El Papa confirma la doctrina inmutable sobre el infierno
Los obispos de todo el mundo acaban de recibir una carta-documento de la Sagrada Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio) en la cual se confirma la doctrina inmutable de la Iglesia acerca del infierno, de la muerte, del purgatorio y del cielo. La carta, firmada por el cardenal Francesco Seper, prefecto de la Congregaci¨®n, fue aprobada por el Papa con fecha 17 de mayo, pero no se ha dado a conocer hasta ahora.
Saliendo al encuentro de ciertas teor¨ªas de los te¨®logos m¨¢s modernos, Juan Pablo II ha querido con esta carta recordar a todos los obispos que el cap¨ªtulo de ?la vida eterna y de las realidades que est¨¢n m¨¢s all¨¢ de la muerte? son parte tan importante de la fe que no se pueden aceptar en su anuncio ?mutilaciones, m¨¦todos imperfectos de an¨¢lisis ni ambig¨¹edades sin poner en peligro la misma salvaci¨®n?.No se trata, dice el documento, de limitar o impedir una b¨²squeda teol¨®gica, de la cual tiene necesidad la fe cristiana. Pero a?ade que esta investigaci¨®n teol¨®gica debe proponerse como fin ?s¨®lo profundizar y explicar las verdades que la Iglesia considera como pertenecientes a la esencia de su fe ?.
Una dura restauraci¨®n
La carta responde indirectamente a la objeci¨®n que inmediatamente salta a los ojos de los observadores. ?Por qu¨¦ hablar, precisamente en este momento, del infierno? Fue la misma pregunta que se hizo cuando Pablo VI desempolv¨® la doctrina del diablo, el mayor experto de historia de las religiones en el campo laico, el catedr¨¢tico Alfonso di Nola. Este afirm¨® en seguida que ?pol¨ªticamente este documento se?ala la vuelta de la Iglesia a una dura restauraci¨®n que no dejar¨¢ de tener sus consecuencias?.Sin embargo, la Congregaci¨®n de la Fe y el Papa mismo han considerado que es precisamente este el momento mejor para volver a poner sobre el tapete verdades llamadas eternas porque ?precisamente en nuestros d¨ªas las profundas motivaciones del ambiente humano y la preocupaci¨®n de integrar la fe en los diversos contextos culturales exigen un esfuerzo a¨²n mayor que en el pasado para que la fe sea accesible y comunicable y para tutelar su autenticidad e integridad?.
Se habla tambi¨¦n de la ?desorientaci¨®n entre los fieles a causa de ciertas investigaciones teol¨®gicas recientes? y se afirma en este documento que los fieles ?no encuentran yasu vocabulario tradicional en materia de fe?.
Por tanto, el Papa desea y pide a los obispos que vigilen para que a los fleles se les siga hablando de estas verdades ?fundamentales para la salvaci¨®n? llam¨¢ndolas con sus nombres tradicionales: muerte, juicio, infierno y gloria.
Pero no se trata s¨®lo de palabras. La carta dice que la Iglesia ?cree en la felicidad de los justos, los cuales se encontrar¨¢n un d¨ªa con Cristo?. Igualmente ?cree que una pena espera para siempre al pecador?. Esta pena consistir¨¢ en la ?privaci¨®n de la visi¨®n de Dios?, y cree, en fin, que esta pena ?tendr¨¢ una repercusi¨®n en todo su ser?. La frase es ambigua, pero evidentemente se refiere a que la pena del inflerno no se¨¢ s¨®lo espiritual, sino tambi¨¦n corporal.
Por lo que se refiere al purgatorio, el documento afirma que se trata de ?una eventual purificaci¨®n?, la cual ser¨¢, sin embargo, ?completamente diversa de la pena de los condenados?.
