Aborto, s¨ª; aborto, no
Desde luego no resultan nada clarificadoras las razones que el se?or Fern¨¢ndez Atares (EL PAIS, 13 de julio) maneja como irrefutables en torno al tema del aborto, No vamos a buscar argumentos filos¨®ficos (es un error), que haberlos haylos, pudiesen contradecir con el mismo nivel de seriedad (no entramos en la pol¨¦mica sobre cu¨¢l ser¨ªa m¨¢s serio) los que ¨¦l con sus citas nos ofrece. Se podr¨ªa hacer citando cl¨¢sicos y modernos; pero, sin duda, m¨¢s progresistas y cercanos a lo que es, hoy, nuestra realidad social.El se?or Fern¨¢ndez Atares dice: ?No se puede vivir sin justificar cada uno de los actos en que nuestra vida consista. La vida es elecci¨®n. ??Hay, por tanto, que justificarlo todo? Ser¨¢ necesario que justifiquemos la discriminaci¨®n que se hace a la mujer, discriminaci¨®n que, eso s¨ª, ella no ha elegido. No se dice nada de esto, pero pienso que el argumentar filos¨®ficamente para que la que pare no entienda (no hablo de los que no parimos) justifica de hecho, aprueba en consecuencia y aparta a la mujer de ejercer su ?inexorable libertad?.
No creo que existan argumentos, ni m¨¦dicos ni biol¨®gicos, que nos hagan aparecer como fin de este mundo. Quiz¨¢ al que quiera encontrarlos le baste con observar un pato poniendo huevos; pero viendo una mujer con cinco hijos que va a parir el sexto, cabr¨ªa cuestionarse, al menos, nuestro grado de civilizaci¨®n (y ahora s¨ª incluyo, sobre todo, a los que no parimos).
?No vivimos para pensar, pensamos para vivir?, dice, citando a alguien. Pensemos: lo siento, me doy cuenta que antes de pensar estoy viviendo; ahora, despu¨¦s de vivir, pienso y no encuentro raz¨®n (s¨®lo sinrazones) para pensar por ellas, para justificar por ellas, para filosofar por ellas, para concluir, en fin, por ellas. Resulta mordaz, por no decir vejatorio (tambi¨¦n) que su (de ellas) ?inexorable libertad? se vea condicionada, no ya por unos argumentos de fil¨®sofos cl¨¢sicos y modernos, sino por lo que parece ser la voluntad de nacer de ?alguien? que s¨®lo es un ?proyecto con una m¨ªnima instalaci¨®n corp¨®rea? y que, desde luego, nacido, viviendo como persona, pensar¨¢ que su voluntad como la de su madre (no digamos si es mujer) chocar¨¢ con las contradicciones de la vida, con los argumentos de algunos fil¨®sofos cl¨¢sicos o modernos (de quien los utiliza) y quiz¨¢ con la de su propio ?alguien? que todav¨ªa no ha nacido, ni piensa, ni.... pero condiciona.
Si legalizamos el aborto porque es un hecho que se da, estaremos olvidando las razones por las que se da. Si, por otra parte, legalizamos el crimen, tambi¨¦n sin m¨¢s, porque se da, estaremos olvidando las razones del crimen. Y ambos hechos, sin alguna relaci¨®n entre s¨ª, necesitan ser explicados por separado, solucionados por separado. ?Por qu¨¦ hacer una mezcolanza tan burda?
El crimen es un efecto que despu¨¦s se proh¨ªbe (la causa no es oscura). El aborto est¨¢ prohibido, censurado por ?principios?, pero no es un efecto con la misma causa, ya que es evitable por la mism¨ªsima sociedad que origina irremediablemente el crimen. El mal social no es causar, por tanto, el aborto, sino el no evitar tener que recurrir a ¨¦l, Nadie quiere el aborto, y sobre todo, lo m¨¢s importante, ellas no aman abortar. Habr¨¢, natural
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mente, que legalizarlo sin argumentar, en su contra, razones de ¨ªndole moral que nos hagan caer en la inmoralidad.
(Bi¨®logo)
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