Los objetores de conciencia aceptan con reservas lo dispuesto en la Constituci¨®n
El Movimiento de Objetores de Conciencia (MOC), creado a comienzos de 1977 de una manera independiente a los grupos que hasta entonces hab¨ªan alegado la objeci¨®n de conciencia para el servicio militar armado por motivos estrictamente religiosos, se ha definido por primera vez en un plano ideol¨®gico coherente. Hasta el momento hab¨ªa proclamado posiciones apol¨ªticas, refundiendo sus diversos contenidos ¨¦ticos, filos¨®ficos, ideol¨®gicos y religiosos como ?una objeci¨®n pol¨ªtica, en el sentido de que adquiere una dimensi¨®n social?. Tal opci¨®n y objeci¨®n pol¨ªtica se concreta ahora en una denuncia del sistema militarista, entendiendo que ?el antimilitarismo es un planteamiento, de lucha revolucionaria que se enfrenta a la estructura militar?.
Esta es una de las conclusiones fundamentales de la declaraci¨®n ideol¨®gica entregada ayer a los medios informativos en la localidad alavesa de Landa, donde a lo largo de esta semana pasada se han reunido un centenar de objetores de conciencia de toda Espa?a, aunque las representaciones m¨¢s nutridas han sido las de Catalu?a y Euskadi.Seg¨²n fuentes del MOC, hay unas 2.000 personas agrupadas en este movimiento, incluidas mujeres, y unos seiscientos u ochocientos objetores tienen relaciones asiduas con la organizaci¨®n, que funciona de manera aut¨®noma en cada nacionalidad.
El primer reconocimiento oficial acerca de los objetores se produjo por un decreto de enero de 1977, en el cual se contemplaba la posibilidad de objetar el servicio armado por motivos religiosos, ingresando los objetores en la reserva, para cumplir un servicio civil de tres a?os de duraci¨®n. En noviembre de 1977, otro decreto-ley coloca a los objetores en situaci¨®n de pr¨®rroga de incorporaci¨®n a filas hasta que se regule su caso, que en principio se contempla en la Constituci¨®n.
Los objetores critican que en el texto constitucional no hay un reconocimiento expl¨ªcito del derecho a la objeci¨®n, sino que se indica que se regular¨¢ la forma de cumplir un servicio civil, como excepci¨®n al servicio militar, a los que aleguen objeci¨®n. En la declaraci¨®n entregada ayer se indica que, en el plano te¨®rico, no se acepta el derecho del Estado a imponer un servicio obligatorio, con fines militares o civiles, pero que el MOC considera que, partiendo de la existencia del servicio obligatorio impuesto por el Estado, ?las disposiciones en favor de un servicio civil constituyen un progreso. Concebimos?, dicen, ?que este servicio civil debe ser socialmente constructivo?. La opini¨®n mayoritaria de los congresistas es que la organizaci¨®n de ese servicio debe ser autogestionado por los mismos objetores, aunque algunos no admiten, en la pr¨¢ctica, ninguno, ni civil ni militar.
A la pregunta de si creen alcanzable una organizaci¨®n social en la que en ning¨²n caso fuese necesario recurrir a los sistemas de organizaci¨®n militarista jerarquizaci¨®n, autoritarismo, etc¨¦tera), fuentes del Movimiento contestaron que tal objetivo es dif¨ªcil, pero que su misi¨®n no es acabar con los ej¨¦rcitos, sino hacer que vaya surgiendo una conciencia colectiva y una sensibilidad en este sentido. ?El antimilitarismo?, dice la declaraci¨®n elaborada en Alava, ?tiene como objetivo el dejar campo libre, en el que se pueda desarrollar todo tipo de alternativa no represiva?.
Dicen que algunos objetores tienen militancia en partidos pol¨ªticos, pero, seg¨²n declaraciones que hicieron a EL PAIS algunos congresistas, ?parece no existir un compromiso claro de los partidos con los objetivos de la objeci¨®n?. De hecho, a?adieron, en Euskadi pasan bastante inadvertidos y no han encontrado mucha solidaridad. En relaci¨®n a los puntos m¨ªnimos que solicitan para ese servicio civil que se les reconoce en la Constituci¨®n, indicaron que cada objetor tiene su nivel propio, pero que en principio se estima que debiera tener la misma duraci¨®n que el militar, cumplirse en la nacionalidad de origen, no tener ninguna relaci¨®n con organizaciones militares y que el acceso al mismo no sea controlado por un tribunal, sino que se reserve este aspecto a la propia libertad de conciencia del individuo.
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