Los editoriales de Mr. Hyde
Me permito brindarle una idea que, de ser llevada a cabo, llenar¨ªa de gozo a muchos de sus lectores. Se trata de la supresi¨®n de los editoriales de EL PAIS (generalmente tendenciosos y verbosos) y, con el espacio asi ganado, incrementar el dedicado a la informaci¨®n (generalmente objetiva y escueta).Es casi incre¨ªble que miembros de un mismo peri¨®dico sean autores de textos tan opuestos. No parece sino que, para escribir esos editoriales, tiene usted escondido a un extra?o Mr. Hyde especializado en retorcer e incluso contradecir las informaciones veraces del resto del peri¨®dico, am¨¦n de llenar p¨¢rrafos y m¨¢s p¨¢rrafos de farragoso texto y de alusiones literaturizantes y pretenciosas propias de cualquier reci¨¦n titulado periodista inseguro de s¨ª mismo.
Tal vez uno de los ejemplos m¨¢s claros sea el editorial ?La bailarina, el comisario y el presidente? (28-VIII- 1979). En casi mil palabras interminables apenas se habla del caso de Alexander Godunov y de Ludmila VIasova, y se dedican en cambio extensas alusiones a Greta Garbo, Melvyn Douglas, Ernst Lubitsch, los ?espaldas mojadas? mexicanos y otros personajes del mismo estilo. (Dicho sea de paso: de los tres personajes del titular, uno de ellos no aparece por parte alguna en el texto: el ?comisario?.)
Junto a eso, cuando el editorial hace algunas alusiones al caso en s¨ª, la tendenciosidad impera. La tesis general es de que, s¨ª las autoridades norteamericanas impidieron durante tres d¨ªas que despegase un avi¨®n sovi¨¦tico que se encontraba en territorio norteamericano y que llevaba a bordo a la esposa de un bailar¨ªn ruso que hab¨ªa solicitado asilo pol¨ªtico en EEUU, y que manifest¨® reiteradamente que su esposa era llevada a Mosc¨² contra su voluntad, y si esas autoridades dejaron salir al avi¨®n tan pronto como las autoridades sovi¨¦ticas accedieron a que la bailarina expresara fuera del avi¨®n su voluntad de abandonar libremente a su esposo, una conducta tan explicable y aceptable es ?un secuestro? (tres veces se repite tal calificativo), ?un ukase?, ?un burdo remake cinematogr¨¢fico?, ?una incre¨ªble y, a todas luces, ilegal retenci¨®n?, ?que quebranta normas internacionales? y que carece ?de argumentos jur¨ªdicos a la luz del derecho internacional?.
Compare este penoso editorial con la impecable cr¨®nica publicada en ese mismo n¨²mero y sobre igual tema por su corresponsal en Washington y comprender¨¢ el porqu¨¦ de mi sugerencia.
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