Moderado optimismo tras la conferencia de Viena sobre ciencia y tecnolog¨ªa
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre ?Ciencia y tecnolog¨ªa para el desarrollo? concluy¨® ayer, tras intensos debates prolongados hasta avanzada hora de la noche. Los millares de delegados de todos los pa¨ªses del mundo presentes en la conferencia ofrec¨ªan el dram¨¢tico espect¨¢culo de un regateo intercontinental, aparentemente disfrazado, de intercambio de cifras y fechas, aunque, en realidad, bajo la dura evidencia de las cantidades que los pa¨ªses desarrollados est¨¢n dispuestos a dar a los m¨¢s necesitados de ciencia y tecnolog¨ªa. Lo que ha quedado tambi¨¦n evidente es la realidad de un di¨¢logo.Sobre el resultado final, aqu¨ª hay voces para todos los gustos. Los pesimistas creen que ha servido para poco. Por ejemplo, portavoces cient¨ªficos de numerosos pa¨ªses, reunidos en un forum paralelo a la conferencia de la ONU, aseguran que ?la conferencia muestra que el debate ha dejado pat¨¦ticamente contentos a los pa¨ªses del Tercer Mundo con un poco de dinero. Pero ?se puede creer realmente que unos cuantos millones de d¨®lares van a cambiar el mundo??.
?La conferencia de Viena, la mayor convocatoria mundial de la d¨¦cada de los anos setenta, debe ser considerada como un total y absoluto fracaso?, afirman los portavoces cr¨ªticos de las reuniones paralelas de Viena, quienes contin¨²an declarando que ?esta d¨¦cada hab¨ªa sido considerada bajo el eslogan de un solo mundo?.
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Las Naciones unidas institucionalizan el di¨¢logo cient¨ªfico entre pa¨ªses pobres y ricos
(Viene de primera p¨¢gina)Los cr¨ªticos consideran que, antes de plantearse la ayuda al Tercer Mundo, ?lo mejor que pueden hacer los pueblos desarrollados es poner sus propios pa¨ªses en orden?. Consideran, as¨ª, que el Norte tambi¨¦n tiene un Sur. Es decir, que plantear la dicotom¨ªa entre pa¨ªses desarrollados y subdesarrollados oculta la evidencia de la ?explotaci¨®n e injusticia? existente en el seno de los pa¨ªses avanzados.
Seg¨²n ellos, ?salvo que las compa?¨ªas multinacionales sean controladas, aunque cambie el sistema mundial de informaci¨®n, aunque cambien los c¨®digos de conductas, aunque cambien las reglas internacionales de transferencia de patentes, aunque se garantice la libertad del acceso al conocimiento cient¨ªfico..., nada va a cambiar?.
No obstante, los patrocinadores de esta gigantesca convocatoria, es decir, la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas, se sienten relativamente satisfechos sobre los resultados logrados. ?Se ha decidido en Viena?, declar¨® a EL PAIS Le¨®n P. J. Mazairac, director de la Divisi¨®n para la Informaci¨®n Econ¨®mica y Social de la ONU, ?la adopci¨®n de algunos acuerdos, relativamente satisfactorios. Durante dos a?os van a proseguir las negociaciones. Se ha acordado que la maquinaria de la familia de las Naciones Unidas, con todos sus miembros, cree un comit¨¦ intergubernamental que d¨¦ claras directrices para reforzar la ciencia y la tecnolog¨ªa en todos los pa¨ªses necesitados de desarrollo ?.
Seg¨²n el se?or Mazairac, la transferencia de ciencia y tecnolog¨ªa est¨¢ en marcha, aunque el debate requiere la participaci¨®n de m¨²ltiples organismos internacionales como los que controlan, desde Par¨ªs, la propiedad de las patentes. En efecto, poco puede hablarse de transferencia de ciencia y tecnolog¨ªa con los conceptos actualmente vigentes de propiedad intelectual. Una cesi¨®n internacional de derechos pasa necesariamente por la revisi¨®n del concepto de propiedad intelectual.
El dinero, protagonista
El dinero, al final, pareci¨® convertirse en el centro del debate. Si bien un acuerdo final sobre c¨®mo el mundo del desarrollo cient¨ªfico y t¨¦cnico va a ayudar a los pa¨ªses necesitados de ciencia y tecnolog¨ªa, mientras se logra un acuerdo m¨¢s definitivo, a nivel planetario, la ONU va a seguir convocando al di¨¢logo y va a administrar -he aqu¨ª uno de los nudos de la cuesti¨®n- nuevas aportaciones que van a ser efectuadas al servicio de esta causa. Los pa¨ªses subdesarrollados, para este bienio de di¨¢logos, ped¨ªan cuatrocientos millones de d¨®lares, correspondientes a 1980, y seiscientos millones, para 1981. Los pa¨ªses ricos part¨ªan de una oferta de 250 millones para cada uno de estos dos a?os. Pero, independientemente de la cantidad final acordada, lo importante, seg¨²n altos funcionarios de la ONU, es la voluntad de acuerdo.
Un moderado optimismo es, pues, la sensaci¨®n dominante tras el final de la conferencia de Viena sobre ?Ciencia y tecnolog¨ªa para el desarrollo?. Un optimismo que nace del hecho de que nadie haya roto aqu¨ª la baraja del juego y de que el debate vaya a ser prolongado dos a?os m¨¢s a trav¨¦s del ?sistema organizativo de la familia de las Naciones Unidas?,por emplear la terminolog¨ªa habitual de los funcionarios de los organismos internacionales.
La prolongaci¨®n de este debate, que es, en el fondo, el mismo que el de la Conferencia del Medio Ambiente, de 1972, y de todas las conferencias Norte-Sur realizadas y por realizar, es la ¨²nica alternativa para el futuro. Es el debate entre los que tienen riqueza y los que no la tienen, cuando los primeros piden a los segundos que trabajen m¨¢s y mejor, y los segundos piden a los primeros que les den medios.
Un debate as¨ª, el debate sobre la ciencia y tecnolog¨ªa para el desarrollo, va a abrirse a nivel intergubernamental en este planeta. El trabajo de miles de personas durante estos diez d¨ªas -con sus noches- en Viena no va a ser in¨²til, como las voces excesivamente cr¨ªticas aseguran, porque la existencia misma de debate de este tipo, a nivel mundial, con tan colosales dimensiones, es el mejor signo de la esperanza y la mejor muestra de que alg¨²n d¨ªa, tal vez, la especie humana pueda funcionar a niveles realmente internacionales.
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