Las consecuencias de las "ideas econ¨®micas" del se?or Tamames
Siempre es interesante ver un art¨ªculo a p¨¢gina completa en EL PA?S sobre la situaci¨®n econ¨®mica firmado por R. Tamames, y con ese inter¨¦s me acerqu¨¦ al titulado ?Las consecuencias econ¨®micas de los se?ores Abril-Leal?, aparecido el d¨ªa 23. Reconozco mi desilusi¨®n. Es l¨®gico que en ideolog¨ªa Tamames -un comunista- y yo -un centrista- estemos en desacuerdo; pero, de verdad, mi antiguo profesor R. Tamames ha escrito, desde un punto de vista t¨¦cnico-econ¨®mico, cosas mucho mejores que este art¨ªculo. Por falta de espacio, no voy a analizar aqu¨ª cada una de sus afirmaciones, sino que, a t¨ªtulo de botones de muestra, me limitar¨¦ a recoger algunas de ellas.1. En varios lugares, al juzgar al PEG (Plan Econ¨®mico del Gobierno), Tamames ?crea el maniqueo?, es decir, dice que el PEG afirma lo que no ha dicho.... para luego refutar la afirmaci¨®n que nunca ha existido. Por ejemplo, se argumenta que ?no puede aceptarse, sin m¨¢s, se le atribuya toda la culpa de la inflaci¨®n (a la crisis energ¨¦tica)?. Lo cierto es que el PEG habla claramente de elementos externos -no s¨®lo el petr¨®leo, sino la situaci¨®n de otros pa¨ªses occidentales- y desajustes internos, y que en ning¨²n lugar echa toda la culpa de la inflaci¨®n al petr¨®leo. A continuaci¨®n, Tamames nos habla de las ?verdaderas ra¨ªces? de la inflaci¨®n y, con sorpresa, menciona ¨²nicamente ?el alza de los precios del suelo edificable?. Personalmente estimo muy grave dicha elevaci¨®n, pero ?est¨¢ aqu¨ª la ¨²nica causa citada como ?ra¨ªz verdadera? de la inflaci¨®n? En el mismo p¨¢rrafo, y sin aclarar bien la correlaci¨®n con lo que est¨¢ diciendo, critica la liberalizaci¨®n de tipos de inter¨¦s, lo que parece que se relaciona con otras declaraciones suyas de que el Gobierno deber¨ªa fijar estos tipos para evitar que se elevaran. Con el mayor respeto, me parece grave que el catedr¨¢tico Tamames quiera que se regule en un producto -el cr¨¦dito- la oferta (a trav¨¦s de la regulaci¨®n de las disponibilidades l¨ªquidas, y, simult¨¢neamente, el precio. O el intervencionismo acierta en cada momento con el mercado -y en tal caso, ?para qu¨¦?- o se crean fen¨®menos de racionamiento y discriminaci¨®n contra los m¨¢s d¨¦biles y especialmente contra las peque?as y medianas empresas. Al contrario, la progresiva eliminaci¨®n de canales privilegiados de cr¨¦dito rebaja el tipo de inter¨¦s medio del resto de la econom¨ªa al incrementar la oferta total, lo cual no evita que se deba hacer con prudencia y que incluso se pueda selectivamente reorientar el cr¨¦dito, sabiendo que se encarece lo no seleccionado. En todo caso, fijar simult¨¢neamente en un producto oferta y precio -menor al del mercado- para demandas variables es, econ¨®micamente, dif¨ªcil de argumentar, a no ser que se defienda despu¨¦s un complejo sistema de racionamiento, cupos y otras medidas similares. (Estoy seguro de que incluso a sus antiguos alumnos de Econom¨ªa Pol¨ªtica en Derecho -no ya s¨®lo a los de Ciencias Econ¨®micasTamames les ense?aba adecuadamente este punto.)
2. Casi a continuaci¨®n se vuelve a crear el maniqueo al afirmar: ?Para salir de esta situaci¨®n (la crisis econ¨®mica) lo ¨²nico que el Gobierno plantea son medidas de pretendida austeridad: la disminuci¨®n en 100.000 millones de pesetas del d¨¦ficit de la Administraci¨®n para 1979.? Es f¨¢cil criticar a un argumento que nunca ha existido porque es dif¨ªcil mantener que esto es lo ¨²nico que el Gobierno plantea en el PEG.
