Carter, entre el monopolio industrial y la salvaguardia militar
Las dificultades para la prosecuci¨®n del proyecto argentino se incrementaron sutilmente cuando el Capitolio aprob¨®, en marzo de 1978, la ley de no proliferaci¨®n enviada por el presidente James Carter, especie de reglamentaci¨®n por la que EEUU endureci¨® su ?sistema de salvaguardias?. Si los clientes nucleares de Estados Unidos no aceptaran el nuevo juego en un plazo de dos a?os (1980) perder¨¢n sus licencias de importaci¨®n de uranio enriquecido de las plantas reprocesadoras de Oak Ridge, Paducah y Portsmouth, que abastecen a unas 230 centrales en su pa¨ªs y al 70 extranjeras.El subsecretario adjunto para Asuntos de Seguridad, Ciencia y Tecnolog¨ªa, Joseph Nye, mencion¨® entre los pa¨ªses que no cumpl¨ªan con los requisitos norteamericanos de salvaguardia a India, Argentina, Israel, Egipto y Sur¨¢frica. En el caso de Espa?a -coment¨® entonces la agencia Efe desde Washington- ?el Gobierno Carter est¨¢ preocupado por la central hispanio-francesa de Vandell¨®s, cuyo reactor ser¨¢ de segunda generaci¨®n, capaz de producir plutonio?. O sea, un reactor producido en Europa, fuera del circuito monopolizado hasta Estados Unidos.
Esta decisi¨®n carteriana -reflexionan distintos expertos- se fundamenta en las cuantiosas inversiones de la gran industria norteamericana en sus l¨ªneas nucleares, cuestionadas por el sistema de los reactores llamados ?reproductores r¨¢pidos? que se procesa en la Europa comunitaria. El vac¨ªo dejado por Estados Unidos beneficiar¨ªa, en primer t¨¦rmino, a Francia y Alemania Federal, eval¨²an los expertos, pa¨ªses que se apresurar¨ªan a ?atender a los clientes? discriminados.
Sin embargo, al menos por cierto tiempo, EEUU es el ¨²nico proveedor de la CEE en el rubro de ufario enriquecido en alto grado; en el rubro de bajo enriquecimiento aporta a la vez el 50% de la demanda europea.
En el primer caso la decisi¨®n de Carter afecta a Bonn, que, a todas luces, se vio obligada a ?negociar?, al parecer con el objetivo milenario de toda diplomacia: ganar tiempo. Tanto los consorcios de Alemania como los de Francia no ocultan su inter¨¦s por los distintos proyectos nacionales que se multiplican en Am¨¦rica Latina. Este continente, colmado de reservas estrat¨¦gicas de energ¨ªa, alimentos y espacio -seg¨²n los estados mayores del mundo desarrollado-, es adem¨¢s un gran mercado.
Atomos y "destino manifiesto"
Pese a sus alianzas trilaterales, tanto el polo mayor (EEUU) cbrno los otros dos (Europa occidental y Jap¨®n) pugnan por sus respectivos negocios y esferas de influencia, y la historia demuestra que nadie desde?a, si puede asumir la hegemon¨ªa, como es natural. Esta contradicci¨®n, l¨®gicamente, no deja de echar sombras y luces sobre las aspiraciones nucleares del Tercer Mundo, especialmente sobre Brasil y Argentina.
El 18 de mayo de 1974, la detonaci¨®n de un artefacto nuclear por la India arroj¨® escombros pol¨ªticos sobre las mesas de los m¨¢ximos responsables de la pol¨ªtica exterior internacional, particularmente en la Casa Blanca. Pocos d¨ªas despu¨¦s trascienden las negociaciones at¨®micas Bonn-Brasilia, que, en junio de 1975, firman el Acuerdo de Cooperaci¨®n Nuclear, el m¨¢s importante hasta hoy entre tin pa¨ªs plenamente desarrollado y otro en v¨ªas de desarrollo, seg¨²n el lenguaje en boga.
En esos d¨ªas, es un secreto a gritos que dicho convenio desplaz¨® los deseos del monopolio norteamericano Westingfhouse -que hab¨ªa equipado la central de Angra- por asegurarse el mercado nuclear brasile?o, dentro del esquema de hierro de la ?caja negra?, y la discriminaci¨®n, para la otra parte, del acceso a las etapas cr¨ªticas de la tecnolog¨ªa.
Un acuerdo multimillonario
El convenio, que deflagr¨® con m¨¢s fuerza que el artefacto hind¨², formaliza por un costo que ya supera los, 10.000 millones de d¨®lares:
- Una ?joint venture? (empresa de riesgo mutuo) entre Nuclebras (51%) y Urangesellschaft (49%) para la prospecci¨®n y explotaci¨®n de uranio (brasile?o) con garant¨ªas para Alemania de suministro del mineral.
- Participaci¨®n de Brasil en el programa germano de desarrollo de su m¨¦todo para el enriquecimiento de uranio y la construcci¨®n en Brasil de una facilidad (planta) al efecto.
- Asistencia t¨¦cnica para la construcci¨®n de una planta de fabricaci¨®n de elementos combustibles para los reactores brasile?os por la Kraftwerkunion (Siemens y otras) y la RBU.
