Participaci¨®n ?para cu¨¢ndo?
Abogada, concurri¨® a las elecciones municipales como candidata de la ORTCuatro meses han transcurrido ya desde que el voto popular diera forma a los nuevos ayuntamientos. Cuatro meses que han puesto a prueba la diferencia existente entre lo que dijeron y lo que est¨¢n haciendo aquellos partidos, que en ¨¦poca de elecciones prometieron el oro y el moro. Contaban, eso s¨ª, con que la derecha, aupada en el machito del poder central, no negar¨ªa los recursos econ¨®micos imprescindibles para una ciudad como Madrid (presupuestos para la Gerencia Municipal de Urbanismo, ayudas econ¨®micas, etc¨¦tera).
Con los resultados electorales se abr¨ªa ante el pueblo la esperanza de un Ayuntamiento nuevo, transparente, democr¨¢tico y participativo; todo esto hay que salvarlo y no dejarse llevar por actuaciones de los que, desde un poder central, intentan hacer fracasar a la izquierda en los ayuntamientos o enfrascarse en discusiones bizantinas de las que ¨²nicamente puede deducirse una pugna por la presidencia de las juntas.
Esos 120 d¨ªas son suficientes para convertir las buenas intenciones en algo m¨¢s que simples enunciados electorales. A la izquierda representada hoy en el Ayuntamiento de Madrid -l¨¦ase PSOE, PCE- se le exig¨ªa urgencia en la soluci¨®n de muchos de los problemas pendientes -que no de todos en la medida en que pudiese disponer de los recursos necesarios; y, sobre todo, imaginaci¨®n y decisi¨®n pol¨ªtica para abrir de par en par los ayuntamientos y darle pleno sentido a la f¨®rmula de participaci¨®n popular en el municipio.
Compa?eros del PSOE-PCE por lo mucho que en los ayuntamientos democr¨¢ticos nos jugamosla izquierda y todo el pueblo, quiero expresaros mi preocupaci¨®n por lo que est¨¢ ocurriendo.
Al elegir sus representantes pol¨ªticos para los ayuntamientos, el pueblo no pensaba tan s¨®lo en delegar su voto, sino en abrir cauces m¨¢s amplios a la participaci¨®n ciudadana. Y por si quedara alguna duda, en estos meses han sido muchas las demostraciones de este deseo popular. En nuestra provincia, numerosos municipios han abierto sus permanentes y plenos a la participaci¨®n de los vecinos. Getafe, Aranjuez, Coslada, San Fernando han celebrado reuniones informativas en polideportivos y locales expresamente ampliados para la circunstancia.
Las comisiones mixtas vecinos-ayuntamientos son pr¨¢ctica com¨²n en Alcal¨¢ de Henares, Fuenlabrada, Aranjuez, Villalba, por citar s¨®lo algunas, donde tambi¨¦n tienen cabida partidos y sindicatos.
Hoy ya algunos ayuntamientos preparan sus cartas municipales en un intento de anticiparse a la nueva ley de R¨¦gimen Local e influir con su aplicaci¨®n pr¨¢ctica el contenido de dicha ley, buscando la plasmaci¨®n de los principios de autonom¨ªa, democracia y participaci¨®n, mil y una vez formulados en plenas elecciones.
Y en Madrid, ?cu¨¢ndo?
Algo debe pasar por estas latitudes cuando a las fechas en que estamos, y a pesar de las promesas, el Ayuntamiento de Madrid todav¨ªa no se ha dotado de la necesaria estructura de participaci¨®n.En la actualidad, para los madrile?os, Ayuntamiento de participaci¨®n no puede significar que siga habiendo permanentes a puerta cerrada, y plenos sin demasiada sustancia, como los de antes. Ruedas de prensa para la galer¨ªa y una l¨¢nguida y discrecional vida en los distritos -dependiendo siempre de la buena o mala voluntad de los compa?eros concejales-, con algunas excepciones.
A mi juicio, lo que est¨¢ ocurriendo tiene que ver bastante con la falta de imaginaci¨®n y decisi¨®n pol¨ªtica de la izquierda municipal, autolimitada para llevar a cabo las transformaciones que en materia de participaci¨®n popular se le reclaman.
