Matrimonio y divorcio
En virtud de la m¨¢s elemental norma de libertad ciudadana que nos ofrece la actual democracia me permito la contestaci¨®n al art¨ªculo sobre ?El curioso asunto del divorcio?, de Vicente Mortes Alfonso, y otras noticias del mismo tema publicadas en EL PA?S el pasado domingo d¨ªa 8 de julio. En primer lugar, se?or Mortes Alfonso, su art¨ªculo me parece de una ¨ªngenuidad y desconocimiento total del tema que no s¨¦ si re¨ªrme o llorar; no me extra?a, creo recordar la eficacia a su paso por el Ministerio de la Vivienda. Para comprender un problema hay que vivirlo y sentirlo o bien ponerse en el lugar del que lo padece. Yo tengo tres hijos y estoy separado hace cinco a?os, y los hijos viven tan felices sin echar de menos al padre, y de igual forma ser¨ªa si no tuvieran a la madre; es totalmente falso que el divorcio produzca. da?os sobre todo a los hijos; todo se reduce a que tengan cubiertas sus necesidades. Tambi¨¦n es falso que en los pa¨ªses donde existe el divorcio aumente el n¨²mero de casos, sino que se produce el fen¨®meno de la cl¨¢sica curva de campana, que en principio aumenta el n¨²mero de divorcios para luego descender y estabilizarse, como ocurre en la mayor¨ªa de los fen¨®menos de modificaci¨®n social de base. Por supuesto que el ideal de principio de todo matrimonio, cat¨®lico o no, es permanecer unido toda la vida. En otro lugar de su art¨ªculo expone si las mujeres, despu¨¦s de haber gastado los mejores a?os de su vida en atenci¨®n al marido e hijos queden abandonadas a sus propios recursos. ?Pero qu¨¦ me dice cuando un hombre es abandonado por su propia mujer, y en s¨®lo veinticuatro horas se ve desprovisto de sus hijos, de su esposa y de su hogar? ?O es que ahora reulta que va a haber discriminaci¨®n? El hombre es una v¨ªctima m¨¢s en igualdad de condiciones. Esa es la hermosa realidad, se?or Mortes, y no la teor¨ªa, corno usted dice y expone.Pienso que el derecho a rehacer una vida debe estar por encima de cualquier otro condicionamiento moral y sociol¨®gico, por muy minor¨ªas que sean. Deben darse unos l¨ªmites a esas situaciones. S¨®lo es cuesti¨®n de dar normas legales civiles de c¨®mo debe quedar el matrimonio despu¨¦s del divorcio.
Soy cat¨®lico y seguir¨¦ si¨¦ndolo, lo quieran o no los obispos espa?oles, pues como tal pienso que formo parte de la Iglesia y como tal debo ser o¨ªdo, por mucho que le pese a la Conferencia Episcopal, cuya opini¨®n sobre la familia nadie se la ha pedido, y adem¨¢s nada nuevo aporta a lo que se esperaba.
Si a todo lo anteriormente expuesto se a?ade el calvario que sufrimos los que. acudimos a los Tribunales Eclesi¨¢sticos (verdaderas inquisiciones del siglo XX) para resolver sus problemas, se justifica por s¨ª s¨®lo el establecimiento de un divorcio civil justo.
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