Los emigrantes espa?oles en Francia quieren ser "una fuerza de la cultura"
?El emigrante est¨¢ harto de que se le etiquete como desgraciado en busca de un mendrugo, sin ninguna otra aspiraci¨®n. Y si nuestra generaci¨®n ha sido la sacrificada por m¨²ltiples razones, no queremos que lo sea la de nuestros hijos. El emigrante, como persona que es, tiene derecho a recibir cultura. El emigrante es fuerza de trabajo, pero tambi¨¦n debe ser fuerza de cultura.? As¨ª rezaba un p¨¢rrafo de la carta que, antes de ser dirigida a las autoridades de Madrid, fue le¨ªda en la embajada espa?ola, el pasado a?o, por los responsables de la Casa de Espa?a en Par¨ªs.
Desde que, hace ya cuatro lustros, la di¨¢spora hispana se diversific¨® por los caminos de la Europa industrializada en busca de trabajo, el centro cultural citado constituye la primera iniciativa cultural en favor de la emigraci¨®n que funciona, seg¨²n asentimiento general.Tras un a?o largo de vida, al margen del an¨¢lisis que pudiera hacerse hoy de la noci¨®n de cultura y, m¨¢s particularmente, el que corresponder¨ªa en un medio tan sui generis como el emigrante, la Casa de Espa?a en Par¨ªs es un exponente vivo de que, en efecto, los cuatro millones de espa?oles forzados al exilio para poder comer, olvidados de todos y para todo (salvo para que ingresen divisas), son mucho m¨¢s que ?un desgraciado en busca de mendrugo?. La brillantez de la ¨²ltima exposici¨®n (Nueve artistas ?naif? espa?oles) testimoniar¨ªa que algo bulle en el mundo de la emigraci¨®n, despreciado como cliente y como motor de cultura.
El director de esta Casa de Espa?a (inaugurada por los Reyes en 1976, pero que se abri¨® en enero de 1978), Vicente Valero, veintinueve a?os, funcionario del Instituto Nacional de Emigraci¨®n, ha valorado para EL PAIS algunas de las dimensiones que caracterizan el Centro Espa?ol de la Emigraci¨®n, ubicado en las inmediaciones de la embajada espa?ola, en la calle de Gentin Bauchart.
Pregunta. ?Qu¨¦ significa la Casa de Espa?a de Par¨ªs?
Respuesta. Es un centro cultural del Estado espa?ol, destinado a fomentar y propagar la cultura espa?ola y, con ello, propiciar la comunicaci¨®n y la convivencia de los espa?oles residentes en el extranjero.
P. ?Qu¨¦ ideolog¨ªa anima la Casa?
R. Aqu¨ª se sirve a todo el pueblo espa?ol. Entre los once miembros del consejo de administraci¨®n, elegido democr¨¢ticamente, hay comunistas y socialistas, porque son los que m¨¢s han trabajado en el medio emigrante.
P. ?En qu¨¦ aspectos considera m¨¢s eficaz la labor de este centro?
R. Estimo que los m¨¢s sedientos de una vida cultural aut¨®ctona son los hijos de los emigrantes, es decir, la segunda generaci¨®n. Est¨¢n enfrentados con una cultura diferente y podr¨ªa decirse que son analfabetos en dos idiomas. Se sienten rechazados por la sociedad que los acoge y a los padres se les presenta una disyuntiva dram¨¢tica: o vuelven a Espa?a (pero no hay trabajo) o esperan; as¨ª se produce el grave desarraigo cultural.
La Casa de Espa?a en Par¨ªs est¨¢ abierta gratuitamente a todos los espa?oles. Desde que se inaugur¨® acude a sus manifestaciones una media semanal de 3.000 personas (en la regi¨®n parisiense viven 150.000 emigrantes). Su eco en Par¨ªs ya ha alcanzado a los propios franceses j¨®venes que estudian espa?ol. La Casa se ha convertido tambi¨¦n en punto de referencia para los turistas espa?oles, que, a veces, no se encuentran en la llamada Ciudad Luz. La subvenci¨®n del Estado espa?ol alcanza la cifra de nueve millones de pesetas anuales para el mantenimiento del local.
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