La ciencia, incapaz de explicar el fen¨®meno de los objetos voladores no identificados
La ciencia oficial de hoy se muestra incapaz de abordar el fen¨®meno ovni en su complejidad. Mientras la f¨ªsica emp¨ªrica insiste en la falta de datos para considerar que este planeta est¨¢ siendo visitado por seres inteligentes de otros mundos y considera imposible que se realicen tan largos viajes, psic¨®logos y soci¨®logos acent¨²an su convicci¨®n de que estamos ante un fen¨®meno colectivo con tendencia a la expansi¨®n y que expresa la necesidad de ayuda que experimentan los individuos y pueblos de la Tierra en momentos de alta conflictividad. Es pa?a tambi¨¦n ha sido sede durante los pasados d¨ªas de supuestas convocatorias al encuentro. Informa
Alai Esterle, especialista en sat¨¦lites de telecomunicaci¨®n y de observaci¨®n, miembro del GEPAN, grupo franc¨¦s de investigaci¨®n de los fen¨®menos aerospaciales no identificados, sobre cuya actividad acaba de informar el semanario L'Express, asegura, seg¨²n la misma fuente, que ?de los doscientos informes de observaci¨®n que transmite cada a?o la gendarmer¨ªa francesa, un 20% o un 25 % es clasificado como ovni, es decir, como objetos no identificables. Y, acerca de la tipolog¨ªa de las personas que los ven, se puede afirmar que los an¨¢lisis psicosociol¨®gicos de los testigos del fen¨®meno ovni no permiten establecer un retrato robot del observador de ovni?.Es decir, no se puede afirmar contundente mente que vean ovni visionarios, individuos con tendencia excesiva a la soledad o personas con alta conflictividad interpersonal, razones todas ellas que podr¨ªan llevar, seg¨²n ciertos psic¨®logos, a numerosas personas a desear, inconscientemente, tener contactos con ?otro tipo de seres? distintos de los habituales.
El equipo de cient¨ªficos franceses que intenta despejar la inc¨®gnita de los ovni cuenta, seg¨²n L'Express, con excelentes medios: ?Un grupo de intervenci¨®n r¨¢pida, compuesto por cient¨ªficos procedentes de diversas disciplinas; un grupo de detecci¨®n de se?ales, equipado de aparatos especiales, y un grupo de alerta de radar, que dispone de la asistencia de la red francesa del Ej¨¦rcito del Aire. El Centro Operacional de la Defensa A¨¦rea (CODA), de Taverny, tambi¨¦n responde, si es necesario, a las peticiones del GEPAN.?
?Y cu¨¢l es la conclusi¨®n a la que se ha llegado tras dos a?os de trabajo? Un per¨ªodo de tiempo as¨ª es corto para cualquier investigaci¨®n en profundidad; pero, seg¨²n asegura Jer¨®me Dumoulin en el citado semanario franc¨¦s, ?despu¨¦s de dos a?os de trabajo, los investigadores del GEPAN... se consideran convencidos de que un fen¨®meno material est¨¢ en el origen de la casi totalidad de las observaciones del tipo D -es decir, de los fen¨®menos que los expertos no pueden identificar, a pesar de informes relativamente precisos y completos-. Pero, entre la convicci¨®n y la certeza, hay un paso que la ciencia y el GEPAN no ha franqueado todav¨ªa. El misterio est¨¢ cercado, pero permanece?.
En la otra vertiente del problema, tambi¨¦n numerosos cient¨ªficos, pertenecientes al campo de la psicolog¨ªa, se sienten cargados de certezas cuando consideran que estamos ante un fen¨®meno de tipo ps¨ªquico. Uno de los m¨¢s prestigiosos disc¨ªpulos de Sigmund Freud, Carl Gustav Jung, precisamente el que abri¨® nuevos horizontes al psicoan¨¢lisis, liber¨¢ndole, seg¨²n unos, del excesivo determinismo de la f¨ªsica newtoniana, heredado por Freud, o entreg¨¢ndole a ?locuras y raptos de la imaginaci¨®n so?adora?, seg¨²n otros, expres¨®, seg¨²n cita J. Dumoulin, en el a?o 1960, la opini¨®n sobre los platillos volantes, como se llamaban en aquellos a?os, de que los ovni son la versi¨®n contempor¨¢nea de los signos en el cielo de los antiguos, es decir, proyecciones de la imaginaci¨®n: ?Un mito viviente se ha constituido. Tenemos oportunidad de observar c¨®mo, en una ¨¦poca dif¨ªcil, se ha creado una historia milagrosa.?
