Ante un desaf¨ªo hist¨®rico
Secretario general del Partido del Trabajo de Espa?a
En estos d¨ªas se celebra el Congreso Federal Extraordinario del Partido del Trabajo de Espa?a. Obviamente, este Congreso se convoca para aprobar la unificaci¨®n con la ORT, las bases ideol¨®gicas, pol¨ªticas y organizativas de dicha unificaci¨®n y para elegir democr¨¢ticamente a los que han de formar parte de la direcci¨®n del nuevo partido. Este Congreso va a ser tambi¨¦n un ejercicio de reflexi¨®n pol¨ªtica colectiva: un balance cr¨ªtico de nuestra actividad desde el ¨²ltimo congreso, que nos permita extraer algunas ense?anzas. Pero un partido joven y naciente, con voluntad de cambio y renovaci¨®n, no puede centrarse en mirar hacia el pasado. Por eso estoy convencido de que la reflexi¨®n girar¨¢ principalmente en torno al desaf¨ªo hist¨®rico que tendr¨¢ ante s¨ª el nuevo partido unificado, desaf¨ªo que se proyecta en diversos planos:
1. Afrontar la transformaci¨®n socialista de la sociedad en un pa¨ªs cuyo panorama es bien distinto del de la URSS de 1917 o del de China de 1940, donde el 95% de la poblaci¨®n eran obreros con una vida p¨¦sima y campesinos que no ten¨ªan para comer en su mayor parte, masas desamparadas en suma, y no una sociedad donde el televisor y el electrodom¨¦stico son de uso com¨²n. En un pa¨ªs de capitalismo desarrollado, donde la clase obrera tiene sectores sometidos a diferentes condiciones materiales y de vida. Desde unos con rentas suficientes para mantener un alto consumo de bienes duraderos, hasta otros con salarios muy bajos y una masa creciente de trabajadores en paro. Desde los mineros y jornaleros agr¨ªcolas (con muy duras condiciones de trabajo), obreros industriales, hasta la gran masa de empleados, funcionarios, t¨¦cnicos y profesionales.
La cuesti¨®n fundamental de este desaf¨ªo consiste en que hasta ahora las fuerzas obreras que han teorizado sobre el tema lo han hecho como coartada para abandonar sus convicciones revolucionarias, para renunciar a la revoluci¨®n socialista. Hay, por tanto, que resolver un problema sobre el que existen pocos antecedentes, ya que no se trata, como algunos lo ven, de llegar al Gobierno sin cambiar la sociedad, es decir, a gobernar en nombre del gran capital con palabrer¨ªa socializante, sino exactamente lo contrario: acceder al Gobierno a consecuencia de haber introducido cambios profundos en la sociedad y gobernar en favor de los trabajadores y de los pueblos.
2. Desaf¨ªo hist¨®rico por cuanto esa sociedad desarrollada se encuentra sumida en una profunda crisis, que no s¨®lo es econ¨®mica, sino tambi¨¦n pol¨ªtica e incluso moral, ya que la mayor¨ªa de los valores sobre los que se asentaba el capitalismo de la ¨²ltima ¨¦poca (educaci¨®n, familia, principio de autoridad, sentido religioso tradicional... ) est¨¢n hoy en bancarrota. Una sociedad donde el paro en grandes magnitudes se est¨¢ incorporando como un factor permanente de la misma, en crecimiento continuo y que reclama soluciones de urgencia y a la vez transformaciones profundas. Un poder que, so pretexto de erradicar el terrorismo, est¨¢ incorporando en todo Occidente claros elementos autoritarios (Estado policiaco ... ) que reclama una actitud resuelta en defensa de la democracia.
Un momento hist¨®rico en que se manifiestan fen¨®menos relativamente nuevos, como la eclosi¨®n del nacionalismo, que, desde mi punto de vista, es una respuesta progresista de autodefensa de los pueblos frente a la centralizaci¨®n y concentraci¨®n del capital, que aleja los centros de decisi¨®n de las comunidades naturales e impone modelos de consumo y de vida extra?os a las mismas. Una ¨¦poca, asimismo, en que se desarrollan los movimientos ecologistas, cada vez m¨¢s amplios, como respuesta necesaria a las exigencias de revalorizaci¨®n del capita , que ponen en cuesti¨®n la propia sobrevivencia, al atentar contra los l¨ªmites f¨ªsicos del planeta en que vivimos y convierten a los individuos en m¨¢quinas, en ruptura con su propio entorno y la naturaleza.
3. Desaf¨ªo hist¨®rico por cuanto -constatando que una parte sensible de los pa¨ªses que hicieron la revoluci¨®n socialista han ido degenerando hasta convertirse, de hecho, en un capitalismo bajo nuevas formas- nos movemos en unas condiciones donde en sectores del pensamiento tradicionalmente progresistas reina una apat¨ªa, desilusi¨®n y apartidismo que raya en el apoliticismo. Recuperar ese deterioro no puede hacerse limit¨¢ndose a achacar dichos fen¨®menos a la propaganda reaccionaria de la burgues¨ªa y teniendo miedo de ser acusado de coludirse con ella. Una situaci¨®n tal reclama una investigaci¨®n seria y descarnadamente cr¨ªtica de c¨®mo se ha enfocado el per¨ªodo de transici¨®n en numerosos pa¨ªses y de las teor¨ªas que lo han sustentado, En definitiva, entender el marxismo-leninismo no como una religi¨®n, sino corno una teor¨ªa cient¨ªfica que como tal exige un desarrollo continuo en base al estudio cr¨ªtico y autocr¨ªtico de todas las experiencias pr¨¢cticas, y como arma para dar soluci¨®n a los problemas que se plantean en cada tiempo hist¨®rico.
Este es, en esencia, desde mi punto de vista, el desaf¨ªo hist¨®rico que se presenta ante el partido unificado. Estoy convencido de que el Congreso Federal Extraordinario del Partido del Trabajo servir¨¢ tambi¨¦n para ampliar la toma de conciencia en torno a este reto. Pienso que el nuevo partido tiene que plantearse con mucha seriedad un profundo debate, no en torno a las posiciones mantenidas por uno y otro en el pasado, sino para dar respuesta a todos esos interrogantes que nos plantea nuestro tiempo. Con toda seguridad, el partido unificado afrontar¨¢ con rigor y decisi¨®n esa responsabilidad, desempe?ando un importante papel en la conquista de una sociedad m¨¢s solidaria, democr¨¢tica y justa: la sociedad socialista.
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