Beguin: "Un Estado palestino supondr¨ªa una base sovi¨¦tica en Oriente Pr¨®ximo
?Estoy dispuesto a ir a Damasco a hablar de paz con Siria, pero no permitiremos que sus aviones traten de interceptar a los nuestros.? Menahem Begin, 66 a?os, premio Nobel de la Paz, primer ministro del Gobierno de Israel por la coalici¨®n Likud, se expres¨® as¨ª en una entrevista concedida al director de EL PAIS en Jerusal¨¦n. En la conversaci¨®n, que se celebr¨® sin cuestionario previo, Begin se someti¨® a cuantas preguntas quisieron hac¨¦rsele, pero se mostr¨® evasivo en lo que se refer¨ªa a la situaci¨®n pol¨ªtica interna de su pa¨ªs. Veinticuatro horas antes hab¨ªa pedido a los representantes de la Agencia Jud¨ªa Mundial, reunidos en Jerusal¨¦n, que los jud¨ªos de la di¨¢spora se abstuvieran de hablar de un eventual adelantamiento de elecciones en Israel o del problema de los asentamientos. La creciente tasa de inflaci¨®n, que algunos suponen puede superar el 60% u 80%, coincide hoy con una baja de popularidad de Begin en todos los polls de opini¨®n y el reclamo de diversos sectores para anticipar las elecciones generales -a Begin le restan dos a?os de mandato-. Por otra parte, la discusi¨®n abierta sobre la oportunidad de un nuevo asentamiento jud¨ªo cerca de la ciudad ¨¢rabe de Nablus, en la Cisjordania ocupada, ha suscitado viva pol¨¦mica en Israel.El secretario general del Partido Laborista y h¨¦roe del Ej¨¦rcito, general Barlev, ha testificado ante los tribunales la improcedencia de dicho asentamiento, negando los motivos de seguridad que para ello aduc¨ªa el Gobierno. La pol¨ªtica de asentamientos ha sido repetidas veces criticada por el Gobierno de Estados Unidos como un obst¨¢culo para el progreso de la paz en la zona. Estos problemas, as¨ª como las dificultades en el transcurso de las negociaciones con Egipto -en el momento de celebrar la entrevista los ministros de El Cairo estaban en Israel para la apertura de una ronda de conversaciones-, fueron el principal objeto del di¨¢logo. En ¨¦l, Begin se mostr¨® extraordinariamente cordial y distendido, y parec¨ªa mantenerse en buena forma f¨ªsica, pese a su cr¨®nico padecimiento card¨ªaco.
Pregunta. ?Cu¨¢l es el estado actual de las conversaciones de paz con Egipto? ?Se llegar¨¢ a un acuerdo en los plazos convenidos?
Respuesta. Hay, por el momento, grandes diferencias entre las posiciones egipcias y jud¨ªas. Los egipcios quieren comenzar por una declaraci¨®n de principios, y nosotros pensamos que eso ya se hizo en Camp David, y que no necesitamos m¨¢s declaraciones de ese g¨¦nero. Lo importante ahora es negociar las cuestiones de la autonom¨ªa de los territorios ocupados: c¨®mo introducirla, progresivamente, de qu¨¦ forma instrumentar sus demandas de autogobiern¨®, determinar qui¨¦n tendr¨¢ derecho al voto, cu¨¢l ser¨¢ la estructura del Parlamento, etc¨¦tera. Por supuesto, la autonom¨ªa no puede ser aprobada s¨ª los palestinos no quieren, pero yo tengo gran confianza en que se pueden hacer progresos. En los acuerdos de Camp David se estableci¨® que Israel, Egipto, Jordania y los palestinos deb¨ªan negociar. Jordania no quiere, los palestinos no aparecen, ?por qu¨¦ no hemos de dialogar con Egipto? El hacerlo as¨ª es, cuando menos, una .prueba de nuestra buena fe.