La convicci¨®n de la existencia de los ovni va extendi¨¦ndose. Seg¨²n L'Express, ?un sondeo realizado en Francia muestra que el 25% de la poblaci¨®n y el 40% de los menores de veinticinco a?os creen que los ovni son ingenios venidos de otro planeta. En Estados Undios la proporci¨®n es doble. Y esta creencia no cesa de progresar?.
Ovni en Espa?a
Tambi¨¦n son numerosas las personas en nuestro pa¨ªs que aseguran haber visto ovni, e incluso seres extraterrestres. De lo que, sin embargo, a¨²n no existe evidencia f¨ªsica es de que grupo cient¨ªfico oficial alguno se haya decidido a acometer el tema, bien desde la perspectiva de la f¨ªsica emp¨ªrica o desde la psicosociolog¨ªa. Pese a ello, pocos d¨ªas antes del comienzo de este serial alguien hizo una convocatoria, de la que algunos medios de comunicaci¨®n se han hecho eco, en el sentido de que se esperaban bastantes encuentros por estas latitudes.
Varias poblaciones espa?olas y, m¨¢s en concreto, algunas zonas monta?osas han sido el marco estos d¨ªas de extra?as peregrinaciones de ciudadanos, normales, sin duda alguna, seriamente convencidos de que los ovni iban a aparecer de un momento a otro. Muchas de estas expectativas se han visto frustradas, pero otras han logrado lo que deseaban. Aqu¨ª est¨¢ su testimonio:
?A m¨ª me interesaron estas cosas desde que ten¨ªa uso de raz¨®n, desde que pude comprar libros sobre la materia?, explica a EL PAIS uno de estos testigos an¨¢nim¨®s. Sigue diciendo: ?Me fascin¨¦ el tema a ra¨ªz de la lectura de un libro de Von Daniken?, continuando su relato con la afirmaci¨®n de que empez¨® a comprar m¨¢s y m¨¢s libros sobre la materia, con un gesto entusiasta que no s¨¦ por qu¨¦ me hace pensar en las descripciones que Don Quijote pudiera haber hecho de sus primeras y apasionadas lecturas de libros de caballer¨ªa, con lo cual no estoy diciendo que los creyentes en constantes contactos con extraterrestres est¨¦n locos, afirmaci¨®n para la cual habr¨ªa antes que definir qui¨¦n est¨¢ cuerdo aqu¨ª. ?Un d¨ªa, a las tres de la ma?ana?, prosigue su apasionante narraci¨®n, ?fuimos citados a un lugar, indic¨¢ndosenos c¨®mo deb¨ªamos hacer unas fotos. Nos trasladamos al montecillo que se nos indic¨®. All¨ª no vimos nada, pero actuamos como nos indicaba esa fuerza superior e hicimos las fotos enfocando hacia donde se nos hab¨ªa dicho?.
Mientras narra los hechos, su gesto, sereno, va mostrando la evidencia de algo muy fuerte, vivido en su mente. Despu¨¦s, al parecer, se fueron todos a dormir y uno se llev¨® el carrete. ?Al amanecer recib¨ª una llamada telef¨®nica?, dice, ?procedente,del miembro de nuestro grupo que hab¨ªa revelado el carrete?. ?Qu¨¦ hab¨ªa sucedido?
Hacia el encuentro
Las fotos reveladas muestran difusamente unos extra?os rostros. Las tomo en mis manos y las contemplo con respeto, por que considero que con respeto debe contemplarse todo aquello en lo que los dem¨¢s creen. Me proh¨ªbe que publique esas fotos. Siento enormes deseos de hacerlo, aunque tambi¨¦n es verdad que por mi imaginaci¨®n maquiav¨¦lica pasan ideas sobre c¨®mo se pueden haber trucado esas im¨¢genes. Revelan unas sorprendentes siluetas de rostros similares a los humanos, aunque distintos. Pero lo que resulta evidente, f¨ªsicamente, es que el rostro de mi interlocutor es el que ha cambiado. El ya ha vivido el encuentro.
