"Rosaura a las diez"
Ma?ana, domingo, se emite por el primer programa Rosaura a las diez, de Marco Denevi, para la serie Escrito en Am¨¦rica. Su duraci¨®n es de setenta y cinco minutos, est¨¢ rodada en 16 mil¨ªmetros, en color y con sonido directo. Josefina Molina, autora de esta versi¨®n, es una de las pocas mujeres espa?olas directoras de cine y realizadoras de televisi¨®n con una videofilmograf¨ªa de cuarenta obras, entre las que destaca El camino, adaptaci¨®n en 150 minutos de la obra de Miguel Delibes para el espacio Novela, una de las mejores adaptaciones en la historia de televisi¨®n y que mereci¨® el premio a la mejor direcci¨®n en el XV Festival Internacional de Televisi¨®n, celebrado en Praga en junio de 1978.Josefina Molina explica hoy, personalmente, sus impresiones sobre la obra y sobre el trabajo profesional de TVE. ?Al escribir el gui¨®n para televisi¨®n, el primer problema que se me planteaba era la localizaci¨®n y ambientaci¨®n en espacio y tiempo. Se trata de una novela escrita en Argentina, pero realizada para la televisi¨®n en Espa?a y por equipo espa?ol. Es obvio que era preciso encontrar un equilibrio. Decid¨ª, pues, extraer todo lo que de universal e intemporal pudiera contener el relato de Denevi: el sistema de espejos que contiene toda relaci¨®n humana, el cruce de intereses personales en la interpretaci¨®n de los hechos, el que nada es verdad ni es mentira, sino del color del cristal con que se mira"; el desconocimiento de nosotros mismos y la imposici¨®n a la ligera, por la sociedad, del rol a desempe?ar. Todo ello he intentado ilustrarlo con Rosaura a las diez, cuya peripecia puede ocurrir en cualquier lugar y en cualquier tiempo, a sabiendas de que no hay nada nuevo bajo el sol.
Rosaura a las diez es un programa de televisi¨®n producido con un coste que no excede los siete millones de pesetas, en un af¨¢n de demostrar con hechos, dentro y fuera de RTVE, que no es preciso gastar cantidades exageradas de millones para obtener productos de m¨¢s de una hora de duraci¨®n dignos y no exentos de calidad. En este caso la calidad recae fundamentalmente en la interpretaci¨®n. Todo consiste en el planteamiento del tem a y, sobre todo, del gui¨®n con cierta responsabilidad. No somos un pa¨ªs rico y el despilfarro no es el camino para salir de la miseria.
La labor del equipo t¨¦cnico de una pel¨ªcula frecuentemente pasa desapercibida para el espectador medio; en ello reside, precisamente, su mejor cualidad. No obstante, me gustar¨ªa destacar la labor del equipo de RTVE que ha intervenido en el rodaje, montaje y sonorizaci¨®n de Rosaura a las diez. Pertenece a ese conjunto de profesionales creativos que RTVE tiene en su plantilla sin que nadie destaque sus trabajos; por el contrario, muchas veces caen en la fosa com¨²n del vituperio contra nuestra televisi¨®n sin que tengan arte ni parte en su ca¨®tica situaci¨®n, en la que ellos mismos se encuentran pesarosos e impotentes. Y digo esto porque quiero creer que en este pa¨ªs ha llegado la hora de matizar, de valorar el talento y la seriedad, aunque est¨¦ callada, m¨¢s que las incoherencias vocingleras que pasan por generalidades y s¨®lo ocultan ignorancia.
He visto entre los intelectuales de este pa¨ªs mucho desprecio hacia la televisi¨®n.No s¨®lo no comparto este desprecio, sino que jam¨¢s he considerado la televisi¨®n como un medio f¨¢cil que me permitiera la subsistencia econ¨®mica a costa del contribuyente, y por ello he tenido que sufrir humillaciones, como muchos de mis compa?eros que piensan como yo. Creo que la televisi¨®n es el medio de expresi¨®n art¨ªstica y, por consecuencia, humana m¨¢s importante de nuestro tiempo y sobre todo del futuro.
El director-realizador de televisi¨®n tiene un compromiso muy marcado con los espectadores, un compromiso social y, tambi¨¦n, consigo mismo, un compromiso ¨¦tico. Pero tambi¨¦n tienen los espectadores un compromiso social y ¨¦tico hacia la televisi¨®n que pagan. A veces me pregunto qu¨¦ siente el espa?ol cuando en las revistas y diarios se habla de la corrupci¨®n existente en nuestra televisi¨®n. Su pasividad, su admitirlo como un hecho imposible de modificar me espanta. Oigo siempre hablar a los cr¨ªticos de los mismos nombres. Eso s¨ª, para vituperarlos porque lo hacen mal, pero hay otros nombres en televisi¨®n, y a muchos nos gustar¨ªa que esos cr¨ªticos analizasen seriamente aquellos programas, por escondidos que est¨¦n en el horario, que intentan dar otro car¨¢cter a RTVE; analizar otras conductas que revelan la existencia de un n¨²mero crecido de profesionales conscientes de que la televisi¨®n pertenece a la sociedad que la paga, y en ella ha de revertir; en su beneficio cultural y recreativo. Todo esto, al mismo tiempo, crear¨ªa en la gran masa de espectadores un nuevo prisma para contemplar la realidad, poniendo el dedo en la llaga de todos aquellos problemas que puede arreglar con s¨®lo ser consciente de ellos. Todos sabemos que nuestro pueblo necesita urgentemente un mayor desarrollo de su gusto est¨¦tico y de su inter¨¦s por la vida -m¨¢s que por la muerte- y por el arte. ?
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