A qu¨¦, si no, tanto ¨¦nfasis en si deben ser tres concejales y cuatro vecinos los que configuren las juntas de distrito. O, por el contrario, si deben ser cuatro los concejales y tres los vecinos. Tanto nos da, que nos da lo mismo.
La composici¨®n de las juntas debe responder a una proporcionalidad que corrija las arbitrariedades cometidas por el sistema D'Hont y que ha marginado a importantes fuerzas pol¨ªticas de su presencia en el Ayuntamiento.
Siete eran los se?ores consejeros que la ley Especial para Madrid, ?de 1963!, preve¨ªa para los. distritos. Y siete son tambi¨¦n hoy los puestos en litigio. De entonces ac¨¢, poco hemos avanzado. Si acaso, la conciencia de que los consejeros deben ser elegidos por sufragio universal entre los vecinos del distrito, y en un n¨²mero que les permita hacer frente a todos los problemas que se planteen. (As¨ª han debido de entenderlo en el Ayuntamiento de Barcelona, puesto que el n¨²mero de consejeros de los distritos es de quince.)
No hay, pues, ninguna justificaci¨®n para seguir dando largas a la constituci¨®n de las juntas.
Aceptar la provisionalidad de las juntas supone para quien, como muchos, tenemos una gran confianza depositada en el futuro del movimiento ciudadano, distorsionar la imagen de la aut¨¦ntica participaci¨®n. Por esa raz¨®n, las asambleas o consejos de distrito deben ser el siguiente paso inmediato para consolidar la participaci¨®n de las entidades ciudadanas, sindicatos y dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas con presencia reconocida en la zona, que hoy ya s¨®lo esperan de la iniciativa pol¨ªtica del concejal presidente de distrito para constituirlas.
No se completar¨¢ el cuadro participativo sin las comisiones mixtas de trabajo que abonden los diversos problemas de vivienda, urbanismo, educaci¨®n, sanidad, cultura, festejos, etc¨¦tera. P¨®ngase estos mecanismos en marcha, que ya los vecinos se encargar¨¢n de rellenarlos con sus consejos de barrio, informando de los problemas y exigiendo cuando haga falta.
Estas decisiones no admiten demora, si lo que se pretende es el buen gobierno de nuestra ciudad. El PSOE y el PCE tienen en sus manos cambiar muchas cosas en el Ayuntamiento madrile?o, pero dif¨ªcilmente podr¨¢n hacerlo si desde un primer momento no cuentan con los vecinos y siguen parapet¨¢ndose en las dificultades encontradas en su gesti¨®n con UCD.
La derecha est¨¢ muy interesada en que la experiencia municipal madrile?a fracase, y con ello que la confianza de cientos de miles de trabajadores se vaya al garete. Ya en los ¨²ltimos d¨ªas ha habido claras demostraciones de c¨®mo se puede poner entre la espada y la pared a la izquierda, incluso utilizando recursos de movilizaci¨®n de masas. ?Hacen falta m¨¢s demostraciones?
Muchas van a ser las ocasiones en que la izquierda municipal tendr¨¢ que echar mano de todos sus recursos para desbloquear situaciones como la que actualmente se debate en el Ayuntamiento, y que en los pr¨®ximos meses supondr¨¢n importantes batallas contra los grandes monopolios comerciales, inmobiliarios, urban¨ªsticos (Plan Equipamientos Comerciales, autopistas, revisi¨®n Plan General de Madrid, etc¨¦tera), contra las restricciones a los derechos democr¨¢ticos que intente, desde el Gobierno, imponer UCD.
Hemos de esperar que las expectativas que en su momento cre¨® el acuerdo municipal de izquierdas no sean defraudadas. Y que tanto el PSOE como el PCE asuman consecuentemente los compromisos que un d¨ªa, no muy lejano, adquirieron p¨²blicamente ante los madrile?os. De esta manera no se le har¨¢ el juego a los intereses del capital monopolista de nuestra ciudad.
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