?Ahora pensamos por nosotros mismos, sabemos qui¨¦n somos?, me cuenta otra persona que ya ha vivido tambi¨¦n su encuentro. ?Ellos ya se han marchado, pero nos han dejado una enorme sensaci¨®n de paz.? Sus palabras recuerdan, sin duda alguna, el filme de Steven Spielberg Encuentros en la tercera fase. Uno de sus espectadores me describi¨® sensaciones similares tras contemplar la pel¨ªcula, sensaciones que un psicoanalista desmenuza en seguida: ?Tras todo ese ritmo persecutorio y angustioso de las primeras im¨¢genes del filme, el final ofrece la paz del encuentro con seres superiores que no est¨¢n dispuestos a hacemos da?o alguno, sino, todo lo contrario, a ayudarnos.?
La paranoia de la persecuci¨®n ha terminado. ?Los extraterrestres se han marchado ya?, prosiguen la narraci¨®n de su vivencia mis interlocutores, ?pero nosotros hemos empezado a creer en algo, en la inteligencia superior. Volvemos a pensar que la raz¨®n, la aparici¨®n de la vida inteligente, sirve para algo en este universo de materia ciega, donde tantas veces hemos podido constatar, o pudimos creer, que todo era solamente una lucha animal de fuertes contra d¨¦biles y d¨¦biles contra fuertes.?
?Incluso cuando nosotros hayamos desaparecido?, prosigue su emocionado discurso, ?ellos, los seres superiores de otros mundos, continuar¨¢n viviendo. Nosotros nos habremos marchado para siempre, pero la vida y la inteligencia continuar¨¢n existiendo. La inteligencia, misterio del universo, se prolongar¨¢ m¨¢s s¨®lida que cualquier otra manifestaci¨®n de la materia y dejar¨¢ cortas nuestras conquistas actuales e incluso los sue?os de las religiones. Ese es nuestro futuro, un futuro que va a superar lo que nos ense?a hoy una cientica demasiado t¨ªmida y cobarde, pobre en su imaginaci¨®n y cerrada en sus interpretaciones. ?
El testimonio de uno de estos videntes ha terminado, pero en sus palabras y gestos una gran seguridad muestra, sin duda alguna, la realidad de un intenso acontecimiento ps¨ªquico vivido. Decir si ha sido real o no -es decir, externo o interno- ser¨ªa caer en la cortedad interpretativa de una ciencia como la actual, donde la f¨ªsica desprecia a la psicolog¨ªa y donde la psicolog¨ªa ignora a la f¨ªsica.
Un reto a la ciencia
Jer?me Dumoulin termin¨® su informe de L'Express afirmando que pocos objetos hay hoy tan dignos para la investigaci¨®n cient¨ªfica actual como los ovni. Yo pienso que tiene mucha raz¨®n, porque los ovni suponen un reto a nuestra ciencia.
El fen¨®meno ovni es un reto a nuestra ciencia oficial, carente de imaginaci¨®n, pegada a la superespecializaci¨®n, incapaz de integrar disciplinas diversas y, menos a¨²n, de acercarse siquiera a fen¨®menos tan complejos como los de los ovni o el de quienes ven ovni; incapaz de entender en su totalidad realidades humanas como el arte, la religi¨®n, la comunicaci¨®n humana, el psicoan¨¢lisis o mil fen¨®menos m¨¢s de, los que el de los ovni s¨®lo es una muestra.
El fen¨®meno ovni contin¨²a permaneciendo, pues, en esa compleja frontera de las ciencias especializadas, zona de oscuridad entre focos excesivamente sectorizados, donde los hechos no pueden ser interpretados solamente ni por una f¨ªsica excesivamente empirista, que carece de datos rigurosos, ni por una psicolog¨ªa excesivamente imaginativa y poco emp¨ªrica.
Una ciencia as¨ª no parece estar en condiciones de abordar cient¨ªficamente los hechos en su totalidad, lo cual es una l¨¢stima, porque el m¨¦todo cient¨ªfico parece mucho m¨¢s v¨¢lido que la ciencia oficial. Quiz¨¢ todo el fen¨®meno ovni sea s¨®lo una ilusi¨®n colectiva, o quiz¨¢ estemos siendo realmente visitados por seres inteligentes de otros mundos. No lo podemos saber. Quien firma estas l¨ªnea, no ha podido verificar ni una cosa ni otra. Pero lo que s¨ª sabemos, por desgracia, es que esta ciencia, la ciencia oficial, no sabe resolver el problema. Y no lo sabe resolver porque es una ciencia cerrada al misterio del hombre, una ciencia incapaz de abordar en su complejidad y su misterio un tema b¨¢sico, que no es s¨®lo el de los ovni o los extraterrestres, sino un misterio entre misterios: la existencia, evidente f¨ªsicamente, de la existencia de los terrestres.
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