Smara presenta un aspecto de total normalidad
Con diez d¨ªas de retraso el Gobierno marroqu¨ª traslad¨® el martes a embajadores, agregados militares y periodistas al coraz¨®n de Seguiet El Hamra (ex R¨ªo de Oro), para verificar lo que ya hoy no constituye ninguna sorpresa: que la ciudad de Smara, atacada el pasado d¨ªa 6, no fue ocupada ni destruida por el Polisario.Las v¨ªas de acceso inmediato, los numerosos barracones militares los dos cuarteles, el aeropuerto, las instalaciones b¨¢sicas de la ciudad y las viviendas privadas tienen todas un abrumador aspecto de normalidad. Ni?os en las plazas, cabras por todas partes y comercios y locales que a¨²n conservan sus nombres en espa?ol siguen su habitual ritmo de vida centrado en torno al importante contingente militar all¨ª desplazado.
Unas setenta personas, periodistas en ?traje de batalla? y diplom¨¢ticos encorbatados, compartimos durante las seis horas de vuelo (ida y vuelta) los exiguos espacios de un C-130 de la fuerza ¨¢rea marroqu¨ª y las polvorientas banquetas de los Land Rover Santana, que, tanto del lado marroqu¨ª como del Polisario, es el veh¨ªculo por excelencia del desierto.
La mayor¨ªa de los diplom¨¢ticos ¨¢rabes, incluidas Siria, Irak y Libia, viajaron a Smara, junto con otros africanos de Zaire, Senegal, Gab¨®n, Rep¨²blica Centroafricana y asi¨¢ticos de Corea del Sur Malasia, India, Pakist¨¢n y Turqu¨ªa. El embajador mauritano y el corresponsal de la agencia sovi¨¦tica Tass ?no pudieron ser advertidos a tiempo?. El representante de la agencia china Sinjua se encontraba, sin embargo, entre los presentes.
Ante tanta normalidad como la observada, ?por qu¨¦ Rabat tard¨® diez d¨ªas en organizar la visita? El coronel Mohamed Ghudjami, que desde su cuartel general en Haggunia es el jefe de una vasta regi¨®n militar que incluye Smara, asegura que ¨¦l tampoco lo sabe. Los bur¨®cratas de Rabat, parece pensar cuando nos responde, no s¨®lo aumentan nuestros contratiempos sino que ni siquiera logran que se nos d¨¦ cr¨¦dito cuando la suerte nos ha sido favorable.
Un cad¨¢ver
Los hechos, sin embargo, no los pueden cambiar ni funcionarios de Rabat ni militares. Al menos ¨¦stos ¨²ltimos no lo intentan. Cuando el coronel Ghudjami indica frente a un enorme mapa el desarrollo de la batalla o muestra los veh¨ªculos destruidos, su voz suena convincente.??Hab¨ªa cubanos o extranjeros entre el Polisario?? ?Honestamente?, contesta Ghudjami, ?yo no puedo afirmarlo. S¨®lo hemos recuperado un cad¨¢ver -que nos ser¨ªa mostrado posteriormente- con rasgos asi¨¢ticos o indoamericano no circunciso.? ??Cu¨¢ntas bajas tuvo el Polisario?? ?No lo s¨¦ exactamente. Calculo que hemos recogido en el per¨ªmetro de seguridad que rodea Smara, con un radio de doce a veinte kil¨®metros alrededor de la ciudad, unos trescientos a cuatrocientos cad¨¢veres.? Cuando se le se?ala que Rabat ha dado la cifra exacta de 1.095 bajas, Ghudjami aclara: ?Ellos tienen otras cifras que incluyen los muertos causados por la aviaci¨®n.?
Con Ghudjami detallan los combates el coronel El Malti y el comandante Abdeljalak El Madani y otros oficiales. Ellos no desprecian profesionalmente al Polisario, ni le subestiman. ?En efectivos humanos?, aclaran, ?est¨¢bamos equiparados. Su potencia de fuego era, no obstante, claramente superior. Emplearon todo tipo de calibres: ca?ones de 14.5 mil¨ªmetros, de 75 mil¨ªmetros, de 122 mil¨ªmetros, ?¨®rganos de Stalin? y otros.
Unas tres feirats (regimientos de unos 1.500 hombres) atacaron en la madrugada del d¨ªa 6 los puestos avanzados de la defensa de Smara, procedentes de tres direcciones distintas. Los marroqu¨ªes les rechazaron por el Este y el Sur, pero fueron desbordados por el suroeste, que es donde muri¨® el comandante Idriss El Harti, jefe de la guarnici¨®n, y donde las FAR tuvieron el mayor n¨²mero de bajas.
Seg¨²n Ghudjami, la presencia de los polisarios hab¨ªa sido detectada dos horas antes de que se produjera el ataque, por lo que no fue una sorpresa. La contraofensiva la llev¨® a cabo el VI Regimiento, mandado directamente por el coronel Ghudjami, y la aviaci¨®n, con sus F-5 de fabricaci¨®n norteamericana y los Mirages F1 franceses, utilizados por primera vez.
De acuerdo con estos testimonios, los prisioneros capturados por el Polisario y llevados a Tinduf, as¨ª como el diputado de Smara, Uld Sidi El Bachir (del partido del Istiqlal, al igual que el diputado de Bojador, que se pas¨® al Polisario a principios de este a?o) fueron apresados en los duares y jaimas que se encuentran fuera del cintur¨®n de seguridad que protege Smara.
Al margen de este viaje que, aunque ratifica en parte la versi¨®n marroqu¨ª de los hechos, ya tiene poco impacto informativo por el retraso en organizarlo, resulta sorprendente el enorme despliegue de hombres, oficiales y equipo que se observa en el Sahara y que resulta notable, incluso en el breve espacio de dos meses transcurridos desde la ¨²ltima visita de periodistas a la regi¨®n. Es un despliegue de fuerzas que se corresponde, seg¨²n se nos indica, al efectuado del lado del Polisario.
Ahora que los expertos militares consideran que el Polisario no puede desplazar a tan importantes contingentes de hombres con material tan abundante y pesado sin el concurso de la aviaci¨®n argelina y sin el encuadramiento de altos oficiales y expertos (como los empleados en los ataques contra Bir Anzaran, Lebuirat y Smara), del lado marroqu¨ª tambi¨¦n se ven muchos m¨¢s oficiales, m¨¢s tropa, m¨¢s equipo, junto a un n¨²mero creciente de aviones F-5 y los Mirage F1, que ya son habituales en el aeropuerto de El Aai¨²n.
En contra de las primeras estimaciones de que el conflicto podr¨ªa durar as¨ª de quince a veinte a?os m¨¢s, ambos lados se refuerzan y se preparan de tal manera que m¨¢s bien parecen dispuestos a una batalla final y decisiva.
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