"La guerra contra la violencia en Nicaragua es justa"
Miguel Obando Bravo, arzobispo de Managua, pas¨® el martes unas horas por Madrid. Ven¨ªa de Roma, en donde asisti¨® a la consagraci¨®n del nuevo obispo de Estel¨ª, y de Alemania, en donde tuvo contactos con personalidades y organismos de ayuda de la Iglesia germana. Despu¨¦s de catorce d¨ªas de ausencia de Nicaragua, monse?or Obando -informado diariamente por tel¨¦fono de la situaci¨®n de su pa¨ªs- supo en Madrid de la publicaci¨®n del reciente documento de los obispos nicarag¨¹enses, que en su nombre firm¨® en Managua el vicario general. A lo largo de estos ¨²ltimos y tensos meses, Obando se ha ido haciendo cada vez m¨¢s popular en el pa¨ªs y fuera de sus fronteras. El obispo ha tenido una constante presencia mediadora no clasificable como simplemente ?diplom¨¢tica?. Medi¨® durante la toma del Palacio Nacional el pasado verano y lo hace diariamente, denunciando las arbitrariedades del Gobierno o protestando en¨¦rgicamente por las matanzas de la Guardia Nacional. En enero pasado, en el primer aniversario de la muerte del periodista Pedro Joaqu¨ªn Chamorro, su voz se alz¨® vibrante en la catedral de Managua, como un desaf¨ªo al Gobierno, que lo silencio con 38 balazos. Con monse?or Obando convers¨® Pregunta. ?Cree usted que Somoza es capaz de abandonar el poder?Respuesta. No lo creo. Si ha dicho que estar¨¢ hasta 1981, no se ir¨¢ sino por la fuerza. Le conozco bien. Es inmensa su ambici¨®n de poder. El naci¨® en el poder y se aferra a ¨¦l. Aqu¨ª no cuentan las t¨¢cticas pol¨ªticas, sino el orgullo la vanidad. Como un ni?o con un juguete. La mayor¨ªa de nosotros subestim¨® la capacidad de horror y de destrucci¨®n de este hombre y de su Guardia Nacional. Nunca pensamos que fuera capaz de arrasar ciudades enteras, como lo ha hecho y lo hemos visto. Nunca pensamos que la fiera fuera tan fiera, dice uno de mis sacerdotes.
P. ?Despu¨¦s de ?Tachito? vendr¨¢ ?Tachit¨ªn?? ?Quiere ¨¦l dejarle la herencia a su hijo?
R. Bueno, eso no se dice p¨²blicamente, pero sabemos que es lo que pretende.
P. ?Es ¨¦sta la ofensiva final? ?Cree inminente la victoria del Frente Sandinista?
R. Estamos en un momento, a mi parecer, en que las fuerzas est¨¢n muy equilibradas. Si no hay un viraje de las circunstancias importante, imprevisible, la lucha va a ser larga. Hay que tener en cuenta que los pa¨ªses capitalistas tienen mucho miedo a un cambio en Nicaragua.
P. ?Por qu¨¦ es el marxismo el que se opone a Somoza?
R. Eso dice ¨¦l. Pero entonces el pueblo nicarag¨¹ense entero ser¨ªa marxista. No, eso no es cierto. Si todo el pueblo no entra directamente en la lucha, s¨ª podemos decir que todo el pueblo est¨¢ contra ¨¦l. En el Frente Sandinista hay gente con ideolog¨ªa marxista, pero hay otros muchos que no lo son.
P. ?C¨®mo vive actualmente el pueblo nicarag¨¹ense, ¨¦se que no combate directamente?
R. En una situaci¨®n terrible. La Guardia asesina, pero ya nadie se interesa por saber qui¨¦n fue el culpable. ?Para qu¨¦? Toda justicia brilla por su ausencia. Hay en Managua un barranco que le llamamos la Cuesta del Plomo. Cada d¨ªa aparecen ah¨ª cad¨¢veres. Ya nadie pregunta. Hay gente muy desalentada. Yo detecto desaliento y desesperanza a medida que pasa el tiempo. Y hay mucha gente llena de odio contra la Guardia. Se est¨¢ acumulando mucho odio entre la poblaci¨®n. Hay ciudades enteras destruidas, pr¨¢cticamente. Multitud de desempleados que pasan ya verdadera hambre. Las medicinas... nadie puede comprarlas. La gente se cura con tacitas de hierbabuena; no hay m¨¢s. Es grave la fuga de capitales y tambi¨¦n la de cerebros.
P. ?C¨®mo ve el futuro, de no ganar el Frente?
R. Se agudizar¨ªa a¨²n m¨¢s la represi¨®n somozista. Aun cuando el Frente ganara, creo que ser¨¢ inevitable un per¨ªodo de cierta anarqu¨ªa. Tendr¨ªa que haber un Gobierno colectivo. Va a ser muy larga la reconstrucci¨®n material y moral de mi pa¨ªs.
P. ?Es la guerra de los nicarag¨¹enses una guerra justa?
R. Es muy antigua en la Iglesia la doctrina de la guerra justa. Viene desde Santo Tom¨¢s. En Medell¨ªn lo recordamos los obispos. Esta guerra es una contraviolencia. Y es justa la contraviolencia frente a una situaci¨®n de injusticia permanente, cuando se han agotado todos los medios pac¨ªficos y cuando se prev¨¦ que no se va a empeorar la situaci¨®n. Nunca se debe juzgar con la misma medida la violencia institucionalizada, la violencia de los de arriba, que esa contraviolencia, la de los de abajo. ?Qui¨¦n empez¨®? Tampoco debe juzgarse al guerrillero como a un terrorista. Vi que en Alemania les costaba entender esto a los obispos de all¨¢ y no es lo mismo, no.
P. El desprestigio de Somoza es ya universal...
R. A ¨¦l no le importa para nada... Su conciencia se ha hecho callo. No tiene sensibilidad ni siquiera ante esto. Cuando llegue a Nicaragua pienso escribirle una carta denunciando lo que la Guardia hizo estos d¨ªas a mi secretario de informaci¨®n, Bismark Carvallo, que es el que dirige la radio del arzobispado. Estando yo fuera le han tiroteado el auto, lo sacaron, lo patearon, lo golpearon a culatazos la cabeza y todav¨ªa despu¨¦s le obligaron a que pagara las balas que hab¨ªan ?gastado? en ¨¦l...
P. ?Tendr¨¢ alg¨²n efecto su carta a Somoza?
R. No, nada le conmueve. Pero el denunciarlo as¨ª, p¨²blicamente, s¨ª conmueve a la gente, y eso es m¨¢s importante. Nos queda todav¨ªa el p¨²lpito y desde ah¨ª podemos seguir dando conciencia a nuestra gente, aliento, consuelo. El pueblo sufre mucho.
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