Los trabajadores del Vaticano organizan un sindicato
?Santidad, t¨² est¨¢s dotado de un dinamismo volc¨¢nico; se afirma que t¨² eres un Papa grande, pero nosotros esperamos que se diga que t¨² eres un Papa bueno y justo. No te pedimos privilegios ni ventajas; te pedimos s¨®lo un sueldo justo.?As¨ª empieza la carta que los empleados del Vaticano enviaron ayer a Juan Pablo II. En la carta se anuncia que los empleados, del Papa, por primera vez en la historia, se organizar¨¢n en sindicato para reivindicar y defender sus intereses. No lo llamar¨¢n oficialmente sindicato, sino ?comit¨¦?, y ser¨¢ constituido legalmente en la semana pr¨®xima, ante un notario.
El gesto es espectacular, porque los trabajadores del Vaticano corren el riesgo de violar el art¨ªculo diecis¨¦is del reglamento, establecido por Pablo VI en 1969, que proh¨ªbe a cuantos trabajan en la ciudad del Vaticano, y que son como ?los obreros del Papa?, formar sindicatos.
Un cierto malestar se not¨® ya en los ¨²ltimos tiempos. Por vez primera, en los muros sagrados de los palacios apost¨®licos hab¨ªan empezado a aparecer, sin firma, esl¨®ganes como este: ?Menos enc¨ªclicas y m¨¢s justicia; tambi¨¦n nosotros somos Tercer Mundo. ?
Lo cierto es que los sueldos de los empleados del Vaticano est¨¢n congelados desde 1969. Ha aumentado s¨®lo el sueldo de los cardenales. El sueldo medio de un trabajador del Vaticano, con subsidios y pagas extraordinarias, es de unas cuarenta mil pesetas. Sin embargo, hasta ahora hab¨ªan sido siempre considerados como privilegiados porque ten¨ªan el mejor economato del mundo y gozaban de ventajas como comprar la gasolina a menos de la mitad de precio que los dem¨¢s italianos, obten¨ªan f¨¢cilmente recomendaciones importantes, y los menos escrupulosos ganaban mucho dinero haciendo favores o vendiendo noticias, y, sobre todo, la mayor¨ªa ten¨ªa en alquiler, a un precio irrisorio, uno de los dos mil pisos de propiedad del Vaticano en Roma.
Apenas llegado el papa Wojtyla al Vaticano, los empleados, pensando que un Papa ?que ven¨ªa del socialismo? podr¨ªa tener mayor sensibilidad en materia de problemas sociales, los primero que hicieron fue pedirle aumento de sueldo, pero, al parecer, Juan Pablo II se qued¨® muy extra?ado, ?acostumbrado como estaba?, dijo un monse?or de la curia, ?a que en su di¨®cesis de Cracovia y en toda Polonia los seglares que trabajan para la Iglesia lo hiciesen casi gratis, consider¨¢ndolo un honor?.
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