"Alien", otra espectacular odisea del espacio
La historia de Alien -segundo largometraje de Ridley Scott, que el mi¨¦rcoles se estrena en Madrid-, el m¨¢s reciente y exitoso ejemplar de la generaci¨®n de clockbusters americanos de la ciencia-ficci¨®n, podr¨ªa inspirar curiosas par¨¢bolas. Porque su ropaje -gigantescos nav¨ªos espaciales, refinados efectos t¨¦cnicos (esa sofisticada maquinaria que s¨®lo Hollywood puede comprar) y odiseas gal¨¢cticas entre humanos astronautas y terrores desconocidos- no es m¨¢s que la continuaci¨®n de un g¨¦nero de enorme repercusi¨®n comercial, cuyos topes anteriores sueron La guerra de las galaxias y Encuentros en la tercera fase.
A pesar de ello, la historia y su esp¨ªritu tienen un ins¨®lito modelo, tanto filos¨®fico como literario: el gran novelista Joseph Conrad. Por eso no es una casualidad, sino un homenaje deliberado, que la astronave de Alien, escenario y habitat permanente de sus protagonistas, se llame Nostromo, como una de sus novelas mayores.Esta advocaci¨®n del maestro de la aventura extra?a y ex¨®tica no ha sido caprichosa para los autores de Alien ni resulta tan alejada como parece de los terrenos de la ciencia ficci¨®n cl¨¢sica. La aventura, para el escritor de Lord Jim y La l¨ªnea de sombra, era ante todo una odisea interior, una tr¨¢gica proyecci¨®n del hombre perdido en el misterio de un mundo inescrutable, que lo arrebata en una b¨²squeda desesperada del ser y lo coloca, generalmente, ante la muerte y la frustraci¨®n. Los h¨¦roes de Conrad viven casi siempre en el mar o en las islas de los archipi¨¦lagos asi¨¢ticos, pero esos escenarios (fruto de las propias vivencias del autor) no suelen ser connotaciones ambientales pintorescas, sino la ?¨²ltima l¨ªnea? de un vagabundo existencial: la aventura y el riesgo, el dilema moral de lord Jim, la opci¨®n amorosa en Victoria, la compleja visi¨®n del poder y la libertad de Nostromo o el enigma de la muerte (El negro del Narcissus) concluyen siempre en una reflexi¨®n c¨®smica. El hombre est¨¢ en esa l¨ªnea de sombra, entre el ser y la nada.
La sustancia m¨ªnima de la historia de Alien re¨²ne a siete astronautas que trabajan en una astronave, especie de usina comercial, que en medio del espacio se enfrentan a un indescriptible horror c¨®smico y deben combatirlo desesperadamente. El coproductor Gordon Carroll defini¨® con exactitud esta trama inicial y sus copiosas implicancias: ?Es realmente la combinaci¨®n de g¨¦neros f¨ªlmicos cl¨¢sicos: el cuento de horror g¨®tico, donde los personajes est¨¢n atrapados en un ¨¢mbito aislado, m¨¢s la confrontaci¨®n tradicional de la ciencia-ficci¨®n, entre el hombre y los terrores desconocidos del espacio.?
?El hecho de que la historia sucede en el espacio -a?ade el director, Ridley Scott- es meramente incidental. El remolque espacial podr¨ªa ser un viejo barco carguero en los mares del Sur, con una tripulaci¨®n de siete marinos que van de isla en isla (planetas en el filme) y encuentran un horror de cierta clase. Es la historia la que importa; el escenario podr¨ªa ser pr¨¢cticamente cualquiera en cualquier tiempo.?
El argumento original de Alien pertenece a Dan O'Bannon y Ronald Shusett; el primero redact¨® luego el gui¨®n y Walter Hill, con David Gilder, firmaron el definitivo libro de filmaci¨®n. Resulta interesante revisar los dossiers de los cuatro responsables de la historia cinematogr¨¢fica. O'Bannon, que adem¨¢s de coautor es asesor de efectos visuales, tiene varios precedentes en el g¨¦nero: fue coguionista, director, dise?ador, montador, creador de los efectos especiales y hasta actor principal del filme Dark Stars (Estrellas oscuras). Tambi¨¦n hab¨ªa trabajado en los efectos especiales de La guerra de las galaxias. Un experto en el g¨¦nero.
