Sisa: la magia del estudiante
Sisa ha vuelto. Durante unos cuantos d¨ªas (5, 6, 7 y 8) las taquillas del Alcal¨¢ Palace venden llaves para una puerta de un sue?o, que est¨¢ a disposici¨®n de todos desde 150 a 300 pesetas (dependiendo de la intensidad y de la lejan¨ªa). Una puerta que se abre cada cierto tiempo para de volvernos un mundo on¨ªrico o m¨¢gico siempre cambiante y siempre igual. Es una recurrencia emocional en la cual y a pesar de los cambios aparentes reconocemos antiguas vivencias. Esta vez, Sisa viene en la forma y figura de cantante pop. Su grupo uniformado en un claro estilo Vogue (peinados, corbatas, camisas o pantalones) no rodea al cantante: se sit¨²a en un discreto segundo plano del cual emanan notas limpias y pulcras sobre las que Sisa nos canta su repertorio.La magia de l'estudiant es un elep¨¦ m¨¢s, el ¨²ltimo de Jaume Sisa. Era un poco la excusa para estos recitales en los cuales lanzaba sus canciones sencillas que ¨¦l transforma una y otra vez, como tambi¨¦n transforma otras como El cabaret gal¨¢ctico, Cualquier noche puede salir el sol, La primera comuni¨®n o tantas otras que se unen a las nuevas para mostrar sin contradicciones el camino que ha seguido el estudiante.
Porque Sisa toma lo aparentemente trivial y lo reforma hasta hacer que rebose de humor y de ternura, hasta mostrar que ese mundo on¨ªrico y m¨¢gico es el que se nos presenta todos los d¨ªas y que s¨®lo apreci¨¢bamos en esa forma intuitiva y directa cuando ¨¦ramos ni?os y ve¨ªamos detr¨¢s de la realidad los miles de misterios que el pensar l¨®gico llega, con el tiempo, a ocultar tras las palabras.
Tal vez por ello Sisa deforme tambi¨¦n las palabras para no decirlas, sino para llorarlas, re¨ªrlas o sentirlas como otros objetos que son. Pero es que las palabras tampoco llegan a su voz seg¨²n una secuencia l¨®gica, sino, una vez m¨¢s, deformadas, como si en ellas se hubieran incrustado visiones que son propias de Sisa, pero que podr¨ªan ser y son de todos. En El cabaret gal¨¢ctico los paral¨ªticos aprender¨¢n claqu¨¦ junto a frailes borrachos y alquimistas locos que fabrican nieblas y llamaradas de oro. O un d¨ªa, paseando, podemos encontrar que han cerrado la rambla, que han echado a todo el mundo y han vac¨ªado los ¨¢rboles de p¨¢jaros y flores.
Todo esto lo canta Sisa frente a sus m¨²sicos-maniqu¨ªes enfundado en un pantal¨®n blanco, una camisa blanca, zapatos, calcetines y cintur¨®n blancos, en una inquietante mezcla de ingenuidad y malicia (?por qu¨¦ han de contraponerse?). Sisa se mueve. Como un ni?o sabio, como un sabio ni?o, tiene un pie en la tierra y otro en el cielo lleno de estrellas. Y es feo, es tremendamente feo con sus cristales gordos de ciego hacia afuera, que mira hacia dentro de si mismo o de todos. Y sus movimientos de cantante pop que no es pop, sino la imagen gal¨¢ctica de una estrella (pop) que canta canciones maravillosas.
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