Hacia la normalizaci¨®n del euskera
Un estudioso de la cultura vasca, Manu Escurero hablaba en su libro Euskadi: dos comunidades de quienes se titulan m¨¢s vascos por dominar el euskera, sintiendo en la tentaci¨®n ?de considerar como de segunda categor¨ªa a los vascos que por historia y por familia hablamos castellano?. A partir de esta consideraci¨®n, analiza, en este segundo y ¨²ltimo cap¨ªtulo de su informe sobre la cultura vasca, la dificultosa normalizaci¨®n del euskera en una tierra donde se han producido tales actitudes, incrementadas cada vez m¨¢s en los ¨²ltimos tiempos.
Si el an¨¢lisis de Manu Escudero sobre las ?dos comunidades? y el intento nacionalista de traspasar a todos los terrenos la hegemon¨ªa que ya ejerce en el campo ideol¨®gico se revelase correcto, existe el peligro, como m¨ªnimo, de un planteamiento excesivamente unilateral de la cultura vasca por parte de quienes hoy dominan las instituciones surgidas de las ¨²ltimas elecciones. ?Afirmo que hoy en d¨ªa toda expresi¨®n cultural, a excepci¨®n del euskera, puede permitirse el lujo de carecer de actuaciones?, declaraba el s¨¢bado pasado Luis Alberto Aramberri, reci¨¦n nombrado secretario t¨¦cnico de di fusi¨®n cultural del Consejo General Vasco, en una entrevista publicada. en Deia. ?Podemos pasar?, a?ad¨ªa, ?diez a?os sin canto, m¨²sica o teatro vascos, pero si pasamos diez a?os sin hablar euskera y sin dar una soluci¨®n real al problema de nuestra lengua, ¨¦sta se perder¨¢. ?En opini¨®n de Gregorio Sanju¨¢n, poeta y escritor socialista que ocup¨® el cargo de delegado en Vizcaya de la Consejer¨ªa de Cultura mientras esta cartera estuvo en manos del PSOE, teme que ?alternativas tan ultimalistas y unilaterales como la de Aramberri puedan conducir al abandono en la pr¨¢ctica de toda actividad cultural que no est¨¦ directamente relacionada con el euskera, olvidando la demanda cultural de ese 74 % de vascos que no conocen dicha lengua?.
Esta acusaci¨®n es, sin embargo, rechazada por el actual director general de la Consejer¨ªa de Cultura, Imanol Olaizola, del PNV, para quien ?no se trata de frenar las cosas, sino de encuadrarlas en un marco global coherente, con arreglo a unas bases precisas?.
La filosof¨ªa de los actuales responsables de la Consejer¨ªa de Cultura -?debernos ser el cerebro de una cadena que pase por las diputaciones y ayuntamientos y desemboque en las entidades culturales?- no parece coincidir, por otra parte, con la que presidi¨® la gesti¨®n de Maturana, anterior titular, para quien ?el objetivo que nos marcamos no fue dirigir nada, sino estimular, apoyar y coordinar las iniciativas dispersas surgidas expont¨¢neamente a todos los niveles ?. ?Por eso ?, recuerda el diputado socialista, ?comenzamos por ponernos en contacto con todas las personalidades e instituciones de Euskadi, sin ninguna discriminaci¨®n.?
Sin embargo, los resultados no estuvieron quiz¨¢s a la altura de las intenciones, ?ya que nos encontramos con no pocas incomprensiones, cuando no con el boicot abierto y sectario por parte de ciertos sectores?.
Esta tendencia a la exclusi¨®n sectaria de los dem¨¢s y a plantear todas las cuestiones en t¨¦rminos de ?conmigo o contra m¨ª?, ?todo o nada?, etc¨¦tera -caracter¨ªstica gen¨¦rica de la vida vasca, al menos en los ¨²ltimos a?os-, se ha manifestado con particular virulencia en el campo de la cultura.
Telesforo Monz¨®n -que aparte de pol¨ªtico es un brillante poeta y profundo conocedor de la cultura vasca- ha contado la an¨¦cdota de un amigo suyo al que sus hasta la v¨ªspera ¨ªntimos le negaron el saludo por haber escrito Euskadi con ?s?, y no con ?z?, que es como lo escribi¨® Sabino Arana.
La normalizaci¨®n del euskera se enfrenta a problemas tanto internos a la propia lengua, a su estructura, como a externos a la misma. El principal problema interno se deriva de su estructura no'indoeuropea en un marco hist¨®rico dominado por las lenguas y culturas greco-latinas. Esto ha obligado a una adaptaci¨®n del euskera a este marco, renunciando a la tentaci¨®n -que pudo ser la del fundador del nacionalismo vasco- de exacerbar lo ex¨®tico para resaltar su originalidad como ?hecho diferencial?. Junto a este problema, la necesidad de proceder a la unificaci¨®n en una sola norma -que ser¨ªa la utilizada en la escritura- de las distintas formas d¨ªalectales del vasco es hoy ya gen¨¦ricamente aceptada, con la excepci¨®n significativa de un sector importante del PNV. (Sector, por otra parte, lo suficientemente influyente como para haber conseguido enmendar en el ¨²ltimo minuto -negociaci¨®n Su¨¢rez-Garaikoetxea- el art¨ªculo 6 del Estatuto de Guernica en lo referente al papel de la Academia de la Lengua Vasca respecto al idioma.)