- Construcci¨®n de una planta piloto para el reprocesamiento del combustible (o sea, plutonio).
- Construcci¨®n de cuatro centrales de 1.300 mv cada una para el a?o 1986 con opci¨®n preferencial a otras cuatro hasta 1990.
-Fabricaci¨®n en Brasil de grandes componentes de centrales nucleares por consorcios de ambas procedencias.
En s¨ªntesis, Brasil puede llegar, en 1990, a una instalaci¨®n nuclear de unos 12.000 mv (cuatro veces superior a la de Argentina) y transformarse entonces en una potencia at¨®mica, a la vez que en emporio tecnol¨®gico de la zona. El 30 de marzo de 1978, la sonrisa de Carter al firmar en Brasilia, junto con el ex presidente Ernesto Geissel, el acta que coronaba su visita, no era muy convincente. El presidente norteamericano exhort¨® a Brasil a firmar el TNP y manifest¨® su preocupaci¨®n ?por evitar el crecimiento del armamento at¨®rnico?, sin dejar de sonre¨ªr.
Bajo el quebradizo espejo de los documentos diplom¨¢ticos, los analistas brasile?os se?alan una sorda puja norteamericano-germana por la posesi¨®n de la hegemon¨ªa del reprocesam¨ªento del combustible, puerta abierta, m¨¢s que antesala, hacia los artefactos que generan genocidio y no fluido el¨¦ctrico. Al igual que Argentina, Brasil se neg¨® a suscribir el TNP, subrayando que con ello no har¨ªa m¨¢s que entregar su futuro nuclear al monopolio de las grandes potencias.
El proyecto at¨®mico brasile?o -coinciden apreciaciones de apoyo o de inquietud- es coherente con la doctrina sobre el ?destino manifiesto? de potencia continental que otorgan a ese pa¨ªs sus estrategas geopol¨ªticos. Su representante m¨¢s c¨¦lebre es el general Golbery do Couto e Silva, cabeza del ?shadow cabinet? de las ¨²ltimas presidencias militares.
Mientras Schmidt y ahora el general Figueiredo hacen trascender que ?no ser¨¢ modificado? el ambicioso convenio (tanto para el inter¨¦s geopol¨ªtico brasile?o como para ulteriores conveniencias germanas), la mano de Carter se extendi¨®. hacia Buenos Aires en busca de un aliado coyuntural.
El 21 de noviembre de 1977 Vance suscribi¨® con el ex canciller, vicealmirante Oscar Montes, un comunicado conjunto en el que el punto sobre los derechos humanos -redactado con suma elegancia apareci¨® perdido entre largos p¨¢rrafos sobre la problem¨¢tica nuclear, tema que monopoliza el documento.
En cuanto al Tratado de Tlatelolco, Argentina ?declar¨® su intenci¨®n de ratificarlo?, al parecer el ¨²nico ?souvenir? que se llev¨® Vance de su visita. Si se convers¨® sobre otros aspectos relativo.s a la situaci¨®n at¨®mica en el cono Sur, el documento no lo recogi¨® en absoluto.
Argentina, con una poblaci¨®n de veinticinco millones de habitantes y un escaso ¨ªndice de crecimiento demogr¨¢fico (1,6% anual), produ ce el 90% del petr¨®leo que consume, y tiene una demancia de electricidad estimada en 90.000 mv para el a?o 2000. Seg¨²n la estima ci¨®n del presidente de la CNEA (v¨¦ase la nota) se procura que 15.000 mv (un 17%) procedan de las f¨¢bricas at¨®micas.
Brasil, con una poblaci¨®n cuatro veces mayor y un crecimiento demogr¨¢fico que dobla al argentino (2,9%), importa casi el 80% del petr¨®leo que motoriza sus cada vez m¨¢s crecientes polos industriales. Para el a?o 2000 requerir¨¢ unos 150.000 mv de electricidad, estimaci¨®n que puede pecar por defecto.
M¨¦xico tambi¨¦n quiere energ¨ªa nuclear
En cuanto a M¨¦xico, con unos sesenta millones de habitantes, que aumentan a una tasa del 3,2% anual, puede llegar a autoabastecerse totalmente de petr¨®leo -seg¨²n las ¨²ltimas informaciones sobre hallazgos de yacimientos- y convertirse en un poderoso exportador. Quiz¨¢ ello indujo al presidente Jos¨¦ L¨®pez Portillo a recibir con ostensible gelidez a James Carter.
Lo concreto, detr¨¢s de las bambalinas ceremoniales, es que M¨¦xico no quiere vender a ?iprecio de huevo? SUS productos petrol¨ªferos a su antiguo vecino, con quien no tiene precisamente experiencias deliciosas en materia territorial y otras.
Al misrrio tiempo, sus dirigentes hacen conocer a los medios de comunicaci¨®n que desean convertir la riqueza petrol¨ªfera en ?combustible del desarrollo?, sin enajenar el valor agregado de su procesamiento.
Tambi¨¦n M¨¦xico ha trazado sus proyectos nucleares y construye la central de Laguna Verde (670 mv), provista por la General Electric. En estado de planificaci¨®n se enuncia la aspiraci¨®n de llegar a los 65.000 mv de origen nuclear dentro de veinte a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.