El Guernica

En EL PA?S del d¨ªa 4 se aducen unos argumentos peregrinos para que sea Guernica el lugar de instalaci¨®n del c¨¦lebre cuadro de Picasso (el art¨ªculo habla de ?recuperar? por Euskadi, ignoramos por qu¨¦), en lugar del Museo del Prado, que es el destino generalmente admitido, por ser la voluntad expresa del autor.Un argumento del art¨ªculo mencionado es que el cuadro debe servir para ?la recuperaci¨®n de su identidad (de Euskadi) como pueblo?. Este argumento le lleva a uno a pensar que si en la actualidad, y a¨²n sin recuperar, ya est¨¢n quitando en calles y plazas nombres como Cervantes y Ram¨®n y Cajal, por no ser vascos; de Unamuno, por no haber insistido en que lo era; que se queman bosques por haber sido repoblados, con especies no aut¨®ctonas, una vez recuperadas (la identidad y el cuadro de Picasso) y pasada la novedad, no tardar¨ªa en proponerse su desinantelamiento por ser el autor andaluz, o por ser afrancesado, o por ser comunista.

El autor aduce tambi¨¦n ?la reparaci¨®n a que los vascos tienen derecho?, olvidando que quiz¨¢ la mayor¨ªa de los espa?oles piensa que m¨¢s reparaciones deben los vascos al resto de nuestro pa¨ªs que al rev¨¦s.

Otro argumento es que el cuadro servir¨ªa para evitar la contaminaci¨®n de la r¨ªa de Guernica. Si alguien pudiera tomarlo en serio, no podr¨ªa dejar de pensar si no ser¨ªa m¨¢s ¨²til en el edificio del paseo del Prado, que es la zona m¨¢s contaminada de Madrid.

El ¨²nico argumento que queda es el motivo que inspir¨® el cuadro, pero asusta pensar que se difundiese la idea: los flamencos reclamar¨ªan La rendici¨®n de Breda

El autor urge incluso una movilizaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica de Euskadi en torno al tema. Es pena que no se organizase cuando el Ayuntamiento de Guernica otorg¨® la medalla de oro de la ciudad a quien orden¨® su destrucci¨®n.