El titiritero, una profesi¨®n que no se toma en serio
Garc¨ªa Lorca recuper¨® para las marionetas algunos personajes populares
?Ten¨ªa entonces cincuenta a?os. Reun¨ª a mi familia y les dije: "Quiero realizarme, quiero serico c¨®mico y fitiritero." No me he equivocado.? Diez a?os despu¨¦s, Manuel de la Rosa, o mejor, Don Redond¨®n, da vida todos los s¨¢bados y domingos, en el parque del Retiro madrile?o, a las aventuras del popular personaje espa?ol Juan sin Miedo. El dirige uno de los treinta grupos de titiriteros que act¨²an en Madrid -cuatro asociaciones y varias formaciones independientes- en unas condiciones unas veces heroicas, otras veces beneficiosas, Pero siempre olvidados, por el gran mundo del teatro y del espect¨¢culo. ensaya una aproximaci¨®n a un ambiente en el que las historias de ensue?o infantil no logran ocultar del todo una vida dura y a veces tan alejada de la realidad como la de algunos de los cuentos que representan.
Los titiriteros dicen que son muchos, que est¨¢n mal organizados, que no tienen ni medios ni protecci¨®n de ning¨²n tipo y que se mueven continuamente entre rencillas personales, entre codazos y zancadillas, lo que les lleva a afirmar que en Espa?a nadie puede,dedicarse como profesional a la marioneta. Sin embargo, hay algunos nombres conocidos: Manuel Mero?o (Marionetas Mero?o), Natalio Rodr¨ªguez (Marionetas Talia), Manuel de la Rosa (Don Redond¨®n y Juan sin Miedo), Marquer¨ªe (La Tartana), Francisco Porras (teatro gui?ol Tina Francis), Peralta, Maese Villarejo, Los T¨ªteres de Horacio. Y as¨ª hasta treinta grupos en, Madrid, algunos en Barcelona y otros pocos, muy pocos, en provincias.Como agrupaciones m¨¢s fuertes funcionan la Uni¨®n Profesional de Marionetas (Uproma), la Asociaci¨®n de Marionetistas Espa?oles (AME), la Asociaci¨®n Profesional Independiente de T¨ªteres y Marionetas (APIT) y la Asociaci¨®n de Amigos de las Marionetas (Aetij). Dado que la mayor parte de las compa?¨ªas de titiriteros y gui?oles son de car¨¢cter familiar, estas asociaciones se componen de pocos miembros (entre dos y once).
?La mitad de las compa?¨ªas que circulan por Madrid?, dice Francisco Porras, ?son argentinas. Algunas de ellas est¨¢n bien preparadas, pero la mayor¨ªa se meten en esta profei¨®n, sin tener ni idea y obligadas por la falta de trabajo o porque les parece que, van a conseguir f¨¢cilmente dinero. De alguna manera hay que hablar tambi¨¦n del antiarte representado por esos se?oresque, con un magnetof¨®n a cuestas, han pretendido y pretenden en los ¨²ltimos a?os sustituir al actor por la m¨¢quina. Hay un grupo de magnetofonistas cuyo arte radica en la punta del dedo con el que aprietan el bot¨®n que pone en marcha el aparato; esos seudoartistas, que no llevan m¨¢s compa?¨ªa que las de unas voc¨¦s grabadas -que no son suyas-, revientan precios y por donde pasan no vuelven a crecer la hierba.?
Los titiriteros reconocen que se llevan mal entre ellos y que se ataca n constantemente unos a otros. Algunos explican este hecho como consecuencia de las duras condiciones eri las que trabajan. ?Llevamos muchos a?os trabajando en un mercado poco extendido, y en general, poco remunerado, y pretendemos mantenernos aunque sea pis¨¢ndonos unos a otros.?
Hombre con mono y pandero
Sin embargo todos los titiriteros est¨¢n de acuerdo en una cosa: ni los organismos oficiales ni los privados con alguna proyecci¨®n social se preocupan del mundo de los gui?oles. El mundo de los titiriteros espa?oles est¨¢ muy lejos del de otros pa¨ªses. Por ejemplo, en la URSS existen 106 teatros estables de t¨ªteres, y en Par¨ªs, s¨®lo en la capital de Francia, existen doce teatros estables y permanentes. Espa?a es uno de los pocos pa¨ªses en el que no hay un tea:tro estable de estas caracter¨ªsticas. El teatro gui?ol de t¨ªteres y marionetas es para los espa?oles un mundo desconocido.
