Los socialistas italianos intentar¨¢n forzar la entrada de los comunistas en el Gobierno
?La izquierda hace las paces?, titulaban ayer algunos diarios de la capital el resultado del famoso encuentro entre el Partido Comunista de Enrico Berlinguer y el Partido Socialista de Bettino Craxi. En realidad, PCI y PSI han hecho algo m¨¢s que ?hacer las paces?, llegando a ponerse de acuerdo para intentar forzarla entrada de los comunistas en el Gobierno.El encuentro, que dur¨® diez horas, de las cuales una a puertas cerradas, entre Berlinguer y Craxi, no desemboc¨® en resultados espectaculares, pero a juzgar por el documento final y por las indiscreciones filtradas, la reuni¨®n ha sido m¨¢s importante y positiva de lo que en un principio se esperaba. La frase clave del documento firmado por las dos delegaciones y hecho p¨²blico en la noche del jueves al viernes es la siguiente: ?En el franco reconocimiento de la rec¨ªproca autonom¨ªa ideol¨®gica y pol¨ªtica, las delegaciones subrayan la utilidad de una mayor comprensi¨®n y de unas relaciones correctas entre el PCI y el PSI para acabar con la pretensi¨®n de la Democracia Cristiana de mantener vetos injustificados, tanto en sus relaciones con el PCI como del PSI, y de prolongar en la direcci¨®n del Estado equilibrios que no corresponden ya a la situaci¨®n actual y a las exigencias de desarrollo de la vida democr¨¢tica.? ,
Presi¨®n conjunta de la izquierda ante la DC
Ambos partidos se pusieron de acuerdo para desarrollar juntos desde hoy una batalla para presionar al Gobierno y resolver algunos problemas muy concretos y vitales.La mayor sorpresa para Berlinguer ha sido que Craxi se comprometi¨® a utilizar la influencia de su partido para que se forme un Gobierno, con participaci¨®n comunista. Por su parte, Berlinguer, con esta promesa, se declar¨® dispuesto a apoyar una presidencia socialista en caso de que la Democracia Cristiana no acepte de ning¨²n modo a los comunistas en el Gobierno. S¨®lo que en este ¨²ltimo caso, comunistas y socialistas estudiar¨¢n juntos el modo para que un Gobierno semejante no sea una repetici¨®n del centro izquierda.
En el juego dial¨¦ctico, a veces con tonos duros, Berlinguer dijo a Craxi: ?La Democracia Cristiana tiene que convencerse de que sin nosotros no se puede gobernar el pa¨ªs, y, sin embargo, vuestra actitud la ha convencido de que puede seguir tranquilamente viviendo sin nosotros.? Craxi, pasando a un tema de pol¨ªtica exterior, acus¨® a Berlinguer diciendo: ?Antes del verano afirmabas que entre Tito y Fidel Castro prefer¨ªas a Tito. Ahora, despu¨¦s del congreso de La Habana, ya no se sabe a qui¨¦n prefieres.? Berlinguer, riendo, contest¨®: ?A Tito, a Tito.? Cu¨¢nto podr¨¢ durar esta paz y cu¨¢les ser¨¢n sus frutos verdaderos se podr¨¢ ver mejor en las pr¨®ximas semanas.
Sobre el terrorismo del que se habl¨® abundantemente durante las diez horas de encuentro entre comunistas y socialistas, acordaron ?no presentarse ante el pa¨ªs como si nosotros fu¨¦ramos la fuerza de represi¨®n, dijo un comunista de la delegaci¨®n, y vosotros, socialistas, el partido de los terroristas?.
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