Palestina y sionismo

A la carta del se?or Jacob Benbunan Benchimol, publicada en su peri¨®dico de fecha 29-8-1979 -acertadamente titulada Alegato sionista-, quisiera formular algunas observaciones o, si se quiere, apostillas.Este se?or -inconsecuente, claro- hace mal en acusar a TVE de propalestina, cuando aqu¨ª, y bas¨¢ndonos en hechos tangibles -audiovisuales, en este caso-, pensamos, precisamente, lo contrario.

Acusando al autor del reportaje de propalestino -cosa que, de ser cierta, no ser¨ªa ning¨²n crimen-, el joven sionista ?protesta? -y en plural, para mayor inri- exteriorizando ?nuestra mayor indignaci¨®n y protesta ante el reportaje televisivo ... ?, etc¨¦tera, aseverando m¨¢s adelante que ?la informaci¨®n ha de ser, por definici¨®n, objetiva?.

Que un sionista hable de objetividad informativa es para m¨ª lo m¨¢s parad¨®jico que he escuchado en mi vida. Luego, y haciendo gala de un cinismo digno del m¨¢s cualificado militante sionista, el se?or Benbunan ha pretendido hacemos creer que, tanto en las confrontaciones de 1956 como de 1967, Israel s¨®lo se limit¨® a responder a los ataques ¨¢rabes, aludiendo de paso a siete ?preparados? ej¨¦rcitos (concienzudamente preparados para perder esa guerra, a?adimos nosotros) que atacaron al nuevo ?Estado? en 1948.

La opini¨®n p¨²blica espa?ola no es tan ingenua ni tan mal informada como para tragarse el cuento -y perenne cantinela sionista- de que Israel no hace m¨¢s que defenderse de los ataques ¨¢rabes. La guerra de 1956, como sabe todo el mundo fue un ataque tripartito anglofranco-sionista, como consecuencia de la nacionalizaci¨®n del canal por Nasser, que los egipcios han sabido repeler; la de 1967, un pretexto basado en simples ataques verbales ¨¢rabes, y la de 1973 -primera acci¨®n ¨¢rabe coordinada-, una guerra que ha venid -o a poner las cosas en su sitio y difuminar el mito tan minuciosamente construido por la propaganda sionista: la ut¨®pica invencibilidad del Ej¨¦rcito israel¨ª.

El se?or Benbunan remata su carta ?reconociendo? al pueblo palestino su derecho a la existencia, pero ?negandose a reconocer a un grupo terrorista como representante suyo?, olvid¨¢ndose aqu¨ª de que su artificial y usurpador ?Estado? tiene por primer ministro a un conocido terrorista, precisamente.

Nosotros. s¨ª reconocemos al pueblo jud¨ªo su derecho a la existencia en paz y concordia con sus vecinos, pero nunca en deterioro o a costa de los aut¨¦nticos habitantes de Palestina.