La Universidad Internacional de Santander
A finales de 1933 publiqu¨¦ en El Sol un largo art¨ªculo titulado Verano s¨ªmbolo, a prop¨®sito de este suceso hist¨®rico: en el palacio de la Magdalena, de Santander, se hab¨ªa inaugurado y hab¨ªa funcionado durante el est¨ªo de aquel a?o la mejor Universidad de Europa, internacional y veraniega. Creada por Fernando de los R¨ªos, ministro de Instrucci¨®n P¨²blica de la Rep¨²blica, estaba colocada bajo el patronato de maestros como Men¨¦ndez Pidal, Unamuno, Gonz¨¢lez Quijano, S¨¢nchez Albornoz, Ortega y Gasset y Pi y Su?er. El eco que suscitan esos nombres da idea del alcance de aquella universidad espa?ola, asombro de cuantos maestros vinieron del exterior.Entre m¨¢s de veinte maestros extranjeros que dispensaron ense?anzas y convivieron con los maestros y alumnos espa?oles hubo once o doce premios Nobel que se fueron de Espa?a impresionados por el clima que hab¨ªan vivido. Versaron los cursos sobre La t¨¦cnica, su esencia y sus problemas (all¨ª el famoso libro de Ortega: Qu¨¦ es la t¨¦cnica; con ¨¦l Xirau, Gonz¨¢lez Quijano, Reparaz y Mira); sobre las Categor¨ªas filos¨®ficas (Zubiri, Cabrera y Garc¨ªa Morente); sobre La Espa?a del siglo XVI (Am¨¦rico Castro, G¨®mez Moreno, Bataillon, De los R¨ªos, Hamilton, Aguilar, Vossler, Ots. Barcia, Men¨¦ndez Pidal); El hombre diluvial y su arte (Obermaier); el Estado actual (Pedroso, Recasens Siches, Luna, Laski); Ciencias econ¨®micas (Marschak, Flores de Lemus, Terradas, Vi?uales); El transformismo en biolog¨ªa (Robaud, Comas, Zulueta, Alvarado); La materia y las radiaciones (Blas Cabrera, Catal¨¢n, Palacios); Hormonas, vitaminas y fermentos (Fern¨¢ndez, B¨¹rger, Willst?tter, Windaus); Medicina (Roger, Pi y Su?er, Tannhauser, Ba?uelos, Jim¨¦nez D¨ªaz, Mara?¨®n, R¨ªo Hortega, De la Villa, Aschoff y Pende), con clases te¨®ricas y pr¨¢cticas complet¨ªsimas en la Casa de Salud Valdecilla. Y los cursos sobre civilizaciones y lenguas francesa (Seznek, Guinnard, Sarrailh), italiana (Ezio Levi), inglesa (White, De Salis) y alemana (Von der Leyen, Saclis, Schramm). Resultaba encantador ver a los alumnos pasear por los jardines arropando a profesores se?eros: Unamuno, Von Haber, Ortega y Gasset, Von Euler y al entonces jovenc¨ªsimo Zubiri, cuyo primer seminario de Santander hizo impactos profundos en el estudiantado espa?ol.
El curso de lengua, cultura y vida espa?ola para extranjeros fue desarrollado por D¨¢maso Alonso (Problemas gramaticales), Navarro Tom¨¢s (Fon¨¦tica), Gerardo Diego (Historia literaria hasta el siglo XX), Jorge Guill¨¦n (Literatura contempor¨¢nea), Ortiz de la Torre (Historia del arte) y Aguilera (Vida y costumbres de Espa?a), etc¨¦tera, con un m¨ªnimo de diez lecciones, aunque D¨¢maso Alonso y Navarro Tom¨¢s dieron por propio ofrecimiento veinte cada uno.
Sumando el total de lecciones magistrales que se impartieron de julio a septiembre se alcanz¨® la cifra de trescientas; ello sin contar otras tantas de medicina en Valdecilla y las diez horas semanales de cultura hisp¨¢nica para for¨¢neos, con conciertos de m¨²sica, canciones y danzas espa?olas, exposiciones de pintura contempor¨¢nea, concursos deportivos y cuatro representaciones del Teatro Universitario La Barraca, bajo la direcci¨®n cautivadora de Federico Garc¨ªa Lorca, y el primer recital teatralizado de Las tierras de Alvargonz¨¢lez, de A. Machado. Se hicieron excursiones a las cuevas de Altamira y Santillana del Mar.
