El mismo d¨ªa,

el pasado jueves 18, y a la misma hora, siete de la tarde, en que las agencias internacionales pon¨ªan en vilo al mundo con insistentes rumores sobre la muerte del jefe del Estado sovi¨¦tico, Le¨®nidas Brejnev, el presidente del consejo de administraci¨®n del Banco Hispano Americano, Luis Usera, se sentaba en el palco de honor del teatro Bolshoi de Mosc¨², precisamente en la misma butaca que ocupa el dirigente sovi¨¦tico cuando asiste a las representaciones en este palacio esc¨¦nico. El banquero espa?ol hab¨ªa inaugurado el d¨ªa anterior las oficinas del primer banco espa?ol que se instala en la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Junto al se?or Usera, el director general del Hispano, Alejandro Albert, y el delegado en Mosc¨² de la entidad, Manuel G. Santiago, ocupaban, respectivamente, los sillones habituales de Kossiguin y Gromiko, jefe de Gobierno y ministro de Asuntos Exteriores de la URSS. El se?or Usera, que hab¨ªa sido informado de los rumores pocos minutos antes de llegar al teatro, estaba preocupado por los tres tel¨¦fonos situados en la sala de recepci¨®n que da acceso al palco, y coment¨® a sus acompa?antes: ??Ser¨¢ cierto que si levanto uno de estos auriculares sale Carter al tel¨¦fono??