?Cielos, un ofni!
De cuando en cuando aparecen en las pantallas algunos extra?os objetos filmados no identificados que el espectador contempla con el mismo estupor que si se tratara de un platillo volante, y algunas veces con m¨¢s. Son pel¨ªculas que van de americanas pero son italianas o espa?olas o..., que est¨¢n firmadas por Michael Paradise o por Clifford Brown, quienes luego resultan llamarse Giulio Paradisi y Jes¨²s Franco, donde unos se?ores m¨¢s h¨¢biles con la calculadora que con la c¨¢mara tratan de convencernos de que La Pedriza es MountValley o de que sus retorcidos negocios son cine.Porque si estas empresas pueden a veces resultar hasta simp¨¢ticas por el lado audaz y picaresco del montaje que las engendra, vistas desde la butaca y juzgando los resultados son, el 99% de las veces, indescriptibles monstruosidades.
El visitante del m¨¢s all¨¢ (The visitor)
Director: Michael J. Paradise (Giulio Paradisi). Gui¨®n: Lou Comiciy Robert Mundy, seg¨²n un argumento de Ovidio Assonitis. Fotograf¨ªa: Ennio Guarrleri. M¨²sica: Franco Micalizzi. Int¨¦rpretes: Joanne Nail, Paige Conner, John Huston, Shelley Winters, Mel Ferrer, Glenn Ford y Sam Peckimpah. Italo-norteamericana, 1978. Local de estreno: Amaya.
El visitante del m¨¢s all¨¢ es la ¨²ltima salpicadura de la moda Exorcista-Hereje-Profec¨ªa-Anticristo -etc¨¦tera, cuya anterior entrega hab¨ªa sido El legado, filme torpe, pero m¨¢s o menos coherente, a su manera, cosa que no podemos decir de este extra?o producto, producido por un griego, realizado por t¨¦cnicos italianos, rodado en Estados Unidos e Italia y con uno de los repartos m¨¢s artificiosos del a?o, en el que Sam Peckimpah hace un papel de dos minutos, Glenn Ford poco menos que de extra con frase y John Huston se ve obligado a agitar continuamente sus brazos como aspas de un molino en una azotea para convocar a un comando de ¨¢ngeles-krishna.
El gui¨®n est¨¢ firmado por cuatro autores, lo cual hace pensar que o estamos ante un extra?o caso de locura compartida o bien los cuatro guionistas jam¨¢s se conocieron entre s¨ª, tal es la incoherencia de los resultados. Si habitualmente las pel¨ªculas de este reciente g¨¦nero suelen desarrollar de una forma m¨¢s o menos l¨®gica una historia, pero partiendo de una complicidad inicial en el espectador, que debe aceptar ciertas premisas o convenciones de tipo sobrenatural, aqu¨ª la l¨®gica y el sentido com¨²n escasean y nadie se cree nada. Claro que no creo que los autores se hayan preocupado lo m¨¢s m¨ªnimo por lo que podamos o no creer, por los bostezos de unos o por las posibles y previsibles cr¨ªticas de otros. En resumen, un engendro de aspecto tal vez enga?oso pero, al fin y al cabo, un ofni...
Babelia
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