Me dirijo
a ustedes para denunciar las repetidas informaciones que est¨¢n dando sobre la Uni¨®n Sovi¨¦tica y en las que, deformando la realidad, tratan de condenar su sistema pol¨ªtico. Concretamente, en su editorial del d¨ªa 28 de los corrientes, ante la injustificable actuaci¨®n del Gobierno norteamericano reteniendo un avi¨®n, echan en ¨²ltima instancia las culpas al r¨¦gimen de libertades del pa¨ªs antes citado.Sobre este particular, me permito hacerles unas puntualizaciones: Los derechos humanos no son solamente los que los revolucionarios franceses proclamaron en la Declaraci¨®n de los Derechos del Hombre de 1789. Junto a ¨¦stos existen otros que aparecieron ante la insuficiencia de los primeros y son los derechos sociales, como lo es el derecho al trabajo, habi¨¦ndose plasmado en declaraciones posteriores y reconocidas por casi todos los pa¨ªses. El fil¨®sofo del derecho germano-occidental Walzel, al plantearse el problema de los derechos humanos, dice que, si no existen previamente esos derechos sociales, a los que considera b¨¢sicos, no puede existir un r¨¦gimen de libertades, ya que los unos son soporte de los otros.
Les pregunto: ?C¨®mo pueden justificar la democracia y la libertad en Occidente conociendo las estad¨ªsticas de desempleo en esos pa¨ªses? ?C¨®mo justifican las condiciones de los emigrantes en las democracias occidentales? Personalmente he presenciado las actividades de las autoridades inglesas de inmigraci¨®n con los paquistan¨ªes en el aeropuerto de Londres o he visto los alojamientos de los obreros espa?oles, portugueses e italianos.
Pero, remiti¨¦ndonos al r¨¦gimen de libertades en las democracias occidentales, ignoran, acaso, el sistema por el que se vulnera la ley Fundamental alemana de 1949, limitando mediante ley ordinaria el ejercicio de los derechos m¨¢s elementales reconocidos por ella. Desconocen la situaci¨®n de la ?l¨ªder? puertorrique?a Lolita Lebr¨®n. Los ejemplos los podr¨ªa aumentar hasta proporciones insospechadas, pero creo que de lo expuesto se puede sacar en conclusi¨®n el refr¨¢n castellano que criticaba a los que ve¨ªan la paja en el ojo. ajeno y no en el propio.
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