La Universidad de Santander sufri¨® un descenso vertical despu¨¦s de la guerra civil, sobre todo en los primeros decenios del franquismo, porque muchos maestros espa?oles estaban exiliados y tanto los profesores presentes como los alumnos fueron seleccionados, eliminando a los desafectos al r¨¦gimen y prohibi¨¦ndose incluso desarrollar materias que pudieran dar margen a la m¨¢s m¨ªnima duda sobre el sistema pol¨ªtico imperante o evasiones por los campos de la libertad pol¨ªtica, de la democracia o del laicismo. Ultimamente se ha ido rehaciendo con celeridad.
En los primeros d¨ªas de julio pr¨®ximo se cumplir¨¢n 46 a?os de la inauguraci¨®n de la Universidad Internacional de Santander. Pero la obra sigue llam¨¢ndose ahora Universidad Men¨¦ndez y Pelayo; pienso que deber¨ªa llevar el nombre de Fernando de los R¨ªos, pues Men¨¦ndez y Pelayo ya da relieve a otros centros culturales de Santander. Esta Universidad constituye el estandarte de un m¨¦todo de ense?anza abierto a todas las ideas y a todas las culturas y sirve como remembranza de un ministro a quien seguimos rindiendo homenaje de gratitud cuantos contribuimos a la convocatoria primera y cuantos siguen asistiendo, como profesores o alumnos, a aquellas aulas. En 1948 almorc¨¦ con don Fernando en Nueva York y no puedo olvidar los ojos sonrientes y lacrimosos con que me mir¨® cuando le record¨¦ su Universidad. Juan Ram¨®n Jim¨¦nez escribi¨® de ¨¦l: ?... Este Fernando de los R¨ªos de la efusi¨®n y la sonrisa...?
Aquella Universidad naci¨® y prosper¨® gracias a la inconmesurable labor de Pedro Salinas; por ella derram¨® inteligencia, alma, correcci¨®n y elegancia espiritual. Recuerdo que, por entonces, acababan de ser publicados sus poemas Amor en vilo en la revista Los cuatro vientos. Por dos veces, y a petici¨®n de amigos suyos, ley¨® en su despacho privado poemas in¨¦ditos que, en diciembre del mismo a?o, aparecieron en La voz a ti debida. Asist¨ª a la segunda de sus lecturas; all¨ª estaba Garc¨ªa Lorca, Guill¨¦n, Gerardo Diego, D¨¢maso Alonso, etc¨¦tera. Con qu¨¦ abierta y pulcra risa reaccion¨® Salinas cuando Federico Garc¨ªa Lorca le dijo: ?Pedro; eso es much¨ªsimo m¨¢s que poes¨ªa; nos has quitado la respiraci¨®n.?
Destino en el tiempo
Algunos de los j¨®venes becarios de 1933 son hoy personalidades de relieve en las universidades espa?olas y en las extranjeras, internacionalmente conocidos. Afortunadamente, el rector actual de la entidad, Francisco Indurain, fue becario en aquella fecha; durante el resto del a?o es catedr¨¢tico de la Universidad Complutense de Madrid; los profesores P¨¦rez Villanueva, Velayos Hermida (hoy, f¨ªsico extraordinario; en 1933, gran tenista) y otros cuya relaci¨®n silencio por temor a omisiones, ostentan por doquiera que van el esp¨ªritu liberal adquirido en el primer curso de Santander. Bastantes han quedado en el camino, v¨ªctimas de los vientos belicosos, pol¨ªticos y sociales; sufrieron persecuciones dictatoriales concretas o exilios prolongados. El fundador y el primer secretario han fallecido lejos de su patria, dejando estelas de sus pasos. De los maestros espa?oles de aquel a?o viven S¨¢nchez Albornoz, Rubio, Orbaneja, Zubiri, D¨¢maso Alonso, Jorge Guill¨¦n, Gerardo Diego, exhalando sabidur¨ªa y dignidad.
Los que pudimos vivir el climax de aquella instituci¨®n en aquel primer a?o conservamos memoria fresca de aquel ?verano s¨ªmbolo?, cuyo ejemplo, de 1933, me he permitido exponer a tantos organizadores de universidades como por nuestro mundo pululan.
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