?Hasta que el Ministerio de Cultura no diga una palabra en beneficio del teatro de t¨ªteres continuaremos viendo por la calle a un hombre con un mono y un pandero. Tenemos que funcionar en plan familiar o en peque?as cooperativas sin medios?, dice Francisco Porras, ?y as¨ª no puede haber profesionales ni claridad.? P¨ªo Caban¨ªllas prometi¨®, cuando era ministro de Cultura, un Teatro Nacional de Marionetas. Aquello qued¨® s¨®lo en buenas palabras. M¨¢s adelante se quiso negociar un local. Se habl¨® incluso de una sala perteneciente al Ministerio de Cultura que tiene una capacidad de doscientas butacas, y en la que podr¨ªa montarse el deseado primer Centro Nacional de Marionetas. Los marionetistas se quejan tambi¨¦n de que en los Presupuestos Generales del Estado de este a?o, en las partidas destinadas al teatro, que tienen un 5 % de incremento con respecto al a?o anterior, no figure ni una sola pe seta, destinada a las marionetas y gui?oles.
Los titiriteros financian sus espect¨¢culos y su dedicaci¨®n personal normalmente por los contratos de los ayuntamientos, colegios, asociaciones de vecinos y, en algunos casos, por televisi¨®n. Existen, sin embargo otros grupos espont¨¢neos que recogen en el acto lo que el p¨²blico qu iere aportar. Las tarifas tambi¨¦n son muy distintas. Por ejemplo mientras que la compa?¨ªa de Manuel de la Rosa cobra 150.000 pesetas por actuaci¨®n (un espect¨¢culo dividido en seis partes, en el que se incluye m¨²sica, con cursos, revistas, cuentos ... ), la compa?¨ªa de Tina Francis (Francisco Porras) cobra 25.000 pesetas, y en casas particulares 10.000.
?De qu¨¦ manera acaparan los titiriteros la atenci¨®n de los ni?os, que no son tan ni?os, porque, de. cada cinco asistentes, tres son adultos?,?Cu¨¢l es el inter¨¦s de los temas o de los personajes que presentan? ?Actualmente?, explica Manuel de la Rosa, ?yo presento como base del espect¨¢culo al h¨¦roe popular infant¨ªl Juan sin Miedo, pero dentro de poco presentaremos tambi¨¦n otros personajes recupera dos de distintas regiones, como, Barriga Verde (t¨ªtere gallego), La T¨ªa Norica (de C¨¢diz) y Currito y Don Cristales (recuperados de lo popular por. Federico Garc¨ªa Lorca). Currito es un personaje madrile?o en su origen que lleg¨® a ser tan popular que a los t¨ªteres les llamaban curritos. Lorca d¨ªgnific¨® en gran medida este mundo de los t¨ªteres. Yo mismo tuve la suerte de ver en su propia casa, cuando yo s¨®lo ten¨ªa cinco a?os, una representaci¨®n de t¨ªteres y mu?ecos. Le acompa?aba al piano Manuel de Falla.?
Por su parte, la compa?¨ªa Tina Francis, creadora y mantenedora del personaje Pirulo (¨¦l que siempre maneja la estaca y reparte golpes a los ?malos?), ?busca el personaje m¨¢s asequible a los ni?os: Blancanieves, Caperucita, El Gato con Botas y otros personajes de Perrault?. ?Con obras de Lorca?, comenta Francisco, Porras, ?nos hemos dado el gran batacazo econ¨®mico, por eso nos vemos obligados a hacer s¨®lo, espect¨¢culos de los llamados tradicionalmente infantiles.?
Los titiriteros creen que el teatro de marionetas tiene una clara proyecci¨®n pedag¨®gica y un puesto bien ganado en las pretensiones de los planes educativos espa?oles, que hablan, de la necesidad de hacer participar a los ni?os en el aprendizaje por medio de representaciones. El fen¨®meno de las marionetas podr¨ªa inscribirse, por ejemplo, en el entorno de las actividades del Centro Nacional de Iniciaci¨®n del Ni?o y Adolescente al Teatro (CNINAT).
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