Defensa de Garc¨ªa Vald¨¦s
Durante las ¨²ltimas semanas hemos asistido a una campa?a de opini¨®n sobre el tema de las prisiones, acogida y desarrollada fundamentalmente en las p¨¢ginas de ese diario, y consistente en una escalonada serie de informaciones, cr¨ªticas y ataques que, partiendo de unas denuncias por presuntos malos tratos a reclusos en la prisi¨®n de Herrera de la Mancha, puede -o pretende- afectar a la credibilidad personal y a la gesti¨®n p¨²blica- anteriormente tan ampliamente elogiada- del director general de Instituciones Penitenciarias, Carlos Garc¨ªa Vald¨¦s. Y ello precisamente en los ¨²ltimos momentos de su permanencia en el cargo y cuando acaba de ser aprobada por unamidad, y con el aplauso de las fuerzas pol¨ªticas parlamentarias, la ley General Penitenciaria.Dejando al margen la cuesti¨®n sub iudice de los presuntos malos tratos y el problema ideol¨®gico de fondo de la existencia de prisiones ?de m¨¢xima seguridad?, cuya necesidad y conveniencia es evidentemente opinable y discutible -pero cuya existencia y filosof¨ªa lo cierto es que est¨¢n recogidas en la ley Penitenciaria aprobada por el Parlamento, que pod¨ªa haberlas rechazado y no lo ha hecho-, damos por supuesto que toda gesti¨®n p¨²blica est¨¢ sujeta a la cr¨ªtica y que cualquier ser humano puede tener aciertos y errores en su actuaci¨®n, m¨¢xime si se trata de algo tan dif¨ªcil y conflictivo como las prisiones. Pero lo que no se puede es pretender descalificar globalmente una gesti¨®n, ni mucho menos a una persona, por la existencia de un solo tipo de prisi¨®n o en base a unos posibles malos tratos, que, aunque fueran definitivamente probados, no afectar¨ªan a quien, como Carlos Garc¨ªa Vald¨¦s, no habiendo recibido antes denuncias de nadie sobre posibles malos tratos en Herrera de la Mancha, y habiendo, en cambio, sido siempre enemigo declarado de tales hechos, reclama y exige en este caso una pronta investigaci¨®n a fondo por parte del fiscal.
Por el contrario, hemos de poner de relieve la honestidad personal y la buena intenci¨®n que siempre ha presidido la actuaci¨®n de Carlos Garc¨ªa Vald¨¦s, su dedicaci¨®n, su valor y los indudables logros que ha obtenido en el desarrollo de su gesti¨®n. Estamos ante una persona que se ha volcado en una ambiciosa reforma penitenciaria inspirada en principios humanitarios (entre ellos, por supuesto, el de combatir y erradicar los malos tratos, torturas y otras formas de corrupci¨®n) y en criterios cient¨ªficos. Para ello no ha regateado esfuerzos, sustrayendo incluso horas, jornadas y meses enteros al descanso. Ha procurado informar peri¨®dicamente, a fondo, y por los medios m¨¢s diversos, del estado de los centros penitenciarios y del desarrollo de la reforma -intento que se pretende ahora degradar a ?literatura de autocomplacencia?-. Ha pretendido y conseguido que la elaboraci¨®n de la legislaci¨®n penitenciaria se hiciera no al gusto de un solo partido en el Gobierno, sino comprometiendo y satisfaciendo al conjunto m¨¢s amplio posible de fuerias pol¨ªticas parlamentarias, que representan a la inmensa mayor¨ªa del pueblo. Y no se puede hablar de que hay que ?levantar la veda informativa? sobre el tema de las prisiones cuando durante su gesti¨®n se ha permitido, de modo hasta ahora pr¨¢cticamente desconocido en nuestro pa¨ªs (otra cosa es que fuera deseable aumentar el n¨²mero y frecuencia de esas oportunidades), el acceso a las mismas de los diversos medios de comunicaci¨®n: la ocasi¨®n m¨¢s reciente, por cierto, ha sido la entrada de EL PAIS, precisamente en la prisi¨®n de Herrera de la Mancha. Por otra parte, cuando un hombre, movido por su preocupaci¨®n por el tema, tiene la valent¨ªa y el coraje personal de asumir un cargo, reci¨¦n asesinado su antecesor, y afrontar permanentemente el riesgo -cierto, como demostr¨® el atentado que posteriormente sufri¨®- de correr igual suerte en cualquier mornento, resulta incre¨ªble que se pueda especular con que son futuros objetivos fuera del cargo los que est¨¢n guiando su actividad.