El acceso a los medios
Los principales problemas ?externos? a resolver de cara a la normalizaci¨®n del euskera son el de su integraci¨®n arm¨®nica en el sistema de ense?anza y su acceso a los medios de comunicaci¨®n. Pese a la existencia de algunas voces discordantes, se admite en general que el decreto de biling¨¹ismo con tanta tenacidad negociado por Carlos Santamar¨ªa -consejero vasco de Educaci¨®n- puede permitir abordar sobre bases firmes el primer problema. Respecto a los medios de comunicaci¨®n, la clave sigue siendo la televisi¨®n.
En este terreno, la clara inclinaci¨®n del PNV hacia la privatizaci¨®n de la televisi¨®n no es el ¨²nico motivo de discordia con los medios euskaltzales de izquierda. Estos ¨²ltimos consideran que la normalizaci¨®n del euskera exige una tercera cadena que emita casi exclusivamente en lengua vasca, argumentando que ya existen otras dos cadenas que lo hacen en castellano. El director general de la Consejer¨ªa de Cultura -que comienza por admitir que ?la consecuci¨®n de una televisi¨®n vasca es nuestro objetivo cumbre?- considera que hay que trabajar en la perspectiva de un tercer canal sostenido por RTVE y gestionado por las instituciones auton¨®micas que ser¨ªa compatible con un cuarto canal ¨ªntegramente dependiente del futuro Gobierno vasco.
En cuanto a la edici¨®n de libros en euskera, la tendencia de los ¨²ltimos a?os es a un aumento de las publicaciones did¨¢cticas y cient¨ªficas compatible con el retroceso en la edici¨®n de obras de ficci¨®n. De todas formas, y en contra de una opini¨®n bastante extendida, proporcionalmente a la poblaci¨®n se editan m¨¢s libros en euskera que en catal¨¢n. (Sumando los libros editados en castellano y euskera, Vizcaya es la tercera provincia del Estado en producci¨®n bibliogr¨¢fica, inmediatamente detr¨¢s de Barcelona y Madrid.)
Donde el avance ha sido m¨¢s espectacular es, sin embargo, en el terreno de las ikastolas, sobre todo si se tiene en cuenta que hace apenas diez o doce a?os se encontraban todav¨ªa en situaci¨®n legal de mera tolerancia, tras haber superado no mucho antes la fase de estricta clandestinidad. Hoy hay en Euskadi no menos de 50.000 ni?os inscritos en ikastolas de distinto nivel, mientras que a los cursos para adultos asisten cerca de 30.000 personas.
Instituciones como la Universidad Vasca de Verano (UVV), o el Servicio T¨¦cnico de Ayuda Universitaria en Lengua Vasca (UZEI), contribuyen por su parte a la normalizaci¨®n de la lengua a nivel superior, editando diccionarios especializados -ciencias naturales, ling¨¹¨ªstica, f¨ªsica y qu¨ªmica, etc¨¦tera-, o monograf¨ªas cient¨ªficas de nivel universitario.
Por poco definido y estructurado que estuviera, es evidente que entre 1964 y 1975 se fue forjando en Euskadi, en las condiciones que se conocen, un proyecto cultural vasco, un proyecto de ?renaixenca? vasca, cuyo inicio se har¨ªa coincidir con el fin del r¨¦gimen. En cierto sentido, la no culminaci¨®n de proyectos como la ?escuela vasca? (alentada fundamentalmente por Oteiza en torno a los a?os 1965-1967 para el sector de las artes pl¨¢sticas), u otros que no llegaron a tener nombre, no fueron vividos como fracasos, sino como partes el ?ensayo general? de una obra cuya representaci¨®n definitiva tendr¨ªa lugar tras la desaparici¨®n de la dictadura.
Y si a nivel popular no era visible una participaci¨®n significativa en las iniciativas que, de todas formas, surg¨ªan aqu¨ª o all¨¢, ?c¨®mo extra?arse de ello cuando, por ejemplo, la Junta de Cultura de Vizcaya era presidida -y lo ha sido hasta hace poco m¨¢s de un a?o- por el blaspi?arista. Xabier Dom¨ªnguez Marroqu¨ªn, que iniciaba sus conferencias con referencias al ?¨¢ntrax separatista que horad¨® la sagrada piel de Espa?a?? ?Todo cambiar¨¢ con la libertad?, se pensaba.
Sin embargo, ya por entonces advirti¨® Agust¨ªn Ibarrola del peligro de que la cultura cayera en manos de ?pol¨ªticos voluntariosos y desinformados?. La realidad es que ninguno de los proyectos entonces alumbrados -laboratorios de arte, asociaciones culturales interdisciplinarias, actualizaci¨®n y ?vasquizaci¨®n? de las escuelas de bellas artes- ha llegado a plasmarse. No s¨®lo eso: quienes alentaron tales proyectos en los a?os de silencio no suelen visitar ya las c¨¢rceles -como acostumbraba, contra su voluntad, el propio Ibarrola-, pero su silencio, su olvido por parte de quienes hoy tienen en sus manos el control de la actividad cultural, es m¨¢s pesado que entonces. M¨¢s concretamente: nadie cuenta con los profesionales del arte y de la cultura para poner en pie una pol¨ªtica art¨ªstica y cultural basada en realizaciones concretas.
Hace unos d¨ªas, el alcalde de Bilbao ha nombrado los siete vocales-vecinos que representar¨¢n al Ayuntamiento en la junta del Museo de Bellas Artes. Excepto el cr¨ªtico Manuel Llano Gorostiza, ninguno de los nuevos vocales es particularmente conocido por sus m¨¦ritos art¨ªsticos, e incluso alguno de ellos no tiene m¨¢s relaci¨®n con el arte que la que pueda tener con la agricultura un cocinero por el hecho de poseer una maceta en casa.
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