Los gallegos y los conciertos econ¨®micos vascos
Abogado Inspector financiero y tributario, excedenteEst¨¢ ya pr¨¢cticamente decidida la implantaci¨®n en todo el Pa¨ªs Vasco de los conciertos econ¨®micos contenidos en el Estatuto de Guernica. Como ciudadano de a pie, nacido y residente en una regi¨®n (por comodidad usar¨¦ en lo sucesivo el t¨¦rmino regi¨®n para comprender tanto lo que la Constituci¨®n llama regiones como nacionalidades) ?deprimida?, como es Galicia, se me ocurren las siguientes consideraciones al respecto.
Parece de sentido com¨²n que la presi¨®n fiscal debe de ser uniforme en todo el Estado espa?ol. Lo contrario ser¨ªa tan absurdo como que la duraci¨®n del servicio militar fuera mayor o menor, seg¨²n las zonas donde se nace o reside."
Esta uniformidad de presi¨®n fiscal es la resultante de dos factores: uniformidad de la legislaci¨®n tributaria (de la norma jur¨ªdica abstracta) y uniformidad de su aplicaci¨®n a la realidad (gesti¨®n tributar¨ªa).
Cualquier r¨¦gimen que implique una diferencia en uno y/u otro aspecto (norma, gesti¨®n) tiene que suponer necesariamente una diferente presi¨®n fiscal, mayor o menor, sobre la restante del pa¨ªs, pues para conseguir una presi¨®n fiscal uniforme no es precisamente lo m¨¢s adecuado acudir en ciertas zonas a ning¨²n mecanismo diferenciador.
Descartado -porque no creo que los vascos sean masoquistas- el intento de ser gravados con una presi¨®n fiscal mayor que la del resto del Estado espa?ol, s¨®lo cabe pensar que las fuerzas pol¨ªticas del Pa¨ªs Vasco (especialmente el PNV) pretenden para su pueblo una presi¨®n fiscal m¨¢s baja que la del resto del Estado. Esto es, intentan lograr para Guip¨²zcoa y Vizcaya otro para¨ªso fiscal interno, como hoy lo son Alava y Navarra. Por eso, porque se conocen bien estos antecedentes, a nadie pueden convencer las pomposas declaraciones de que los conciertos no van a suponer privilegio alguno.
Lo grave de este ensanchamiento del para¨ªso fiscal que suponen los conciertos econ¨®micos no es s¨®lo la ruptura de un principio, no ya constitucional, sino elemental de toda convivencia democr¨¢tica, como es la igualdad ante la ley (Tributar¨ªa, en este caso), que va a permitir en un futuro inmediato hablar de contribuyentes de primera y de segunda.
Lo verdaderamente grave es que el trato privilegiado a una regi¨®n, y m¨¢s a¨²n si es ?rica?- (los t¨¦rminos ?rica? y ?pobre? los utiliz¨® en un sentido relativo, referente a la posici¨®n que ocupa cada regi¨®n respecto de los niveles medios de renta e ¨ªndices de equipamiento social), s¨®lo puede hacerse en perjuicio de las dem¨¢s, dada la escasez de recursos a administrar y la interrelaci¨®n econ¨®mica regional (en el campo internacional es bien conocida la dependencia econ¨®mica de las naciones pobres respecto de las ricas). Al menos, mientras el Estado espa?ol siga constituyendo un espacio econ¨®mico integrado.
Los conciertos econ¨®micos le van a permitir al Pa¨ªs Vasco, por un lado, importar capitales y mano de obra, atra¨ªdos por ese incentivo fiscal y, por otro lado, exportar al resto del Estado espa?ol bienes y servicios a costes mucho m¨¢s bajos, al ser bastante menor su presi¨®n tributar¨ªa en un momento como el presente, en el que los costes fiscales son decisivos.
No debemos olvidar que una cosa es el reconocimiento de la personalidad hist¨®rica y cultural, con su trasfondo pol¨ªtico, de un pueblo como el vasco y otra, bien diferente, la concesi¨®n de un r¨¦gimen econ¨®mico privilegiado.
