Reservas de la DC italiana ante la designaci¨®n de Craxi
El 53,1% de los italianos ha acogido con satisfacci¨®n la decisi¨®n del presidente de la Rep¨²blica italiana, Sandro Pertini, de confiar a Bettino Craxi, secretario general del Partido Socialista (PSr), la tarea de formar Gobierno, seg¨²n revela un sondeo del Doxa, realizado en todo el pa¨ªs. Seg¨²n Doxa, los italianos est¨¢n satisfechos, sobre todo porque se trata de un ?no democristiano?.
El 24,4% de los encuestados afirma que prefieren un Gobierno de centro-izquierda; el 23,1%, un Gobierno de la izquierda unida con los radicales, y s¨®lo un 6,2%, un Gobierno de centro-derecha.
Lo que s¨ª es cierto es que la noticia del encargo a Craxi ha vuelto a situar el problema pol¨ªtico en el primer plano del inter¨¦s del pa¨ªs. Ayer, por primera vez desde hace mucho tiempo, se hablaba hasta en los bares de que podr¨ªa ser esta la ocasi¨®n propicia ?para que Italia saliese finalmente de su inmovilismo pol¨ªtico?. Se dec¨ªa tambi¨¦n que este gesto podr¨ªa obligar a los comunistas a abandonar la decisi¨®n de volver a la oposici¨®n y de colaborar a la creaci¨®n de un Gobierno renovador y estable.
Por lo que se refiere a las fuerzas pol¨ªticas, las primeras reacciones han sido de sorpresa y perplejidad. Los comunistas sienten todo el peso de la responsabilidad que les ha ca¨ªdo encima. Los democristianos est¨¢n divididos. Ayer, con un editorial de Il Popolo, ¨®rgano oficial del partido, pusieron en guardia a Craxi ante la tentaci¨®n de intentar formar un Gobierno de alternativa de izquierdas, record¨¢ndole el caso del Chile de Allende. La DC declar¨® tambi¨¦n que si el secretario socialista intentara incluir en su Gabinete a independientes de izquierdas (cercanos al Partido Comunista), los democristianos ir¨ªan a la oposici¨®n.
Una oportunidad para el cambio
Por vez primera, toda la izquierda ha alabado el gesto de Pertini y toda la prensa ?laica? present¨® ayer esta decisi¨®n del presidente de la Rep¨²blica como un serio intento de ?cambiar la pol¨ªtica del pa¨ªs?, colocando, por fin, a la Democracia Cristiana en una situaci¨®n de paridad con los dem¨¢s partidos, y no como el centro de la pol¨ªtica y, del Estado.Sin embargo, muchos observadores pol¨ªticos piensan que la tarea de Craxi no ser¨¢ f¨¢cil y que esta vez, m¨¢s que nunca, la Democracia Cristiana pondr¨¢ en juego todos sus recursos de su ancestral ?astucia? para hacer fracasar una iniciativa que si consigue realizarse en su contra podr¨ªa significar el principio del fin de un poder que hasta ayer ha sido siempre considerado intocable e insustituible.
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