3. Tras afirmar que ?en el PEG hay no pocas incoherencias de calibre?, pone como ejemplo claro las ?rebajas arancelarias?, que ?lo ¨²nico que garantizan es una larga secuencia de cierres y nuevos aumentos de paro?. A sensu contrario, parece que entonces la soluci¨®n del t¨¦cnico comercial del Estado excedente R. Tamames ser¨ªa elevar los aranceles y aumentar el proteccionismo.... lo que demostr¨® ser nefasto en la crisis de la d¨¦cada de los treinta, como es bien sabido. Una crisis econ¨®mica exige la mejor asignaci¨®n posible de recursos y, con todos sus matices, los costes comparativos son una gu¨ªa dentro de una pol¨ªtica de colaboraci¨®n internacional para no desperdiciar recursos. Por otra parte, lo importante en proteccionismo es la protecci¨®n efectiva relativa en relaci¨®n a los dem¨¢s sectores. ?Y no ha defendido Tamames que la mayor protecci¨®n aparec¨ªa en sectores de concentraci¨®n monopolista? ?No le parece adecuado disminuir su grado de monopolio? La modificaci¨®n y nuestro ajuste al arancel del Mercado Com¨²n debe ser sin duda una operaci¨®n gradual, selectiva y a lo largo de un amplio per¨ªodo de tiempo. Por otra parte, en un momento de excedente en la balanza de pagos e inflaci¨®n, ?no es l¨®gica una cierta ?compra? de menor inflaci¨®n a costa de reducir el super¨¢vit externo? De verdad es t¨¦cnicamente inesperada la postura de Tamames sobre la relaci¨®n proteccionismo-crisis econ¨®mica, tema importante que desarrollar¨¦ m¨¢s ampliamente en una pr¨®xima publicaci¨®n.
4. Tamames dice que, seg¨²n el PEG, los presupuestos no deben distorsionar el flujo de cr¨¦ditos al sector privado, lo que, en su opini¨®n, ?en rom¨¢n paladino, significa que el Gobierno de UCD est¨¢ a favor de una contracci¨®n del sector p¨²blico?. De nuevo la relaci¨®n entre premisa mayor y conclusi¨®n no aparece clara, y lo es menos cuando la segunda conclusi¨®n, sin argumentaci¨®n intermedia, es que, con ello, las peque?as y medianas empresas ser¨¢n las que sufrir¨¢n.
En primer lugar, no parece del todo coherente que en el p¨¢rrafo 3 exista una cr¨ªtica impl¨ªcita al d¨¦ficit del sector p¨²blico y en el 10 se argumente en contra de la pol¨ªtica de disminuir este d¨¦ficit, disminuci¨®n que tiene lugar, entre otras razones, para no distorsionar el flujo crediticio al sector privado. En segundo lugar, disciplinar al sector p¨²blico no implica una contracci¨®n del mismo. ?Los hechos son muy tozudos?, dec¨ªa Hegel, y en el lenguaje tozudo de los hechos aparece que UCD ha protagonizado una reforma fiscal progresiva; que a causa de dicha reforma la presi¨®n fiscal se ha elevado muy por encima de su tendencia hist¨®rica; que parece l¨®gico no mantener esa tasa de incremento durante un largo tiempo; que bajo los Gobiernos UCD no ha existido una contracci¨®n del sector p¨²blico; que lo que UCD s¨ª mantuvo en su campa?a electoral era que hab¨ªa que dar prioridad a hacer m¨¢s eficaz el sector p¨²blico, antes que incrementar su proporci¨®n respecto al producto nacional; que en el PEG se defiende el desarrollo de los gastos p¨²blicos de inversi¨®n; que es cierto que un d¨¦ficit excesivo del sector p¨²blico reduce la proporci¨®n del cr¨¦dito que va al sector privado y a las peque?as y medianas empresas, por lo que estas empresas se benefician, en t¨¦rminos crediticios, de la disciplina del sector p¨²blico, contra lo que parece argumentar Tamames.
5. Sigamos con Hegel y ?la tozudez de los hechos?. No es v¨¢lido decir que en el PEG ? tampoco hay referencia alguna a la participaci¨®n en los ¨®rganos de administraci¨®n y gesti¨®n de la Seguridad Social?, cuando ya se han creado los institutos de la Seguridad Social con ¨®rganos tripartitos, con representaci¨®n de la Administraci¨®n, trabajadores y empresarios. El lenguaje de los hechos completa el lenguaje de las palabras.
En resumen: estamos hablando de ?pol¨ªtica econ¨®mica? que es pol¨ªtica, sustantivo, y econom¨ªa s¨®lo adjetivamente. Tengo la m¨¢xima consideraci¨®n por R. Tamames como persona, como pol¨ªtico de ideolog¨ªa muy distinta a la m¨ªa y como economista. Simplemente opino que en esta ¨²ltima faceta tiene otras publicaciones muy superiores en calidad t¨¦cnica, de las que yo, entre otros muchos, nos hemos beneficiado. ?Ser¨¢ porque haya primado, en este art¨ªculo concreto, el sustantivo de la expresi¨®n ?pol¨ªtica econ¨®mica? antes citada en tal grado que el adjetivo ha quedado bastante olvidado?
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