El lento despertar de Burgos

El despertar cultural de Burgos, esa provincia representativa de la Castilla m¨¢s deprimida, va despacio, sobre todo en las peque?as y medianas poblaciones rurales. La falta de una infraestructura m¨ªnima, la emigraci¨®n de cerebros, y la p¨¦rdida de oficios tradicionales, de artesan¨ªas populares y del folklore, son las caracter¨ªsticas de este momento burgal¨¦s, que analiza en el presente reportaje Blanca Gefaell.

Realmente podr¨ªa decirse que Burgos poco a poco, muy poco a poco, est¨¢ despertando de un letargo cultural en el que llevaba muchos a?os. Burgos ciudad, claro; porque en la provincia es dificil¨ªsimo poder ver una buena pel¨ªcula, e imposible una obra de teatro. Estad¨ªsticament¨¦ lablando, ahora hay un doscientos por ciento m¨¢s de actos culturales que en la ¨¦poca de Franco. Antes no hab¨ªa, pr¨¢cticamente, ninguno, aunque los efectos de esto apenas si se han empezado a notar. El inter¨¦s por el hecho cultural va en aumento, la asistencia a los actos es masiva, siempre en mayor n¨²mero si se trata de una demostraci¨®n folkl¨®rica que de una conferencia; pero, cuando han estado bien anunciados, los locales se llenan, se quedan peque?os. Muy diferente es la actitud que tienen los organismos, como pueden ser ayuntamientos, colegios, etc¨¦tera, que no se plantean ni el tema; por ejemplo, el pintor Espinoza Due?as est¨¢ tratando de regalar una pintura mural, que se realizar¨ªa de forma colectiva con sus alumnos a alg¨²n pueblo, y todos los consultados se han negado a facilitar tan s¨®lo el muro. La situaci¨®n en los pueblos es tr¨¢gica; de lo ¨²nico que se dispone es de los antiguos teleclubs, hoy convertidos en centros culturales, que no cuentan ni con una m¨ªnima biblioteca que acerque el libro al medio agr¨ªcola, o el peri¨®dico, por lo menos. De los 383 municipios de la provincia se podr¨ªa citar a Aranda y a Miranda como casos menos dram¨¢ticos, donde se puede encontrar alguna librer¨ªa, alguna conferencia, pero que llega a n¨²cleos de poblaci¨®n con diez o veinte vecinos, ni tan siquiera de televisi¨®n. Los hijos que han podido ir a estudiar fuera, no vuelven, y al que tiene un t¨ªtulo -el que sea- se le trata de usted siguiendo una antigua devoci¨®n.Alvaro Renedo, delegado de Cultura, ha notado que este a?o los temas que m¨¢s interesan son los referentes a la cuesti¨®n castellana; pero Castilla,ha perdido aquellos elementos que le daban una entidad cultural particular y diferente, se ha perdido el oficio de alfareros, tan rico hasta hace pocos a?os en Burgos, aunque este curso se hayan hecho tres exposiciones de cer¨¢mica popular se pierde la dulzaina, instrumento de la m¨²sica castellana por antonomasia, mientras se espera la creaci¨®n de una escuela que parece que el nuevo Ayuntamiento est¨¢ dispuesto a crear, pero sin demasiadas prisas, que los dulzaineros actuales tienen una media de setenta a?os, y cinco o seis m¨¢s todav¨ªa tiran; se pierden las jotas y las coplas, y la labor que ahora est¨¢n realizando grupos como el de Conchita Madorres o el de Justo del R¨ªo, de recopilaci¨®n del folklore, es alabado, pero no subvencionado; se olvida a m¨²sicos y escritores, se cita a Machado, pero el cancionero de Antonio Jos¨¦ sigue sin publicar.

Burgos, ciudad de 150.000 habitantes, tiene un colegio universitario en el que se puede estudiar Qu¨ªmicas, F¨ªsicas, Matem¨¢ticas, Historia, y, el curso que viene, Derecho; una escuela de Aparejadores y otra de Ciencias Empresariales, y mientras media ciudad clama ?universidad para Burgos?, por aquello de que siempre queda bien, los alumnos de Empresariales ocupan la primera y tercera planta de un vetusto edificio, y la planta intermedia es utilizada para los enfermos mentales que no caben en el Hospital Provincial. Bibliotecas, pr¨¢cticamente, hay una, la de la Casa de la Cultura, dependiente del Ministerio, porque en las otras dos puede que haya alg¨²n tebeo atrasado que nadie usa.

De todas formas, todos los veranos hay un festival de cine, y en invierno el Ministerio de Cultura organiza o cede los locales para alg¨²n ciclo interesante. El a?o pasado se celebr¨® el Congreso de Fil¨®sofos J¨®venes, con bastante asistencia de estudiantes burgaleses, y este a?o el Simposio de Industrias de la Cultura y Modelos de Sociedad, del cual la ciudad ni se enter¨®.

Parece ser que el actual Ayuntamiento, o por lo menos eso esperan los concejales socialistas, va a crear un consejo municipal de la cultura para coordinar y apoyar las iniciativas que surjan en barrios o asociaciones; pero por ahora su labor en pro de la cultura ha sido pr¨¢cticamente nula.

A nivel de barrios funciona una asociaci¨®n cultural, que en la pr¨¢ctica s¨®lo est¨¢ compuesta de tres personas y que, con un ritmo de una vez por trimestre, suele traer alg¨²n grupo de teatro independiente,

No hay que enga?arse; lo que realmente se llena, donde se agotan las entradas, es en los espect¨¢culos de variedades, que puntualmente todos los veranos visitan la ciudad con notable ¨¦xito. En San Pedro -las fiestas patronales-, lo que m¨¢s p¨²blico atrae es el teatro Argentino, carpa ambulante que, a precios nada populares, ofrece la ¨²ltima supervedette rubia y gorda a la gente que viene del campo a gastarse sus ahorros en lo que creen la cultura de la capital.

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