En un a?o murieron 121 mineros en Espa?a
Ciento veinti¨²n mineros perdieron la vida durante 1978 en casi trescientos accidentes de trabajo, que arrojaron un saldo de otros 169 heridos graves. Al menos uno de cada ocho accidentes ocurri¨® en la provincia de Le¨®n, que, sobre una poblaci¨®n laboral pr¨®xima a los 15.000 trabajadores en hullas y antracita, totaliz¨® en el mismo a?o quince muertos y veinti¨²n heridos graves. Las estad¨ªsticas de 1979, sin embargo, dar¨¢n cifras mucho m¨¢s abultadas tras la explosi¨®n de gris¨² registrada el pasado mi¨¦rcoles, d¨ªa 27, en el pozo Mar¨ªa de la Minero-Sider¨²rgica de Ponferrada, en el que perecieron otros diez mineros.Seg¨²n las estad¨ªsticas oficiales del Ministerio de Industria, 47 mineros murieron a lo largo de 1978 por hundimientos o desprendimientos de tierras en las galer¨ªas a consecuencia de setenta accidentes; otros 48 perecieron en veintisiete accidentes con explosivos; dieciocho en otros 54 accidentes de circulaci¨®n o transporte en el interior de las minas; dieciocho m¨¢s en accidentes mec¨¢nicos; once en accidentes que oficialmente figuran como ?ca¨ªdas?; cinco en otros nueve accidentes el¨¦ctricos; uno en cuatro accidentes ocurridos por causas ?calor¨ªficas o c¨¢usticas?; dos en otros tantos accidentes debidos a mala ventilaci¨®n de las galer¨ªas; uno por ?ca¨ªda de piedra u otro objeto?; ocho en 37 accidentes por causas ?diversas? , y, finalmente, otros dos mineros resultaron muertos en otro accidente ocasionado por el gris¨².
Nuevos peligros
Seg¨²n fuentes oficiosas consultadas por este peri¨®dico, el n¨²mero de accidentes en las minas espanolas ha disminuido sensiblemente durante la ¨²ltima d¨¦cada, ?aunque la mecanizaci¨®n de las explotaciones haya tra¨ªdo tambi¨¦n consigo nuevos riesgos?. En general, las denuncias por infracciones en materia de seguridad son hoy poco frecuentes debido a Jos controles del propio Ministerio de Industria y a las peri¨®dicas inspecciones de los t¨¦cnicos. La misma fuente descart¨® que el proceso de descapitalizaci¨®n de las minas por causa de la crisis econ¨®mica del sector, a la que vienen refiri¨¦ndose en repetidas ocasiones las empresas, pudiera suponer, a medio plazo, un serio peligro, afirmando que los problemas de seguridad eran absolutamente prioritarios sobre los de producci¨®n o rentabilidad para las inspecciones.Esta opini¨®n, sin embargo, no es compartida por el actual alcalde de Villablino, localidad minera de 16.000 habitantes, principal poblaci¨®n del valle de Laciana, donde se registr¨® el accidente del pozo Mar¨ªa el pasado mi¨¦rcoles. Manuel Rodr¨ªguez Barrero considera que el trabajo en la mina sigue siendo un riesgo m¨¢s que evidente para la vida de sus paisanos.
Seg¨²n el alcalde, militante comunista, los accidentes mortales y la silicosis son peligros demasiado pr¨®ximos para los habitantes de Villablino como para no reclamar la atenci¨®n de los pol¨ªticos. Un,picador, por ejemplo, suele tener una vida laboral activa de unos veinte a?os, por t¨¦rmino medio, y tiene que retirarse al llegar a los cuarenta. Su sueldo oscila en la cuenca minera de Laciana ?entre las 60.000 y las 125.000 pesetas, trabajando siete horas diarias, aunque la media suele situarse en torno a las 75.000?. El alcalde, que cuenta con 33 a?os de edad, reconoce que tanto los sueldos como la vida media de los mineros del interior dependen de ?c¨®mo se cuide cada uno, de la suerte y de la fortaleza fisica?.
D¨¦ficit sanitario
El alcalde se?ala tambi¨¦n que, frente a una poblaci¨®n con un elevado ¨ªndice de silic¨®ticos, el municipio no dispone m¨¢s que de un ambulatorio en cuyo servicio de urgencias se turnan tres m¨¦dicos que tienen que enviar a los pacientes graves a 64 ¨® 100 kil¨®metros de distancia -Ponferrada o Le¨®n- por falta de camas y medios t¨¦cnicos adecuados. El ambulatorio adquiri¨® hace cinco a?os una serie de aparatos m¨¦dicos que todav¨ªa no han entrado en funcionamiento y que, seg¨²n se supone, est¨¢n ya inutilizados. En caso de accidentes graves, por ejemplo, no se dispone de sala de reanimaci¨®n, todo lo cual ha sido denunciado en repetidas ocasiones por los partidos de izquierda y las centrales sindicales, la ¨²ltima vez, por UGT, a trav¨¦s de un comunicado hecho p¨²blico apenas 48 horas antes del accidente del pozo Mar¨ªa. La situaci¨®n sanitaria no es mejor en otras zonas mineras de la provincia, donde existen explotaciones sin botiqu¨ªn de urgencias y en las que para recibir cuidados m¨¦dicos hay que desplazarse hasta cuatro kil¨®metros. Es el caso, seg¨²n el secretario de prensa de UGT, Luis Santos, picador, de la empresa Antracitas San Antonio, situada entre Bembibre y Torre del Bierzo, que no dispone de practicante ni m¨¦dico para atender a los 170 trabajadores de la plantilla. La mina tampoco cuenta, por ejemplo, con un tel¨¦fono que pueda comunicarla con el exterior y, en particular, con los centros sanitarios m¨¢s pr¨®ximos, para atender a posibles accidentados.
Hasta hace apenas una d¨¦cada las minas de la zona estaban atendidas casi exclusivamente por los hombres que hab¨ªan nacido en la cuenca, si bien m¨¢s tarde se produjo una fuerte inmigraci¨®n procedente de Portugal.
En muchos casos, se trataba de j¨®venes que hu¨ªan de los largos a?os de servicio militar en Angola y Mozambique que la dictadura portuguesa impon¨ªa a los j¨®venes de aquel pa¨ªs. Posteriormente, se sumar¨ªa una importante colonia de habitantes de Cabo Verde.
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