Barral y Goytisolo
En su enumeraci¨®n al buen tunt¨²n de perlas con que ilustra los aspectos c¨®micos de la Espa?a de las autonom¨ªas, que tan poco le gusta, el amigo Juan Goytisolo, en la Carta marrueca publicada en EL PA?S el martes 24 de julio, me alude despectivamente, haciendo referencia al olfato editorial que demuestran mis m¨¢s espectaculares errores. A lo largo de treinta a?os de ejercicio de la profesi¨®n editorial he cometido muchos errores graves, pero no los que el novelista me atribuye. Dice Juan Goytisolo: ?El editor que rehus¨® Cien a?os de soledad, De d¨®nde son los cantantes y La traici¨®n de Rita Hayworth recibe un multitudinario homenaje en premio a su fin¨ªsimo olfato.? Pues bien, hora es ya que diga -porque adem¨¢s de Goytisolo, otros lo creen tambi¨¦n- que no rechac¨¦ el manuscrito, un nianuscrito que no tuve ocasi¨®n de leer, del libro capital de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez. Es cierto que Garc¨ªa M¨¢rquez, a quien no hab¨ªa visto nunca y de quien conoc¨ªa algunos libros anteriores, me mand¨® un telegrama proponi¨¦ndome la lectura del manuscrito, telegrama llegado al borde de un viaje o de unas vacaciones, que no contest¨¦ dentro del plazo previsto. No le¨ª Cien a?os de soledad, cuyo manuscrito no hab¨ªa cruzado el oc¨¦ano, sino despu¨¦s de publicado poi, Editorial Sudamericana. En cuanto a La traici¨®n de Rita Hayworth, Juan Govtisolo sabe muy bien que ese libro compiti¨® en el Premio Biblioteca. Breve de 1965 con la novela de Juan Mars¨¦ ?ltimas tardes con Teresa. Los miembros del jurado eran en n¨²mero par aquel a?o y la re?id¨ªsima votaci¨®n, que caus¨® alguna dimisi¨®n en el jurado para convocatorias futuras, se prolong¨® durante seis horas, al cabo de las cuales result¨® ganadora la novela de Mars¨¦. El libro de Puig se public¨® como finalista bastante m¨¢s tarde, pasadas las cuarentenas y discusiones con la censura.Es cierto que el libro de Severo Sarduy De d¨®nde son los cantantes, que el editor de Sarduy me envi¨® por haber publicado el libro anterior, me gust¨® poco, y cierto que escrib¨ª una carta al editor franc¨¦s
(Pasa a p¨¢gina 8) (Viene de p¨¢gina 7)
exponiendo mis objeciones al libro. Esa carta fue indiscretamente divulgada y caus¨® mucho disgusto entre los amigos parisienses de Sarduy, que finalmente decidi¨® publicar bajo otra marca. Las objeciones expuestas en aquella carta me siguen pareciendo v¨¢lidas. Otros y numerosos han sido hasta ahora mis errores profesionales. Algunos que no cita pueden parecerle al novelista filomarroqu¨ª particularmente imperdonables. Por ejemplo, el haber desaconsejado, de acuerdo con otros miembros del jurado, la presentaci¨®n al Premio Biblioteca Breve de un borrador todav¨ªa muy aproximado de La reivindicaci¨®n del conde don Juli¨¢n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.