Espa?a apoya, con reservas, la transferencia de ciencia y tecnolog¨ªa al Tercer Mundo
La delegaci¨®n espa?ola podr¨ªa actuar de puente entre las aspiraciones tercermundistas a una cesi¨®n de ciencia y tecnolog¨ªa por parte de los pa¨ªses industrializados y la postura de estos ¨²ltimos, reacia a la adopci¨®n internacional de serias y eficaces medidas de transferencia tecnol¨®gica. El ministro espa?ol de Universidades e Investigaci¨®n, Luis Gonz¨¢lez Seara, anunci¨® ayer, durante su intervenci¨®n ante la conferencia mundial sobre ?Ciencia y tecnolog¨ªa para el desarrollo?, que nuestro pa¨ªs va a apoyar ?el refuerzo de las capacidades end¨®genas de los pa¨ªses en desarrollo, fortaleciendo las correspondientes estructuras nacionales?.
El ministro espa?ol afirm¨® que ?nos parece razonable? la adopci¨®n de un plan de acci¨®n eficaz, refiri¨¦ndose, sin duda, al proyecto elaborado por el grupo de los 77; es decir, los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo carentes de ciencia y tecnolog¨ªa.Las exigencias de este grupo no van a ser atendidas en su totalidad por el grupo de los pa¨ªses desarrollados, concretamente por el bloque de la Comunidad Econ¨®mica Europea, Canad¨¢, Estados Unidos, etc¨¦tera. Seg¨²n las voces cr¨ªticas de esta conferencia, todo se va a quedar en agua de borrajas.
Lo que los representantes de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo est¨¢n pidiendo aqu¨ª es la creaci¨®n de ¨®rganos ejecutivos internacionales que supervisen las pol¨ªticas de transferencia cient¨ªfica y tecnol¨®gica de los pa¨ªses ricos. Pero ¨¦stos saben que todo acuerdo internacional supone una cesi¨®n parcial de la soberan¨ªa nacional. Sus representantes prefieren quedarse en el plano de los buenos prop¨®sitos y el enunciar de bellas intenciones que pasar a la firma de acuerdos que comprometan el futuro del Norte, rico y tecnol¨®gico. Y es precisamente ese compromiso lo que exige el grupo de los 77.
Instituciones y fondos
El compromiso que el plan de acci¨®n del grupo de los 77 exige es, por una parte, la mencionada creaci¨®n de estos nuevos organismos decisorios del sistema organizativo de las Naciones Unidas, y por otra, la creaci¨®n de grandes fondos, a disposici¨®n de los pa¨ªses m¨¢s pobres, dotados por las aportaciones de los m¨¢s ricos. Se habla de la cifra de 2.000 millones de d¨®lares anuales, a partir de 1985, para esta finalidad de ayuda al Tercer Mundo. Seg¨²n los esc¨¦pticos, al final apenas se conseguir¨¢n cuatrocientos millones, lo que supone un 20% de las ?buenas intenciones?.En el terreno de las nuevas instituciones que los tercermundistas desean ver creadas, lo que pretenden es que, si bien esta conferencia s¨®lo puede elaborar recomendaciones a la Asamblea General de las Naciones Unidas, las recomendaciones lleven el compromiso previo de los Gobiernos del planeta, que haga posible que la Asamblea General de la ONU s¨ª que adopte acuerdos internacionales con rango obligatorio para todos los Gobiernos. Lo que numerosos pa¨ªses industrializados no van a conceder, sin duda alguna, es la modificaci¨®n de las reglas internacionales de exportaci¨®n e importaci¨®n de patentes. Los delegados de los pa¨ªses en desarrollo piden que el pago de patentes y royalties, respecto a proyectos industriales necesarios para su desarrollo, sea considerablemente disminuido o anulado, tras los primeros a?os de importaci¨®n de las patentes. Algunas voces piden incluso la supresi¨®n total de los derechos de patente. Ni una cosa ni otra. Va a seguir habiendo patentes y van a continuar siendo caras. Alguna voz ?mal¨¦vola? ha sugerido que a este tipo de conferencias debieran acudir no tanto los representantes gubernativos de los pa¨ªses industrializados, sino los propietarios de las codiciadas patentes, es decir, de las grandes empresas multinacionales. Reconocer este criterio significar¨ªa dudar de la capacidad soberana, de algunos Gobiernos occidentales.
Intervenci¨®n espa?ola
Seg¨²n el ministro espa?ol de Universidades e Investigaci¨®n, se propugna ?la utilizaci¨®n ¨®ptima de los ¨®rganos, organismos y agencias de las Naciones Unidas, a trav¨¦s de un mecanismo eficiente de coordinaci¨®n y mediante la participaci¨®n plena de todos los pa¨ªses miembros de las Naciones Unidas en el establecimiento de las pol¨ªticas de ciencia y tecnolog¨ªa. El aparato institucional, continuador de la labor de la conferencia y de la ejecuci¨®n del programa de opci¨®n, debe basarse en el uso racional y l¨®gico de las estructuras de las Naciones Unidas, evitando proliferaciones de ¨®rganos y las burocracias excesivas?. Con tal sutil informaci¨®n, la delegaci¨®n espa?ola parece apoyar el car¨¢cter ejecutivo de ciertos organismos internacionales, sin el compromiso de aceptaci¨®n de otros nuevos m¨¢s decisorios, que es lo que quiere el grupo de los 77.Esta postura, en apariencia equidistante de las aspiraciones tercermundistas y de los planteamientos de la Comunidad Europea, con cuya representaci¨®n la delegaci¨®n espa?ola mantiene cierta y semidistante identificaci¨®n, permitir¨¢, tal vez en uni¨®n con otras posturas similares, el logro de acuerdos parciales.
Respecto a la cuesti¨®n de los fondos internacionales de ayuda al subdesarrollo, el se?or Gonz¨¢lez Seara dijo: ?Por ¨²ltimo, los objetivos del programa de acci¨®n necesitan de recursos adicionales. La conferencia, por tanto, debe explorar la forma de arbitrar esos recursos de una manera realista y pragm¨¢tica, comenzando por utilizar las fuentes ya existentes de recursos financieros de la organizaci¨®n internacional y estableciendo, adem¨¢s, nuevas aportaciones voluntarias, canalizadas de manera continua y permanente. Esto nos parece razonable y creemos que responde a un planteamiento positivo. Es preciso esforzarse por encontrar soluciones. Mi pa¨ªs viene a esta conferencia con el prop¨®sito firme de que se consigan acuerdos que permitan marchar hacia adelante.?
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