En el plano hist¨®rico, cultural y pol¨ªtico todo trato de igualdad a nivel de Estado es injusto, porque la realidad sobre la que se opera no -es uniforme. Y, lo que es m¨¢s importante, el reconocimiento y potenciaci¨®n de las ?se?as de identidad? del pueblo vasco no perjudica para nada al resto de los pueblos del Estado espa?ol.
Pero en el plano econ¨®mico ocurre justamente lo contrario: las desigualdades de trato hacen que los ricos sean cada vez m¨¢s ricos, y los pobres, cada vez m¨¢s pobres.
Que ambos aspectos son perfectamente deslindables lo prueba el hecho de que, durante el franquismo, Vascongadas fue ferozmente maltratada en el campo cultural y pol¨ªtico (?es que acaso no lo fueron tambi¨¦n las otras regiones?) y generosamente bien tratada, al menos en t¨¦rminos comparativos en relaci¨®n con Galicia, Andaluc¨ªa, Extremadura, etc¨¦tera, en el aspecto puramente econ¨®mico.
Tambi¨¦n es conveniente recordar que una cosa es la financiaci¨®n de las comunidades aut¨®nomas y otra, bien distinta, la estructura fiscal que permite esa financiaci¨®n. Se puede, y se debe, potenciar al m¨¢ximo la financiaci¨®n de la comunidad aut¨®noma vasca (como la de las dem¨¢s comunidades, aut¨®nomas), asign¨¢ndole la mayor cuant¨ªa posible de recursos financieros generados en su zona geogr¨¢fica, siempre dentro de los l¨ªmites impuestos por la solidaridad con las regiones pobres y la obligada contribuci¨®n a los servicios exclusivos del Estado.
Pero las fuentes financieras de la comunidad aut¨®noma vasca deben responder a un esquema com¨²n con el resto de las regiones. No hay ninguna raz¨®n v¨¢lida que permita romper la unidad fiscal del Estado espa?ol con los conciertos econ¨®micos. Y de haberla, ser¨ªa, en todo caso, para aplicar este sistema privilegiado a las regiones pobres y no a las ricas.
Los vascos deben saber que los habitantes de otras regiones menos favorecidas somos conscientes del alcance, perjudicial para nosotros, de esos conciertos. Pero tambi¨¦n deben saber que si esa medida (junto con otras contenidas en el Estatuto de Guernica) es necesaria para la pacificaci¨®n de su pa¨ªs, la aceptamos con serena comprensi¨®n, en base a un principio de solidaridad de signo multidireccional (?hoy por ti, ma?ana, por m¨ª?), que somos los primeros en defender y potenciar.
Pero, para dejar las cosas en su justo punto, deber¨ªa hacerse constar en el propio Estatuto de Guernica, y exclusivamente en lo relativo a los conciertos econ¨®micos, este car¨¢cter provisional y subordinado al cumplimiento de su espec¨ªfico fin. Conseguida la pacificaci¨®n de Vascongadas, y cumplido su objetivo, deben de volver los vascos al r¨¦gimen fiscal com¨²n. Y si no se consigue esa pacificaci¨®n, pasado un plazo prudencial, tambi¨¦n deben de cesar los conciertos econ¨®micos por inadecuaci¨®n del medio al fin perseguido.
Por todas estas consideraciones, si se siguieran manteniendo los conciertos econ¨®micos una vez cumplido, este plazo condicional, los gallegos (aunque carezco de la m¨¢s m¨ªnima representatividad pol¨ªtica, espero que se me permita esta licencia), y pienso que tambi¨¦n los extreme?os, los andaluces, los canarios, etc¨¦tera, nos ver¨ªamos en la obligaci¨®n de reclamar, en pie de igualdad con los vascos, nuestros propios conciertos econ¨®micos. que no se nos podr¨¢n negar, s¨ª, como se dice, no implican privilegio alguno.
Siempre ser¨¢ mejor esto que tener que recurrir a la creaci¨®n, en leg¨ªtima defensa, de una barrera aduanera que nos permita neutralizar, al menos en parte, los menores costes de los productos y servicios exportados desde Vascongadas.
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