Padr¨®s: "El cine marginal no tiene salidas"
?Despu¨¦s de diez a?os haciendo cine, ya me estoy cansando de esto. Da la impresi¨®n de que ha sido una pasi¨®n in¨²til, algo que no ha valido para nada. Te dicen que muy bien, que eres un cachondo, un t¨ªo divertido, pero nadie te ayuda.? Antoni Padr¨®s es uno de los m¨¢ximos representantes del cine marginal espa?ol. Le han llamado de todo -terrorista, nihilista, sex¨®mano, iconoclasta, paranoico, s¨¢dico-, pero ¨¦l se lo ha tomado con humor. Igual que su doble vida: empleado de banca por las ma?anas y cineasta, poeta y pintor por la tarde.Antonio Padr¨®s, pese a sus ¨¦xitos en el extranjero, es poco conocido en nuestro pa¨ªs. ?Claro, a pesar de mi libertad de expresi¨®n, estoy marginado. Me hace mucha gracia a m¨ª esto de la marginaci¨®n. Debe desecharse como algo que uno escoge. No te marginas, te marginan.? Esta marginaci¨®n, ?este hacer el idiota?, como ¨¦l dice, ha llegado a cansar a Padr¨®s. Y se ha dado cuenta de que el cine marginal tiene pocas salidas, por no decir ninguna, en nuestro pa¨ªs.
?Tal y como est¨¢ planteado no hay alternativa. Nos devorar¨¢ el cine comercial, el de las grandes multinacionales, los supermanes y las guerras de las galaxias. Yo creo, sin embargo, que puede subsistir como cine de autor, al margen de la industria cinematogr¨¢fica. Hasta ahora ha sido un cine de insuficiencia, que ya no tiene raz¨®n de existir. La ¨²nica salida, repito, es el cine de autor; si no, al museo, y adi¨®s muy buenas.?
En el homenaje a Padr¨®s, la Seminci ha proyectado casi todas las obras del director de Tarrasa. En las de su primera etapa (Pim, pam pum, revoluci¨®n; Ice Cream; Swedenborg: ?Qu¨¦ hay para cenar, querida?), Padr¨®s reconoce que hay una presencia obsesiva de la muerte. ?Estoy acostumbrado a la muerte. De peque?o me llevaba mi abuelo al cementerio a comer pan y chocolate. Me ense?aba su futura tumba y me dec¨ªa: "Mira: ese ser¨¢ mi pisito dentro de unos a?os." Aprend¨ª entonces a ver la muerte como algo normal y a desmitificarla. Tambi¨¦n hay en mis primeras pel¨ªculas un cierto sustrato religioso. La religi¨®n es otra de mis obsesiones, aunque te?ida de una filosof¨ªa volteriana, esc¨¦ptica. Tambi¨¦n reconozco que puedo ser iconoclasta -mis pel¨ªculas lo son- y anarquista. Creo que el anarquismo, no el de las bombas, es esencial para vivir, para romper moldes.?
A partir de Lock-out (1973-1974), la obra de Padr¨®s da un giro considerable. Nueva est¨¦tica, ?motivada por las limitaciones y siempre al servicio de una idea?, y un grito contra la marginaci¨®n.
Con Shirley Temple story, una pel¨ªcula de cuatro horas en la que Padr¨®s destruye y pulveriza mitos y arquetipos, le lleg¨® la consagraci¨®n, al menos en el extranjero. En 1978, en Bruselas, le concedieron el Premio L'Aje d'Or (galard¨®n que se concede arfilme que suponga un revulsivo parecido al de L'Age d'Or en su tiempo), tras superar a directores como Rhomer, Peter Handke, Ch¨¢varri, Bigas Luna y Schoroeter. El Ministerio de Cultura ni siquiera le concedi¨® una subvenci¨®n para doblar el filme.
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