Ridley Scott, nacido en Inglaterra en 1939, es otro de los j¨®venes realizadores considerados ?art¨ªsticos?, que ha emprendido obras en el reinante boom de la ciencia-ficci¨®n de gran espect¨¢culo. (Otros, como se recordar¨¢, fueron Steven Spielberg, con Encuentros en la tercera fase, que hab¨ªa comenzado con filmes tan opuestos al gran espect¨¢culo, como Duel y Shugarland Express, y George Lucas, protegido de Coppola para hacer American Grafitti, que dirige en 1977 La guerra de las galaxias). Scott repite el golpe de los anteriores en dos aspectos: la introducci¨®n de elementos personales y est¨¦ticos en medio de un esquema supercomercial y en la respuesta que obtienen del p¨²blico. Cada uno de ellos compite en costes enormes y en batir marcas de taquilla.
La odisea de los astronautas se inscribe en su mundo literario. El nombre de la espacionave, Nostromo, es, como dijimos, una especie de divisa-homenaje de esta aventura. La corta experiencia cinematogr¨¢fica de Ridley Scott no excluye una s¨®lida formaci¨®n t¨¦cnica en el Royal College of Art de Londres, trabajos como escen¨®graf¨® de televisi¨®n y luego como director de series televisivas y de filmes publicitarios. En este ¨²ltimo campo cuenta con m¨¢s de 3.000 comerciales, entre ellos muchos premiados.
El escenario principal de Alien, el transporte espacial Nostromo, es, m¨¢s que una nave interplanetaria, un gigantesco ?cami¨®n? articulado, que contiene vastas refiner¨ªas de petr¨®leo. El conjunto supone un decorado de un kil¨®metro y medio de largo y un peso de alrededor de varias toneladas, que en la ficci¨®n suponen doscientos millones. La mayor parte de los detalles que integran este pa¨ªs encantado y tecnol¨®gico es real, desde puentes de operaciones y mesas de control el¨¦ctrico a computadores y circuitos de televisi¨®n. Como dec¨ªa Michael Seymour, dise?ador de la producci¨®n, ?esta nave esp acial puede hacer pr¨¢cticamente de todo, salvo volar?. Los escen¨®grafos-dise?adores, Les Dilley y Roger Christian, hab¨ªan ya cosechado oscars por trabajos similares en La guerra de las galaxias. El dise?ador de vestuario, John Mollo, tambi¨¦n hab¨ªa ganado un oscar por el mismo filme.
En un g¨¦nero que a¨²n parece concitar el inter¨¦s del espectador cinematogr¨¢fico (que curiosamente ha olvidado ya las haza?as espaciales reales, como se comprob¨® recientemente en el d¨¦cimo aniversario de la llegada del hombre a la Luna), Alien sigue el camino trazado por sus recientes hom¨®logos: fastuosidad visual con despliegue tecnol¨®gico realista, fantas¨ªa y suspense argumental y una estructura espectacular que se acerca al comic. Como aportaci¨®n propia, Alien puede mostrar su filosof¨ªa del h¨¦roe frente al terror innominado y la propia ¨¦tica, a la manera de Conrad. Esta, como la visi¨®n del hombre dentro del cosmos, ya es una aproximaci¨®n filos¨®fica m¨¢s compleja, cuyos representantes cinematogr¨¢ficos m¨¢s importantes sigue siendo 2001, de Stanley Kubrick, y Solaris, de Andrei Tarjovski. Alien, que seg¨²n Variety est¨¢ en camino de superar las taquillas de todos sus antecesores, ha sido presentada en el reciente Festival de Cine de San Sebasti¨¢n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.