"Hora-24", en Canarias
Si la fiebre del s¨¢bado noche no te sorbi¨® el entendimiento, escucha lo que ayer qued¨® dicho y no dicho en esta movediza columna jam¨¢s del todo columbrada: que el personal pierde pastilla, patilla, coco, moco y teta. Y as¨ª andamos. Cantando, en pleno agosto, lo de ac¨¦rcate m¨¢s, pero mucho m¨¢s. Sin fe y muy calentitos. Mogoll¨®n nacional: del m¨¢s all¨¢ al m¨¢s ac¨¢, del coro al ca?o, de Marx a Abril, de Malabo a La Habana, del tel¨¦fono ¨¢rabe al teleobjetivo polisario, del basurero al mercado y del mercado al basurero. Hasta que, un d¨ªa de estos, vayan y le den a Marisa Medina el Premio N¨®bel de Literatura. Har¨ªan bien.Invadido esta noche por la pereza, no tengo, ganas de escribir para una madrugada de chocolate y churros en d¨ªa del Se?or. Escucho ahora la radio. Me adormezm¨ª. Para ti, sin embargo, subo el volumen del transistor.
M¨¢s tarde o m¨¢s temprano, queridos radioyentes de Hora-24, llega la noche en que uno, al fin, sabe muy bien de qu¨¦ tiene que hablar, aunque s¨®lo sea para contar a qui¨¦n vio ayer en una esquina haciendo gestos sospechoso: un conocido f¨²tbolista, cuyo nombre no digo, porque, claro, no tiene ningun¨ªsima importancia. A¨²n soy la ¨²nica realidad honesta dentro de esta emisora; los dem¨¢s periodistas son marionetas del pasado. Y manejo los hilos secretos del deporte para que brille la verdad. Modestamente, ?eh! Porque vosotros, acostumbrados a mi ferocidad justiciera, pero correcta y nunca partidista, vais y dec¨ªs en cuanto se os deja sueltos: Ese s¨ª que los tiene bien puestos. As¨ª es, pero sin exagerar. Porque, a ese paso, tambi¨¦n, como en familia, pod¨¦is decir de m¨ª: un valiente, un intachable, hace tiempo que vivi¨® con nosotros y era bastante amigo de mi hermano. En fin, no s¨¦. Bueno, s¨ª: su primer amor. O un colega excelente al que llam¨¢bamos Butanito; cierto ramalazo; nada grave, pero yo lo vi cierta vez por Vallehermoso Todo, menos mal, sin nombres propios o impropios. Eso es posible durante alg¨²n tiempo, luego resulta demasiado ceremonioso, casi franquista y muy aburrido, ?no?, para un programa. Y, por consiguiente, voy y declaro que un amigo m¨ªo, que es polic¨ªa, se llama V¨¢zquez. ?Por qu¨¦ iba yo a callarme su nombre? La cosa va m¨¢s lejos. Los nombres son como la mala hierba; su semilla se esparce a lo! cuatro vientos y la jungla crece sin necesidad de crema. Hasta que de repente os condieso, delante del micr¨®fono, que este V¨¢zquez nunca hubiera ascendido a sargento, sin la ayuda de su ex esposa. Para qu¨¦ daros m¨¢s detalles...?Genoveva? La misma. Os tronch¨¢is de risa: ?pero qu¨¦ peque?o es el mundo, don Bal¨®n! Est¨¢is acostados de espaldas, destruyendo la hierba del Retiro, con colillas de porros barrionuevos, charlando sobre Genoveva, que ahora es la amante de Ayala. ?C¨®mo? ?C¨®mo ir¨¢ Ayala, digo, en los entrenamientos? Es algo que no os preocupa demasiado, ya lo s¨¦, pero es un buen pretexto para hablar. Y yo me sonr¨ªo. Porque si os contara... ?Es preciso que lo cuente todo para que me cre¨¢is? La cosa va m¨¢s lejos. Es imposible evitar el cerco. Lo mejor ser¨ªa que siguieseis ah¨ª, acostaditos sobre la hierba, mientras saludo a Cunnigham. ?No conoc¨¦is al negrito Cunnigham? Ya. Pues es muy amigo de un hermano del entrenador. ?Que si tiene un hermano? Bueno, bueno...; por m¨ª, apagad la radio... ?Os re¨ªs, granujillas? Pues conozco a un jugador de baloncesto que tiene una granja cerca de Nairobi y ni le tiene miedo al Mau-Mau. ?Hab¨¦is adivinado su nombre? Su mujer vive ahora en M¨¢laga, promocionando a un boxeador mauritano. ?No es divertido? Ya est¨¢is viendo c¨®mo unas cosas tiran de otras y el futuro sale del capullo del. pasado. Como la banderita. En la Monumental est¨¢ tocando ahora un viol¨ªn zarzuelero que vendr¨¢ a recogerme cuando termine esta emisi¨®n. ?Ah! ?Es preciso que ocurra esto? Poco critic¨¢is a Pereira cuando lo veis entrar en una habitaci¨®n con Kubala. Pero, entonces, dir¨¦is... S¨ª. Si yo os contara .. Un d¨ªa lo dir¨¦ todo. Como me llamo Jos¨¦ Mar¨ªa. Y vosotros, mis doloridos ¨¢rbitros canarios, dejar¨¦is la verg¨¹enza en ese instante para fundiros dulcemente con la duda general que flota sobre todo el deporte espa?ol. Control: ?m¨²sica!
Y as¨ª sucesivamente.
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