Una exposici¨®n de Picasso en Florencia, censurada por "pornograf¨ªa"
Pablo Picasso, el gran Picasso, ha sido censurado nada menos que en Florencia, la capital mundial del arte. La noticia ha ca¨ªdo como una bomba y ha provocado inmediatamente comentarios que van desde la irritaci¨®n hasta la hilairidad.
El presidente de la provincial, Franco Rava, ha prohibido a los menores de dieciocho a?os la entrada en la exposici¨®n de los diez dibujos sobre erotismo de Picasso, organizada por la provincia en la tercera sala del palacio M¨¦dici Riccardi, y sorprendido y escandalizado porque Rava no es el cl¨¢sico democristiano inhibido y miedoso del sexo, sino un conocido socialista.La exposici¨®n hab¨ªa sido recibida con tal j¨²bilo en Florencia, que los carteles de publicidad hab¨ªan sido distribuidos en media Italia. Para mayor iron¨ªa, el cartel no es otra cosa que la fotograf¨ªa de uno de estos diez dibujos que el presidente de la provincia de Florencia ha considerado ?pornogr¨¢ficos? y capaces de ofender y turbar la sensibilidad de j¨®venes menores de dieciocho a?os. La prensa ha ironizado. El diario La Repubblica, que dedica a la noticia del ?esc¨¢ndalo? la primera p¨¢gina, a tres columnas, dice que probablemente el administrador florentino se ha recordado de repente del papa Pablo IV, que oblig¨® a Daniele, de Volterra ?a poner las bragas a las figuras de Miguel Angel de la Capilla Sixtina?, y a?ade que es una pena que, Rava no se haya dado cuenta que desde entonces ?ha llovido mucho? sobre Italia y sobre el mundo entero.
Lo cierto es que el mundo cultural m¨¢s abierto ha acusado inmediatamente al presidente de la provincia de haber ?pecado contra la cultura?, censurando a uno de los mayores artistas del siglo. El agregado cultural de Florencia, el comunista. Franco Camerlinghi, ha declarado sentirse ?completamente contrario a esta prohibici¨®n: esos dibujos son obras de arte que de nung¨²n modo pueden ofender la sensibilidad com¨²n?, y ha a?adido: ?Espero que se pueda llegar lo m¨¢s pronto posible a una soluci¨®n que consienta volverse atr¨¢s.?
Atacado por todas partes, el presidente Rava se ha defendido diciendo que no lo ha hecho por motivos de ?represi¨®n medieval?; que era consciente, cuando tom¨® la decisi¨®n, que se iba a levantar un avispero de protestas, pero que considera todo este ruido importante para que se llegue en Italia a una nueva legislaci¨®n en materia de tutela de la ?p¨²blica decencia?, y para que se pueda implantar finalmente en un pa¨ªs democr¨¢tico ?la m¨¢xima libertad del arte y de la cultura?. Pero mientras existan leyes vigentes arcaicas y absurdas, seg¨²n el socialista Rava, los p¨²blicos administradores est¨¢n obligados a cumplirlas.
La respuesta al presidente ha sido inmediata: no hay ley que valga, ya que el hecho de considerar los dibujos de Picasso como ?pornogr¨¢ficos? es una barbaridad. El erotismo es una cosa y la pornograf¨ªa es otra, y, adem¨¢s, ?qui¨¦n le ha asegurado a Rava que los dibujos de Picasso entran dentro de la ley italiana, que impide el esc¨¢ndalo a los menores de dieciocho a?os en materia de obscenidad? ?Es verdad?, responde Rava, ?lo mejor ser¨ªa dejar a los padres de familia la libertad de juzgar ellos mismos si sus hijos pueden ver o no un espect¨¢culo o una obra de arte de tipo er¨®tico.?
Un joven militante socialista, interpelado por EL PA?S sobre esta idea de su compa?ero de partido florentino, respondi¨®: ??Se imagina usted a un joven de dieciocho a?os en Italia diciendo: "Papa¨ªto, me dejas ir a ver un cuadro de Picasso en el cual a un hombre se le ve todo?"?
Babelia
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