A manera de adi¨®s
Volver. Reanudar el trabajo. Un recuerdo bien vale una sed. Y sonre¨ªrse cuando Gide diga: ?Natanael, ?qu¨¦ puedo yo decirte de las camas?? H¨¢blame, dice ya febrilmente Mar¨ªa Jim¨¦nez, h¨¢blame en la cama: tus peque?as cosas son mi inmensidad. Peque?eces con sal de aquel que hoy vuelve y cuenta: ?He dormido en los almiares; he dormido en los surcos de los trigales; he dormido en la hierba, al sol; en los trojes de heno, por la noche. Colgaba mi hamaca de las ramas de los ¨¢rboles; he dormido columpiado por las olas; acostado en el puente de los nav¨ªos; o en las estrechas literas de los camarotes, frente al ojo est¨²pido del tragaluz. Hubo camas en las que me esperaban; y otras en las que, en balde, hasta el alba esper¨¦. Las hab¨ªa cubiertas con telas y tan blandas que parec¨ªan armonizarse para el antiguo amor. He dormido en los campos, sobre tablas resecas. He dormido en vagones en marcha, sin perder ni un instante la sensaci¨®n de v¨¦rtigo.? Todo, ya ves, para volver.Volver y sonreirte, sin ganas, cuando vaya y te cuente las ¨²ltimas noticias. Durante el mes de agosto hubo en Madrid y su provincia veintiocho atracos bancarios. ?Qu¨¦ dice el personal? Ni s¨¦. Pero toda carencia nos despierta el ingenio en la cosecha y la luna estival alumbra, a ratos, los amores prohibidos. Y veintiocho personas fueron detenidas por intentar pasarles droga a familiares presos en la c¨¢rcel modelo de Carabanchel. ?Qu¨¦ dice el personal?
Ni s¨¦. Pero pocos de los ajusticiados le¨ªan o sosten¨ªan la pluma aunque chabolas construyeron la fragua y el molino. Y un lector del diario La Vanguardia identifica a un delincuente as¨ª: ? El mencionado atracador tiene uno veintiocho o treinta a?os, moreno, de 1,75 de estatura, con bigote y pelo negros; aspecto innoble entre agitanado o suramericano delgado y, en la actualidad, viste pantal¨®n oscuro y camisa.? ?Te reconoces? De aspecto innoble s¨ª, mientras que escarabajos y murci¨¦lagos volaban por el aire oloroso de menta y roc¨ªo. En Sevilla, una culebra se chupaba la leche almacenada en un dulce hospital infantil. En el expreso Gij¨®n-Madrid, se desata una plaga de ratas noct¨¢mbulas. En Berrus (Tarragona) disparan contra la imagen de santa Magdalena; que ya lo dijo Blas de Otero, albacete?os fieles: ?Aqu¨ª no se salva ni Dios. ? Fuentes bien informadas reconocen que ex portamos poqu¨ªsimas navajas. Y hasta nos sale un tibur¨®n en el vientre de un calamar. ?Qu¨¦ dice el personal? Ni s¨¦.
Lo ya visto. Pero con alas y ojos m¨²ltiples. Porque fray Tierno no puede estarse quieto. Y t¨² estar¨¢s diciendo: ??Otra vez, fray Tierno?? Pues as¨ª es, granuja, pero por ¨²ltima vez. Que yo no tengo culpa alguna de que el alcalde sea muy amigo de andar de casa en casa y de que le manoseen y de que le obedezcan. ?Y c¨®mo habla! Pero debiera tener cuidado, santo alcalde y padre, porque puede llegar Quevedo, con la rebaja y sin glorieta, y declarar necio con felpas y papagayo al que, tirando de la gravedad marxista como el zapatero del cordob¨¢n, habla en tono tan bajo y tan pausado y a lo ministro t¨¢cito que parece saludador de a folio, de cuya presencia, en vez de despacho y alivio, sac¨¢is confusi¨®n y el andar buscando retazos de razones perfectas unas con otras, con m¨¢s sentidos que un algebrista huesos de pierna teresiana o brazo de Eleuterio quebrado.
En todos sus frecuentes recorridos nunca saci¨® a¨²n fray Tierno su gran curiosidad. Por eso decidi¨® seguir de pingo; como Wojtyla, pero sin copitos. Y de ese loco peregrinar dedujo que las muchas dificultades municipales quedar¨ªan resueltas con frases amasadas por los nudillos del entendimiento. En la noria del Parque de Atracciones: ?Esto es la revoluci¨®n permanente, y no las torpes vueltas de fray Bustelo.? Contra las amenazas de bombas: ?Debemos convertirnos en vigilantes.? Al firmar en un libro de honor: ?No s¨¦ en qu¨¦ d¨ªa vivo.? Y hab¨ªa que creerlo, te lo juro. A modo de golondrina, volaba muy alto en la contemplaci¨®n, por lo que hasta lleg¨® a decir, a la salida del matadero, esta frase enigm¨¢tica, rotunda y admirable: ?Tenemos excedentes de tripas. ?
?Cosa maravillosa! Y que a m¨ª me ha afectado, fray Tierno. De verdad .. Por eso ya me voy de esta pilastra. Cortando por lo sano. Porque un corte bien vale otra sed.
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