"La literatura er¨®tica sirve para abofetear al puritanismo"
Declaraciones de Ra¨²l Ch¨¢varri, premio "Lui" de relatos
Ra¨²l Ch¨¢varri, a punto de cumplir los cincuenta a?os, cree que el premio de relatos er¨®ticos que acaba de obtener le servir¨¢ definitivamente para que la gente de las letras de este pa¨ªs le deje de considerar como cr¨ªtico de arte y empiece a pensar en ¨¦l como creador literario. No pretende tampoco ser conocido como narrador de historias er¨®ticas. El relato premiado, Solos los tres, por el que la empresa de la revista Lui le ha concedido un mill¨®n de pesetas, no es el primero de los que escribe de este car¨¢cter. El erotismo, sin embargo, ?es simplemente una f¨®rmula literaria como cualquier otra. Para m¨ª, acometerla era un reto, porque me pod¨ªa servir para darle una bofetada al puritanismo?.
?El erotismo era antes algo considerado como sat¨¢nico y terrible. As¨ª se denunciaba a Baudelaire. Ahora puede decirse que son mucho m¨¢s sat¨¢nicos y terribles personajes como los dictadores Bokassa e Idi Amin.??Cree Ra¨²l Ch¨¢varri que su narraci¨®n, tan distanciada, es lo que se llama un relato er¨®tico? ?Para m¨ª, ya digo, la literatura er¨®tica es como otra cualquiera, como la novela de aventuras. Para ejercerla s¨®lo hace falta la mayor cantidad posible de buen gusto.? Los maestros de Ch¨¢varri, en el plano del erotismo, fueron personajes de otra parte de su biograf¨ªa, el lado italiano. Cultivadores italianos del erotismo, como Guido da Verona, Bruno Corra y Dino Segre (que escrib¨ªa con el seud¨®nimo de Pitigrilli), est¨¢n en el fondo de sus caracter¨ªsticas de escritor. ?Todos ellos me ense?aron a tomar la literatura er¨®tica como un arma para la libertad, utilizando una simbolog¨ªa que conecta con la misma liberaci¨®n del cuerpo. En ese sentido, mis estancias en Am¨¦rica me aportaron much¨ªsimo, porque en aquel continente hay una manera especialmente suntuosa de mirar el cuerpo.?
Mirar el cuerpo es una base del relato premiado de Ra¨²l Ch¨¢varri. Uno de sus personajes, parte de un tri¨¢ngulo amoroso que, de alguna manera, es autobiogr¨¢fico, es un joven futbolista brasile?o. ?Ver f¨²tbol en Brasil es una cosa muy seria, muy diferente a todas las dem¨¢s pr¨¢cticas de este ejercicio deportivo. Es un ritual vital, cultural. No se olvida, a este respecto, que Brasil es un pa¨ªs que invent¨® la bossa nova, una mezcla casi imposible de samba y fox, que en el plano del arte supuso una revoluci¨®n casi tan importante como las innovaciones m¨¢s recientes de la pintura moderna.?
La historia del tr¨ªo amoroso que se cuenta en Solos los tres, afirma Ch¨¢varri, ?existi¨® en la realidad, aunque no de la misma manera. Exist¨ªa la liaison, pero no se lleg¨® a consumar, porque quiz¨¢ no est¨¢bamos tan civilizados?.
"Prohibido prohibir"
Ra¨²l Ch¨¢varri ha escrito veintiocho libros, casi todos ellos referidos a la historia del arte. Como narrador, ha escrito desde las m¨¢s diversas perspectivas: la homosexual, la heterosexual, la bisexual, desde el punto de vista de la mujer y es e el ¨¢ngulo de la lesbiana. ?Mi obsesi¨®n es la libertad. Para m¨ª, entrar en el tema del sexo es buscar un m¨¦todo para acabar con todos los tab¨²es espirituales existentes y que hallan en ese campo, en nuestra sociedad, un terreno abonado. Los tab¨²es son la muerte. No hay peor palabra que el t¨¦rmino prohibido. Sobre mi mesa de trabajo siempre ha habido un letrero: Prohibido prohibir.?El se?or Ch¨¢varri habla atropelladamente, como recordando un c¨®digo de ideas que ha ido acumulando a lo largo de las horas de silencio que preceden a la conversaci¨®n. Aun as¨ª, dice ¨¦l, cuando se pone a escribir, la suya resulta ?una literatura reflexiva, en la que juega una parte importante la influencia de Marcel Proust, que es para m¨ª un maestro de la libertad, de la existencia y del detalle narrativo ?.
La obra er¨®tica de Ra¨²l Ch¨¢varri se extiende al teatro. Tiene in¨¦dito un drama reciente, Goya, desde los infiernos, que no se representa, dice ¨¦l, porque precisar¨ªa un gran n¨²mero de actores. ?Para m¨ª, el teatro es Piscator, Weiss, el gran espect¨¢culo. No puedo ce?irme a las necesidades que suelen imponer las compa?¨ªas espa?olas, en funci¨®n muchas veces de razones econ¨®micas o del capricho de los empresarios.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.