Fernando Guitarte, el ¨²ltimo mecenas
En la relaci¨®n de mecenas y benefactores del arte en general hay que incluir el nombre de Fernando Guitarte, abogado madrile?o, pr¨¢cticamente desconocido, que, al fallecer, hace m¨¢s de un a?o, leg¨® ¨ªntegramente su cuantiosa fortuna a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, para que ¨¦sta enriqueciera los fondos de su museo. Las m¨¢s famosas donaciones hist¨®rico-art¨ªsticas, como la de la duquesa de Pastrana o la del duque de Lerma, eran de colecciones de obras de arte, y en cuanto a los legados en met¨¢lico, ninguno ha alcanzado el volumen de la herencia Guitarte, cuyo valor se estima pr¨®ximo a los mil millones de pesetas. Sobre esta donaci¨®n singular escribe .
Con m¨¢s de noventa a?os, Fernando Guitarte, abogado madrile?o, mor¨ªa el 23 de agosto del a?o pasado, solo, en su enorme caser¨®n de la Gran V¨ªa. Seguramente la muerte le sorprendi¨® en alguna de las camas que gustaba coleccionar. Pose¨ªa dos o tres, muy valiosas, y ten¨ªa la costumbre de dormir cada noche en una distinta. Solter¨®n empedernido, amigo de toreros y coristas, noct¨¢mbulo y bailar¨ªn, don Fernando podr¨ªa representar la imagen viva de un aut¨¦ntico personaje galdosiano, uno de los ¨²ltimos supervivientes de un mundo ya periclitado. Due?o de una gran fortuna familiar y muy morigerado en sus gastos -hasta el fin de su vida conserv¨® su viejo coche, un modelo antidiluviano-, se permit¨ªa satisfacer sus aficiones art¨ªsticas con la adquisici¨®n de bellos y variados objetos.?Ten¨ªa especial predilecci¨®n por los muebles, las camas, sobre lodo?, recuerda uno de sus amigos, Antonio D¨ªaz Ca?abate. ?Tambi¨¦n le gustaba mucho bailar y era para eso muy castizo. Dominaba a la perfecci¨®n el chotis y las habaneras.?
Pocos d¨ªas despu¨¦s de su muerte, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando recib¨ªa la noticia de que en el testamento del se?or Guitarte aparec¨ªa como heredera universal de todos sus bienes, valorados entonces en una cantidad aproximada a los setecientos millones de pesetas. Seg¨²n las ¨²ltimas voluntades del difunto, un grupo de albaceas deber¨ªa encargarse de liquidar sus propiedades y, una vez reunido el dinero que se obtuviera con su venta, decidir la compra de una serie de obras de arte que pasar¨ªan a enriquecer los fondos del museo de la Real Academia.
Anteriormente, Fernando Guitarte hab¨ªa donado en vida a esta instituci¨®n sus colecciones art¨ªsticas, con la ¨²nica condici¨®n de que fueran expuestas en unas salas donde constara, como es costumbre en estos casos, el nombre del donante. En muestra de gratitud se le nombr¨® entonces acad¨¦mico honorario.
En estos momentos, a m¨¢s de un a?o de los acontecimientos relatados, ?qu¨¦ pasa con la herencia Guitarte? ?Ha concluido ya su liquidaci¨®n? ?Cu¨¢l es el destino que se piensa darle?...
?Estamos en una fase delicada que se puede llamar de reconocimiento, pues no ha empezado todav¨ªa la venta de los bienes?, responde el se?or Pardo Canal¨ªs, secretario de la Real Academia y coordinador de la comisi¨®n de albaceas testamentarios responsables del legado.
En cuanto a los proyectos de inversi¨®n en obras de arte, seg¨²n el se?or Pardo, no hay nada decidido y, en todo caso, esa decisi¨®n depende ¨²nicamente del acuerdo que tomen los albaceas. La presencia en la comisi¨®n de acad¨¦micos expertos en el tema, como Enrique Lafuente o Moreno Torralba, garantiza, en cierto modo, el acierto de su actuaci¨®n.
As¨ª pues, imposible predecir el final de la historia, aunque s¨ª pueden hacerse conjeturas sobre el inter¨¦s manifestado por fuentes de la Direcci¨®n General del Patrimonio Art¨ªstico en que los millones del legado se inviertan en la adquisici¨®n de obras pertenecientes per¨ªodo comprendido entre 1850 y 1950. La raz¨®n de tal inter¨¦s -subordinado, naturalmente, a la opini¨®n de los albaceas- es la escasez de muestras art¨ªsticas de dicho per¨ªodo que se exhiben en los museos p¨²blicos espa?oles.
A pesar de las donaciones que algunos pintores notables han hecho de su obra, como es el caso del Museo Sorolla, el Picasso, el Zuloaga de Segovia, el Dal¨ª de Figueras, o el Mir¨®, de la fundaci¨®n del mismo nombre, o las colecciones de algunos museos provinciales propiedad de entidades p¨²blicas, el arte moderno carece del espacio y de la representaci¨®n que por su importancia merece.
De ah¨ª la idea de aprovechar la oportunidad que ofrece el legado del se?or Guitarte para llenar esa laguna e iniciar lo que podr¨ªa ser el germen de un museo de arte moderno. La propia Academia est¨¢ en condiciones de proporcionar el marco adecuado y completar as¨ª sus valiosos fondos, que incluyen la mejor colecci¨®n de dibujos de Espa?a, la de pintores cl¨¢sicos, uno de los tres ¨²nicos gabinetes de calcograf¨ªa que funcionan en el mundo, y adem¨¢s, las obras de todos los pintores que han ingresado en ella como acad¨¦micos.
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