Un ministro del Exterior occidental visita Alemania Oriental por primera vez
Por primera vez desde que existe la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, constituida hace treinta a?os, un ministro de Asuntos Exteriores de las potencias occidentales -el franc¨¦s Jean Fran?ois Poncet- visita oficialmente desde ayer la capital de Alemania oriental. Este hecho significa elevar en muchos puntos el nivel de relaciones exteriores de la RDA, un pa¨ªs que todav¨ªa permanece muy polarizado por el problema del reconocimiento exterior. Tanto es as¨ª que Par¨ªs ha subrayado que se trata de una visita a Berl¨ªn -al sector oriental de la ex capital del Reich- y no a la RDA, entendida como Estado independiente, con capital en el propio Berl¨ªn.
Poncet, hijo del que fuera embajador franc¨¦s ante el r¨¦gimen hitleriano y excelente conocedor de la trayectoria alemana, se reunir¨¢ entre hoy y ma?ana tres veces con su colega de Alemania Oriental, Oskar Fischer, lo que equivale a un reconocimiento de facto de la nacionalidad alemana oriental. En 1976 ya hab¨ªa visitado Par¨ªs el propio Fischer.La ocasi¨®n de ahora significa tanto para la RDA que el jefe del PSU (Partido Socialista Unificado, comunista), Erich Honecker, interrumpir¨¢ sus vacaciones en Polonia para entrevistarse con el ministro de Par¨ªs.
Un matiz ocasional otorga a esta visita de Poncet a la RDA un valor especial: el pasado 6 de julio era la fecha prevista para la visita, pero el jefe de la diplomacia francesa opt¨® por aplazarla como ?r¨¦plica? a la decisi¨®n de la RDA de otorgar voz y voto a los diputados berlineses de la C¨¢mara Popular (Parlamento) -previa elecci¨®n directa de aquellos- lo cual, seg¨²n las potencias occidentales, contraviene los acuerdos cuatripartitos sobre Berl¨ªn, sobre el ?gran Berl¨ªn? (oriental y occidental). Este paso adelante de Alemania oriental hacia la conquista de la plena soberan¨ªa molest¨® a Bonn y Poncet se sinti¨® obligado a aplazar su visita y no viajar por el momento a la capital germano-oriental.
Los "disidentes", presionan
El contenido de esta visita de Estado no parece de circunstancias. Los sectores ?disidentes? han pedido al ministro que reclame la puesta en libertad de Niko Huebner, un muchacho que cumple condena en Berl¨ªn oriental por negarse a cumplir su servicio militar.Huebner motiv¨® su resistencia en la decisi¨®n desmilitarizadora de las potencias vencedoras en la guerra en relaci¨®n con la poblaci¨®n berlinesa. Ning¨²n berlin¨¦s, del Este y del Oeste, puede prestar un servicio armado, seg¨²n estos acuerdos.
Sin embargo, los aspectos econ¨®micos parece que dominar¨¢n sobre todos los dem¨¢s. Desde que Berl¨ªn y Par¨ªs establecieron relaciones diplom¨¢ticas, en 1973, los intercambios comerciales se han triplicado. Francia invirti¨® en la RDA el pasado a?o en obras de infraestructura industrial, por encima de 3.000 millones de francos (m¨¢s de 50.000 millones de pesetas) convirti¨¦ndose as¨ª en el segundo cliente y partner occidental de la RDA. Aparte acuerdos culturales, de tr¨¢fico, etc¨¦tera. El problema diplom¨¢tico actual m¨¢s importante entre ambos Estados es el del establecimiento de relaciones consulares: ¨¦stas implicar¨ªan un reconocimiento formal por Par¨ªs de la nacionalidad germano- oriental, lo cual molestar¨ªa extraordinariamente a Bonn.
Para la RDA, Francia representa el papel de naci¨®n flexible en su pol¨ªtica exterior, y muy abierta en lo que respecta al fen¨®meno de la partici¨®n alemana, El 1 de agosto de 1973, d¨ªa en que fue incinerado el cad¨¢ver de Walter Ulbricht, creador del PSU, la ¨²nica bandera no alemana que se vio en la calle, ante el edificio del Consejo de Estado de la RDA, fue precisamente una bandera francesa. Esta posici¨®n flexible ha hecho posible que Francia cuente en la RDA con representaciones de sus empresas m¨¢s potentes. Air France, Societe Generale, Credit Lyonnais, Rh?ne Poulenc, Creusot Loire y Citro?n-Peugeot.
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