Legislaci¨®n obsoleta e irreal
Quiero felicitarles por la publicaci¨®n de la carta al director ?Claridad sobre el divorcio?, de Jos¨¦ L. Fern¨¢ndez, de Valencia, y mostrar mi total conformidad con su contenido. Adem¨¢s quisiera corroborar con mi propia experiencia la opini¨®n que el art¨ªculo ?La libertad expulsada? que, en su edici¨®n del 12 de julio de 1979, propugna en cuanto al trato de extranjeros se refiere, sean o no c¨®nyuges de ciudadanos espa?oles.Soy inglesa, soltera y tengo un hijo de un s¨²bdito espa?ol, con quien vivo desde hace cuatro a?os. Este ¨²ltimo se cas¨® hace diez a?os con una (otra) s¨²bdita inglesa, por matrimonio civil (por lo cual tuvo que hacer apostas¨ªa de fe cat¨®lica) y en Inglaterra. Tambi¨¦n se le concedi¨® el divorcio en aquel pa¨ªs. Pero, al ser reconocido su matrimonio en Espa?a por efectos de la Seguridad Social, etc¨¦tera, aun ahora no se le reconoce la nulidad en Espa?a, dos a?os despu¨¦s de votar al ?nuevo Gobierno democr¨¢tico?. Al no poder contraer matrimonio carezco de los derechos m¨¢s fundamentales, como derecho al trabajo, al voto, ni siquiera a la residencia, ya que el vivir con un espa?ol y tener un hijo tambi¨¦n espa?ol no son motivos legales suficientes. Pero lo verdaderamente kafkiano del asunto ocurri¨® al tener que internar a nuestro hijo en una residencia de la Seguridad Social a ra¨ªz de una corta enfermedad: tuvimos que darle de alta en la Seguridad Social con el apellido de su padre y de la ex mujer de este mismo, para que all¨ª lo admitiesen. In¨²til a?adir que yo tampoco tengo derecho a la Seguridad Social.
Por otra parte, es casi milagroso el que mi hijo tenga nacionalidad: al nacer en territorio espa?ol, y al reconocer la paternidad espa?ola del cr¨ªo, el consulado brit¨¢nico se neg¨® a facilitarle un pasaporte brit¨¢nico o a incluirle en el m¨ªo. A su vez, el Gobierno espa?ol, al no reconocer su paternidad (por ser el padre hombre casado), se neg¨® a otorgarle nacionalidad espa?ola. Esta pugna s¨®lo se resolvi¨®, como a menudo ocurre, gracias a la intervenci¨®n propicia (y agradecida) de un ?enchufe?. Por otra parte, me han admitido (en el juzgado) que no cambiar¨ªa la situaci¨®n el que la ex mujer de mi compa?ero estuviese casada por segunda vez.
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