"El tambor de hojalata", de G¨¹nter Grass, de la literatura al cine
Ayer se present¨® en Madrid la pel¨ªcula sobre la novela del escritor alem¨¢n
Anoche se proyect¨® por primera vez en Madrid, en sesi¨®n de preestreno, la versi¨®n cinematogr¨¢fica de El tambor de hojalata, que, sobre la novela de G¨¹nter Grass, ha dirigido Volker SchIoendorff. David Bennent, un chico de doce a?os, hijo de un actor y una bailarina, carga con el papel que centra la pel¨ªcula y la novela: Oscar Matzerath.
Ese ni?o terrible que, justo el d¨ªa de su tercer cumplea?os, decidi¨® dejar de crecer y se qued¨® en ese horizonte bajito, odiando infinitamente el mundo de los adultos, que adem¨¢s eran los grandes, y haci¨¦ndose cargo de su doble dote: un grito tan penetrante que pod¨ªa desgarrar los cristales de las ventanas y un tambor: la percusi¨®n personal¨ªsima que es un contrapunto de sus afectos y sus rechazos, de su humor y sus malhumores, de sus amores y su denuncia.En el largo proceso de escritura del gui¨®n, de conversi¨®n de esta novela al cine, ha habido que saltar muchas dificultades. Primero, el cambio de lenguaje, porque El tambor de hojalata -publicada en Espa?a, tras larga prohibici¨®n, por la editorial Alfaguara- sustentaba su poder de rebeld¨ªa y denuncia en un lenguaje muy especial -el salto de perspectivas, por ejemplo, la inclusi¨®n de elementos que rozan lo maravilloso, la aparici¨®n de objetos (palabras) claves cargados de significados misteriosos- y, sobre todo, como siempre en literatura, en el poder evocador de la palabra, que encuentra im¨¢genes distintas, relacionadas pon las experiencias individuales y vaya a saber qu¨¦ oscuras zonas de la personalidad, pero que en cada caso tienen encarnaciones distintas. Dar una cara y un cuerpo a Oscar Matzerath no ha sido la menor entre las dificultades, y David Bennent, un ni?o inquietante, ha sido el personaje elegido. La historia, que seg¨²n apuntaba Schloendorff en su diario, y a la primera lectura, podr¨ªa convertirse, deber¨ªa ser ?un fresco muy alem¨¢n, la historia del mundo vista y vivida desde abajo: cuadros gigantescos, espectaculares, reunidos por el min¨²sculo Oscar?, le tentaba especialmente. Al director de El joven Toerless -una pel¨ªcula de iniciaci¨®n- se le planteaba la historia justo contraria: la desiniciaci¨®n, la negativa al crecimiento, como ¨¦l apunta: ?El crecimiento personal cero.? Pens¨® -ha dicho ¨¦l mismo- en un enano. Prefiri¨® un ni?o: que la repulsa del universo nazi, de la vida provinciana y peque?oburguesa que tan ferozmente fustiga G¨¹nter Grass, se viva desde el pasado infantil de cada uno, desde el infierno perdido.
El propio G¨¹nter Grass se hab¨ªa mostrado esc¨¦ptico sobre la posible realizaci¨®n cinematogr¨¢fica de su novela. Y, en realidad, de cualquier novela, o mejor, de cualquier buena novela. ?l ha colaborado en el remodelamiento de la historia que invent¨®, en los cambios que se han hecho necesarios al volver imagen la palabra. Sobre el primer gui¨®n de Schloendorff ha dicho: ?Me di cuenta de que hab¨ªa comprendido la dimensi¨®n ¨¦pica de la obra. Me di cuenta tambi¨¦n de que tendr¨ªa el valor suficiente para remodelar el material, sin seguir servilmente el libro, sustituyendo las f¨®rmulas literarias por otras cinematogr¨¢ficas.? Y, hablando de su novela y de la pel¨ªcula, ha dicho: ?En la joven generaci¨®n actual hay mucho de Oscar Matzerath. Son tantos los que querr¨ªan escapar al proceso de volverse adulto y a las responsabilidades que esto lleva consigo, as¨ª como a las mutilaciones de un crecimiento desviado.
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