camarero.? Despu¨¦s, ¨¦l, que siempre se ha vendido a TVE al precio lo m¨¢s alto posible, a?ade: ? Montar La verdad de... es como organizar un congresillo, con la diferencia de que aqu¨ª quien viene no cobra nada y tiene mucho que perder y nada que ganar. Por eso es tan baratito como cualquier informativo, como un Gente hoy, o tan caro como un congoreso de la IBM.? Seg¨²n Amestoy, a Prado del Rey ha llegado una primavera de programaci¨®n, la gente tiene ganas de hacer televisi¨®n, pero a ¨¦l y a su equipo de quince personas les han atropellado por anticipar la emisi¨®n al verano, en vez de programarlo para octubre. ?Y no porque el verano tenga menos audiencia. El telespectador de verano que se da un ba?o, echa la siesta y se come una paella es mucho mejor. El espectador que trabaja todo el a?o, que tiene montones de problemas, es un espectador m¨¢s cabr¨®n en cuanto al consumo de programas.?
El director y presentador del programa quiere que el personaje pase de inc¨®gnito hasta la misma hora de la emisi¨®n. Pero la oficina de prensa de TVE ha roto el pacto. Hoy, la verdad de... Jos¨¦ Manuel Lara, editor, a las 22.05 horas.
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