Sin embargo, el documento del Papa a los obispos pone al mismo tiempo en guardia contra ciertas im¨¢genes del pasado en materia de nov¨ªsimos. Dice textualmente: ?En lo concerniente a las condiciones del hombre despu¨¦s de la muerte, hay que temer el peligro de representaciones fant¨¢sticas y arbitrarias, porque sus excesos forman parte de las dificultades que generalmente encuentra la fe cristiana.? Aunque a?ade en seguida: ?Las im¨¢genes usadas en la Sagrada Escritura merecen respeto. Es necesario saber recabar el sentido profundo, evitando el riesgo de atenuarlas excesivamente, lo cual equivale normalmente a vaciar el contenido de la realidad que representan.?
Rechaza una de las teor¨ªas m¨¢s reconocidas por los biblistas modernos, seg¨²n la cual la concepci¨®n del hombre dividido en ?cuerpo y alma? no existe en la tradici¨®n sem¨ªtica, que considera siempre al ser humano como una sola cosa. El concepto del alma separada como algo espiritual, dicen estos expertos, es un concepto griego y no b¨ªblico. El documento, a¨²n reconociendo que la palabra alma tiene en la tradici¨®n y en la biblia ?significados muy distintos?, afirma que los obispos deben seguir defendi¨¦ndola.
Pero quiz¨¢ la frase m¨¢s abierta de toda la carta del Papa a los obispos es la siguiente: ?Ni la escritura ni la teolog¨ªa ofrecen luces suficientes para una representaci¨®n del m¨¢s all¨¢.? Ciertamente esta frase gustar¨¢ a los te¨®logos m¨¢s modernos, ya que lo que siempre han criticado a cierta Iglesia tradicional es el que se haya querido presentar verdades tan delicadas como las del infierno, juicio, purgatorio y cielo con im¨¢genes que pertenecen a la cultura de un tiempo concreto, confundiendo la doctrina cristiana con sus formulaciones epocales. ?Donde no puede llegar nuestra imaginaci¨®n?, afirma la carta, ?puede llegar nuestro coraz¨®n por instinto y profundidad, ya que al reino de la fe lo sustituir¨¢ el reino de la luz.? Y a?ade casi como un verso: ?Nosotros veremos a Dios y nuestra esperanza se enra¨ªza en esta promesa y en este misterio inaudito.? Algunos observadores afirman que este p¨¢rrafo lo ha a?adido el Papa a un documento que hab¨ªa sido preparado durante el pontificado de Pablo VI, y que desempolvado el dolma de la asunci¨®n de la Virgen en cuerpo y alma podr¨ªa crear problemas ecum¨¦nicos.
Comisiones de control
Lo cierto es que este documento da la impresi¨®n que ha salido sin mucho entusiasmo. Hab¨ªa sido firmado ya el 17 de mayo por el Papa y s¨®lo ahora ha sido publicado. Probablemente no quiso que saliera antes de su viaje a Polonia. Fue entregado a la prensa sin la tradicional presentaci¨®n de un te¨®logo o de un personaje importante del Vaticano. Al parecer, tenla que haber quedado a¨²n secreto, hasta que lo recibieran los obispos. Pero despu¨¦s de publicarse en Francia, cuando a¨²n no lo hab¨ªa publicado ni L'Osservatore Romano, tuvieron que entregarlo de prisa y corriendo. Siempre estos documentos son publicados en L'Osservatore Romano el mismo d¨ªa en que son entregados a la prensa. Esta vez ha sido publicado s¨®lo dos d¨ªas m¨¢s tarde.Quiz¨¢ lo m¨¢s grave del documento es que alerta a los obispos acerca de la producci¨®n literaria teol¨®gica, pidi¨¦ndoles que creen en cada di¨®cesis o en cada conferencia episcopal ?una comisi¨®n doctrinal no s¨®lo para poner en guardia a los fieles contra las obras poco seguras, sino, sobre todo, para indicarles las obras m¨¢s aptas para alimentar y sostener su fe?.
Claro que tambi¨¦n esta decisi¨®n del Papa es un arma de dos filos porque significa una descentralizaci¨®n de los poderes de la curia y porque no todos los episcopados son igualmente conservadores.
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