El 5 de julio comenzar¨¢ una reuni¨®n en Alejandr¨ªa para discutir los matices y las variantes del acuerdo de Camp David. El 10 de julio yo ir¨¦ all¨ª para entrevistarme personalmente, una vez m¨¢s, con Sadat. Espero tener conversaciones durante un d¨ªa o d¨ªa y medio, y estoy convencido de que podremos hacer progresos. La experiencia en ocasiones anteriores es que siempre hemos llegado a alg¨²n acuerdo. ?Por qu¨¦ no ahora? Yo estoy muy esperanzado al respecto.
P. ?No teme que el reciente derribo de aviones sirios por aparatos israel¨ªes suponga un serio obst¨¢culo en dichas negociaciones?
R. No creo que esta cuesti¨®n tenga que interferirse necesariamente en las conversaciones, pese a la declaraci¨®n hecha por Egipto. Egipto debe comprender que esta es una cuesti¨®n de nuestra autodefensa. En L¨ªbano hay 14.000 terroristas de la OLP con sofisticado material sovi¨¦tico. ?Usted sabe lo que son las katiuskas? Es un arma de artiller¨ªa con diecis¨¦is proyectiles que se disparan a la vez, un arma mortal que los terroristas est¨¢ utilizando para destruir a cada ni?o y cada mujer de Israel. Quieren matar a jud¨ªos simplemente porque son jud¨ªos... Cuando enviamos aviones contra las bases de la OLP, lo ¨²nico que hacemos es prevenimos de sus ataques, defendernos de ellos. Por eso les atacamos, y les seguiremos atacando.
P. ?Qu¨¦ papeljuega Siria en este conflicto?
R. Bueno, parece que los sirios dieron la orden de derribar nuestros aviones, y entonces nosotros acabamos con cinco o seis de ellos. Nunca antes los sirios hab¨ªan intervenido.
P. ?Y no teme una escalada b¨¦lica con este pa¨ªs?
R. Nosotros queremos hacer la paz con Siria, lo deseamos sinceramente. Yo estoy preparado para ir a Damasco si es preciso. Pero Siria debe entender que no puede atacar nuestros aviones. Los terroristas de la OLP no llevan a cabo una guerra de liberaci¨®n, no es verdad eso, y nosotros tenemos el derecho de defendernos. Si Siria no quiere la paz, al menos no debe interferirse en nuestras acciones. De otro modo, sus aviones seguir¨¢n cayendo al suelo.
P. ?Tanta confianza tiene usted en los pilotos israel¨ªes? Aseguran que usted dijo que son los mejores del mundo.
R. Yo no digo que sean los mejores, sino que no conozco otros mejores que ellos.
P. Sin embargo, ustedes intervinieron en la guerra civil de L¨ªbano.
R. En L¨ªbano lo que hemos hecho ha sido prestar ayuda a la comunidad cristiana, que de otra manera hubiera sido aniquilada. Sin el apoyo de Israel, loscr¨ªstianos de L¨ªbano hubieran sido expulsados de sus hogares y exterminados. Occidente deber¨ªa haber comprendido el problema, ero nadie quiso comprometerse. Francia no lo hizo, tampoco Europa, s¨®lo el Estado de Israel.
P. Su pol¨ªtica de asentamientos jud¨ªos en la zona de administraci¨®n militar est¨¢ siendo seriamente criticada. ?Piensa usted seguir con ella adelante?
R. Cualquiera que conozca un poco nuestro pa¨ªs habr¨¢ visto que desde las monta?as de la Cisjordania y el Gol¨¢n se domina f¨¢cilmente todo el territorio de Israel. Son motivos de seguridad los que nos llevan a mantener los territorios ocupados y lo que hace que nos opongamos a la creaci¨®n de un Estado palestino. Nosotros queremos dar autonom¨ªa real a la Cisjordania -lo que se conoce como orilla occidental y que conforman Samaria y Judea-, pero pretendemos que all¨ª vivan juntos jud¨ªos y ¨¢rabes. Si s¨®lo hubiera ¨¢rabes en la autonom¨ªa seria tanto como consagrar la existencia, antes o despu¨¦s, de ese Estado palestino. Los palestinos son, en realidad, agentes de Mosc¨², tenemos pruebas de ello. Aqu¨ª est¨¢ este documento, que es un certificado del entrenamiento de un terrorista con el Ej¨¦rcito sovi¨¦tico. No me cabe ninguna duda de que la existencia de un Estado palestino supondr¨ªa de inmediato la de una base sovi¨¦tica. Y ya ha visto usted lo que los rusos han hecho en dos a?os. Han ganado en Angola, Mozambique, Etiop¨ªa, Afganist¨¢n, Yemen del Sur y Vietnam. ?Qu¨¦ no har¨ªan con una base en el coraz¨®n de Oriente Pr¨®ximo?
