Pablo VI, el r¨¦gimen de Allende y las denuncias espa?olas
Armando Uribe, antiguo embajador de Salvador Allende en China y actualmente profesor en la Universidad de Par¨ªs, ha publicado en Le Monde Diplomatique un interesant¨ªsimo art¨ªculo en tomo a la visita del presidente Nixon al papa Pablo VI, en 1969. En dicha entrevista estuvo presente el general Vemon Walters, que hab¨ªa sido jefe de la CIA en Brasil en el momento del golpe de Estado de 1964 y que en ese instante era jefe adjunto de la misma CIA en Washington. El general ha contado en sus memorias, que constituyen el fondo del art¨ªculo de Uribe, la mencionada entrevista entre el Papa y el presidente de Estados Unidos y ha destacado de manera muy enf¨¢tica la preocupaci¨®n papal Por el avance real o supuesto del comunismo en diversos pa¨ªses.Seg¨²n Vernon Walters, Pablo VI habr¨ªa dicho a Nixon a prop¨®sito de Vietnam: ?Usted est¨¢ haci¨¦ndolo lo mejor que puede hacerse. No puede usted abandonar a la comunidad cristiana, porque, de otro modo, ser¨ªa destruida. ? Luego le manifest¨® su preocupaci¨®n por lo que podr¨ªa ocurrir en Espa?a y en Portugal, y finalmente la conversaci¨®n recay¨® sobre Chile y ?la fuerza creciente del comunismo en este pa¨ªs?, donde se ha infiltrado en los movimientos democristianos, e incluso en la Universidad de Santiago. Dijo que hab¨ªa momentos en que pensaba que la Universidad Cat¨®lica no lo, era m¨¢s que de nombre y rog¨® a M. Nixon que vigilara de cerca la situaci¨®n de Chile. Uribe comenta: ?El 11 de septiembre de 1973 sabr¨ªa interpretar y traducir (M. Nixon) el consejo que lehab¨ªa sido dado paternalmente en Roma cuatro a?os antes. ?
Armando Uribe discute m¨¢s adelante la p¨¦sima informaci¨®n que parec¨ªa tener en esos momentos el Papa respecto a los avances del comunismo en Chile y, desde luego, respecto a la universidad cat¨®lica. ??Qui¨¦n informaba al Papa en 1969 sobre la situaci¨®n en Chile??, se pregunta, ?Es una cuesti¨®n importante en el momento en que Juan Pablo II desempe?a un papel de mediador en un conflicto que compromete la soberan¨ªa popular de Chile y de Argentina, e interviene as¨ª en el juego de dos dictaduras que comprometen gravemente el porvenir de sus pa¨ªses respectivos y la soberan¨ªa popular no podr¨¢ pornunciarse sobre los resultados de esa mediaci¨®n. ? Exacto.
Uribe hab¨ªa hecho antes, en su art¨ªculo, otra pregunta no menos pertinente: ??Hablaba Pablo VI en tanto que jefe espiritual, "vicario de Cristo" o como jefe del Estado del Vaticano, con el que Estados Unidos no tiene relaciones diplom¨¢ticas?? Pero la pregunta necesitar¨ªa matizaciones teol¨®gicas algo melanc¨®licas, e incluso dram¨¢ticas, y suscita otras preguntas radicales que, desde Lamennais a Kurt Gerstein, han venido atormentando a muchos esp¨ªritus y vamos a dejarlas de lado en este caso. El art¨ªculo de Uribe es tanto m¨¢s llamativo en esta hora y espec¨ªficamente para nosotros, los espa?oles, cuanto que para nadie es un secreto que el Vaticano est¨¢ siendo bombardeado en estos momentos con informaciones sobre la cristiandad espa?ola que hay razones para dudar que sean exclusivamente religiosas o relativas al ¨¢mbito de lo religioso, aunque ello ya ser¨ªa terrible, porque ya estar¨ªamos de lleno en un clima de delaciones inquisitoriales tan absolutamente esterilizador como dec¨ªa el P. Mariana del de su tiempo, o como se ha mostrado el clima que acompan¨® a la lucha antimodernista de principios de este siglo.
Leyendo el art¨ªculo de Uribe y contemplando la muy menesterosa realidad pol¨ªtica y social de este pa¨ªs, con problemas sobre el tapete tan vidriosos y llenos de sonoridades muy peligrosas, como el divorcio, la ense?anza religiosa, el aborto, etc¨¦tera, no queda m¨¢s remedio que pensar en si tambi¨¦n una llamada de atenci¨®n de Roma en cualquier ocasi¨®n de encuentro con altos y poderosos magistrados no servir¨ªa igualmente para ?,traducir? a hechos tal llamada. El se?or Nixon oy¨®, sin duda, mucho m¨¢s que lo que le dijo Pablo VI, pero siempre habr¨¢ o¨ªdos as¨ª de atentos.
En cualquier caso, por aquel entonces hubo en la misma Iglesia hechos realmente consternadores e inexplicables a, primera vista, como la destituci¨®n del cardenal Lercaro, diario censor de los salvajes bombardeos de Vietnam -o su jubilaci¨®n a toda prisa, que es lo mismo-, que ahora reciben su clarificaci¨®n. Y ahora tambi¨¦n se dan similares, desconcertantes hechos: en Latinoam¨¦rica, los miembros de la jerarqu¨ªa cat¨®lica, que han estado todos estos a?os m¨¢s comprometidos al lado de pobres gentes pueden comprobar la frialdad con que son mirados en Roma; los obispos franceses tienen que desmentir que Roma va a tomar las riendas de la Iglesia francesa; varios obispos espa?oles se sienten tambi¨¦n cercados, denunciados, y como si el suelo se hubiera cortado bajo sus pies; el ex abad Franzoni sigue en su situaci¨®n can¨®nica de sancionado, y monse?or Lef¨¨bvre hace lo que le da la gana.
Todos estos hechos tienen una lectura pol¨ªtica inevitable, y lo que deseo decir no es que Roma vaya a leerlos as¨ª, pero s¨ª que las intenciones de los informadores y de los denunciantes, por pi¨ªsimas y religios¨ªsimas que parezcan, buscan su traducci¨®n pol¨ªtica. Pablo VI tuvo hartas razones para arrepentirse de no haberlo sospechado a tiempo. Los obispos chilenos son ahora los que claman sobre la descristianizaci¨®n de una universidad supercat¨®lica, como la de Santiago, dirigida por gentes, sin duda, anticomunistas, pero a las que importa un bledo el cristianismo, naturalmente.
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