Por ¨²ltimo, entre los logros m¨¢s importantes de la gesti¨®n de Carlos Garc¨ªa Vald¨¦s hay que destacar: el haber promovido por primera vez en Espa?a el control parlamentario (ley Penitenciaria y no simple reglamento gubernativo) y judicial (creaci¨®n de la figura del juez de vigilancia) de la administraci¨®n penitenciaria; o el haber contribuido decisivamente a la abolici¨®n de la pena de muerte en la Constituci¨®n; haber aumentado las dotaciones materiales y presupuestarias, la incorporaci¨®n de nuevas promociones de j¨®venes a las plantillas de funcionarios y la renovaci¨®n de mandos; y haber potenciado al m¨¢ximo -casi siempre a contracorriente de las voces alarmadas de la derecha- la concesi¨®n de r¨¦gimen abierto, permisos de salida y libertades condicionales para un ampl¨ªsimo n¨²mero de penados. Siendo esto as¨ª, parece muy extra?a la insinuaci¨®n de que podr¨ªamos encontrarnos ante una persona fan¨¢tica y represora, frente a la que quiz¨¢ fuera preferible un ?actor veterano?.
El problema de las c¨¢rceles es, aqu¨ª y en todas partes, una cuesti¨®n discutible. Habr¨¢ partidarios de una l¨ªnea reformista o de una l¨ªnea radical o incluso quienes propongan su abolici¨®n. Y naturalmente que ni aqu¨ª ni en ning¨²n pa¨ªs se va a solucionar por una sola persona ni en un corto espacio de tiempo. Pero si, desde una perspectiva reformadora, alguien se ha preocupado intensamente de poner las bases de lo que puede ser un sistema penitenciario democr¨¢tico, ese alguien ha sido Carlos Garc¨ªa Vald¨¦s.
(profesor agregado de Derecho Penal), Santiago Mir Puig (profesor agregado de Derecho Penal), Barcelona. Enrique Gimbernat Ordeig (catedr¨¢tico de Derecho Penal), Alcal¨¢. Diego-M. Luz¨®n Pe?a (profesor adjunto de Derecho Penal), Madrid. Agust¨ªn Jorge Barreiro (profesor adjunto de Derecho Penal), Madrid . Miguel Bajo (profesor agregado de Derecho Penal Universidad Aut¨®noma de Madrid), Madrid. Gonzalo Rodr¨ªguez Mauruleo (catedr¨¢tico de Derecho Penal Universidad Aut¨®noma de Madrid), Madrid. Jos¨¦ A. Gimbernat (te¨®logo), Madrid. Jorge de Esteban (profesor agregado de Derecho Pol¨ªtico), Madrid. Juan Vivancos (secretario de la facultad de Derecho, Universidad Complutense), Madrid. Mar¨ªa Asunci¨®n Mila. (secretaria de la Asociaci¨®n contra la Pena de Muerte), Sevilla. Manuel Rico Lara (magistrado-juez de Peligrosidad Social), Sevilla. Antonio-Enrique P¨¦rez Lu?o (catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho), Sevilla. Ram¨®n Carande Thovar (catedr¨¢tico jubilado de Econom¨ªa Pol¨ªtica), Sevilla. Manuel Salinas, Sevilla. Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªez Alegr¨ªa (te¨®logo), Jos¨¦ Mar¨ªa Mohedano (abogado), Manuel Villar Arregui (senador), El¨ªas D¨ªaz (catedr¨¢tico), Ricardo Egea (abogado), Carlos Thiebaut (profesor adjunto universidad), Jos¨¦ Jim¨¦nez (profesor de universidad) y Jos¨¦ Manuel Ribera (m¨¦dico).
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