P. Pasemos a los temas intemos. ?Es la inflaci¨®n su preocupaci¨®n prioritaria? ?Qu¨¦ est¨¢ haciendo su Gobierno para reducirla?
R. S¨ª, efectivamente la inflaci¨®n es una preocupaci¨®n grave y tenemos que luchar contra ella. Por otro lado, este es un fen¨®meno mundial y me temo que resulta bastante inevitable. Ahora bien, tenemos otros problemas econ¨®micos de inmediata atenci¨®n, especialmente un enorme d¨¦ficit de viviendas. Necesitamos construir en los pr¨®ximos dos a?os de 30.000 a 40.000 casas nuevas. Estamos dispuestos a un esfuerzo extraordinario en este terreno. Y as¨ª se lo he dicho al ministro de Construcci¨®n. Si es preciso, cada domingo le preguntar¨¦ cu¨¢ntas casas nuevas se han comenzado a construir la semana pasada.
P. ?Y no teme que la crisis econ¨®mica, la inflaci¨®n y el problema die la vivienda le da?en seriamente en las pr¨®ximas elecciones?
R. Es obvio que si no resolvemos estas cosas perderemos votos. El que perdamos votos no quiere decir que perdamos las elecciones. Y, a la postre, este es un trabajo temporal. Mire usted, ah¨ª, sobre la pared del despacho, cuelgan cinco retratos de los cinco primeros ministros de Israel. Cuatro de esas personas est¨¢n ya en la gloria. El quinto es mi antecesor en el puesto, el laborista se?or Rabin. Yo s¨¦ que este es un trabajo temporal. Lo m¨¢s que me puede pasar es que cuelguen mi foto, el sexto retrato, en esta pared.
P. Pero usted pretende seguir.
R. Hablando francamente, me gustar¨ªa estar s¨®lo cuatro a?os m¨¢s. Tengo 66. Los setenta es una buena edad para retirarse. Entonces voy a dedicarme a escribir un libro: La generaci¨®n de la destrucci¨®n y del resurgimiento. Es la m¨ªa. Ser¨¢ un libro grande, de vanos vol¨²menes. Su realizaci¨®n me llevar¨¢ bastante tiempo, dos o tres a?os. Estar¨¦ rozando ya mi frontera vital.
P. Cuatro a?os pueden dar mucho de s¨ª. ?Qu¨¦ le gustar¨ªa hacer a usted en dicho tiempo si sigue como primer ministro?
R. Firmar la definitiva paz con Egipto y Jordania, establecer negociaciones con Siria y resolver las cuestiones en la frontera de L¨ªbano. Tambi¨¦n, claro est¨¢, solucionar la crisis social y econ¨®mica de este pa¨ªs.
P. ?Lo ve usted posible todo eso?
R. S¨ª lo veo posible. Cosas m¨¢s imposibles hemos visto.
P. Hablemos por ¨²ltimo de las relaciones con Espa?a, ?ser¨¢ posible establecerlas en ese per¨ªodo de tiempo?
R. Yo s¨®lo puedo expresar mi pesar porque no existan ya. Espa?a es un pa¨ªs democr¨¢tico, como el nuestro. El Rey y el primer ministro conocen nuestro deseo de establecer relaciones. Cuando recientemente me encontr¨¦ con Cyrus Vance, en Londres, le insist¨ª en que hiciera valer ante las autoridades espa?olas esta posici¨®n nuestra. Lo normal, lo natural, es que Espa?a intercamble embajadores con nosotros. Pero probablemente su Gobierno es demasiado sensible a las presiones de los pa¨ªses ¨¢rabes. No obstante, insisto en que un embajador espa?ol en Israel ser¨ªa bienvenido de inmediato.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.