Un doble cuaderno catal¨¢n
Dos catalanas hablan, a las otras mujeres de Espa?a, de su vida interior: de sus emociones, de los deseos de ser ellas mismas, de sus cotidianidades triviales y trascendentes en esta bella edici¨®n biling¨¹e.Subidas, Montse y Mari, en el zeppelin de la palabra, cuentan sus cuentos, dibujan sus magias, albergan sus sue?os, recrean sus pensamientos, escriben sus vivencias, sus pasados remotos, sus ?aqu¨ªs y ahoras?, en la prosa y en el grafismo de este tierno y doloroso cuademo infantil.
Montse y Mari hacen, parad¨®jicamente si lo vemos superficialmente, una literatura que es infantil y adulta, literatura acompa?ada de dibujos, como habl¨¢ndose a ellas mismas, reflej¨¢ndose una en la otra, una al lado de la otra, inir¨¢ndose en las Ramblas de esa Barcelona que Gaud¨ª llen¨® de sue?os de ni?o en su magia pol¨ªcroma.
Quadern del cos i l'aigua
Montse Clave y Mari Chord¨¢La Sal. Edicions de les dones. Barcelona, 1979
Libro inencasillable -?narraci¨®n, diario ¨ªntimo, poema, carta escrita a la amiga ¨ªntima llenos los ojos de l¨¢grimas?-, escrito y dibujado desde ese fondo abisal del ser y del existir de la mujer.
Necesidad c¨®smica del mar
Cuaderno, m¨¢s que libro, que recoge, como una hoja verde recoge la luz y el agua cuando llueve sobre el mundo, el s¨ªndrome de todos los poetas: el s¨ªndrome del mar, es decir, esa necesidad c¨®smica de que el mar sea de uno, s¨®lo de uno; ese deseo de abarcarlo todo que se simboliza en el mar y que mueve las pasiones, los desalientos, las desesperanzas de la humana especie.Porque este libro es el libro no del agua, sino del mar, una mediaci¨®n para llegar al mar, al mar subjetivo, de ellas, de Montse y Mari, que buscan en la ceguera de la reflexi¨®n una apoyatura para entender lo que les rodea, lo que son, lo que quieren ser.
Bomba aspirante-impelente, el mar entra y sale de la emotividad de las autoras, entra por el agujero del acantilado de su vida profunda y luego sale, como purificado. S¨ª, como purificado: porque el mar existe ya que dos mujeres lo contaron, fueron all¨ª, a la mar Oc¨¦ana y tras de la cual no estaba el tr¨®pico del legendario Lope de Aguirre, sino la propia intimidad de ellas.
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