Memorable concierto de Mauzio Pollini en su presentaci¨®n en Madrid
El recital de Maurizio Pollini hab¨ªa despertado un inter¨¦s en verdad inusitado. Mil y una referencias de cr¨ªticos y aficionados viajeros, retransmisiones radiof¨®nicas y una breve pero preciad¨ªsima discograf¨ªa hab¨ªan rodeado al todav¨ªa joven pianista milan¨¦s de una aureola muy singular. Con el teatro Real a tope, colmado hasta el escenario, con un programa de envergadura y sin concesiones, Pollini ha justificado con creces esa expectaci¨®n.
Al t¨¦rmino del concierto, unos rememoraban aquellos Cuadros que interpretara Richter; otros, la Sonata lisztiana del recital de Gilels... Se trataba, en fin, de alinear esta soberbia actuaci¨®n con lo m¨¢s destacado que haya podido desfilar por el Real desde su reapertura, y no s¨®lo en lo que a piano se refiere. ?L¨¢stima del abuso que suele hacerse de calificativos como ?genial?, ?¨²nico?, etc¨¦tera, en lugar de reservarlos celosamente para ocasiones como la presente! Porque as¨ª ha estado Pollini en la tarde del pasado mi¨¦rcoles: genial, ¨²nico.La primera parte se cubr¨ªa con los Estudios sinf¨®nicos, de Schumann, partitura de trascendente virtuosismo y tan densa en notas que la claridad con que nos fue dada roz¨® con lo portentoso. En la segunda mitad, la Fantas¨ªa op. 49 y la Sonata n.? 2, de Chopin, interpretada esta ¨²ltima obra de un solo trazo, sin respiro entre tiempo y tiempo, en la realizaci¨®n m¨¢s concentrada, unitaria y coherente que jam¨¢s hayamos escuchado. Y tres ?propinas?: la Arabesca, de Schumann, rodeada por los Estudios op. 25, n.11, y op. 10, n.' 4, del compositor polaco.
Comprometida tarea la de resumir en unas l¨ªneas tantas sugerencias musicales como las recibidas a lo largo del recital. Claridad y pulcritud en la realizaci¨®n; control impresionante de las l¨ªneas formales y del fraseo; ausencia total de excesos din¨¢micos o expresivos. Todo justo, bello, emocionante, verdadero. S¨®lo un dominio t¨¦cnico tan completo de ?la letra? puede permitir la naturalidad, la aparente sencillez con que Pollini nos transmit¨ªa los contenidos musicales, su sustancia. Como en las grandes ocasiones, las de verdad excepcionales, pudimos incluso olvidarnos de que all¨ª hab¨ªa un instrumento, esto es, un medio fisico, sin cuyo uso no hay comunicaci¨®n posible entre el artista y su p¨²blico.
Babelia
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